Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
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Hilda Cuero mide 1.60 metros. Negra amable, mantiene en su mano derecha el cucharón con el que dispone los caldos, revuelve las viandas y sirve arroces. Hilda sonríe y me muestra cómo lleva el pollo al caldero, descuartizado, de piel teñida color amarillo, por el maíz que picoteó el alado. Hilda prepara, antes, una sopa de muchos tomates y pocas cebollas. Licúa los aliños y los vierte en el caldero. Amarra, con una liana de corteza de mata de plátano, cilantro cimarrón, tomillo y orégano y lo mete a la olla. Solícita, sumerge el pollo en la sopa. Oculta con hojas de plátano y asienta todo con la tapa del caldero. Los pollos tienen tres meses al momento del sacrificio y los fogones de Hilda cincuenta años cocinando. Por las hornillas de su cocina...
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