viernes
7 y 9
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Juan David Villa
Editor y periodista
preguntasortografia@gmail.com
Lo pillé en la prensa
“¡Cómo de película! Trasladan momias egipcias a un Museo”.
Sobra esa tilde en cómo. Sí, el hecho de que esté en una exclamación no quiere decir que pueda llevar tilde. Ya les he dicho varias veces que tenemos palabras tónicas y palabras átonas. Las tónicas tienen su respectivo acento (lo que se llama acento prosódico) en alguna de sus sílabas y las átonas no tienen ninguno. Por ejemplo, si digo “yo te quiero”, hago fuerza (acento prosódico) en yo y en qui, pero no en te. Si digo “yo quiero té”, té sí tiene acento, igual que las otras dos, y por eso el sistema ortográfico le hace poner una tilde (el acento ortográfico).
Ese como es átono, débil: díganlo bien y sentirán cómo toda la fuerza recae en la sílaba lí de película. Otra cosa es “¡cómo es posible!”, que aquí sirve de exclamación y no exactamente de pregunta. Digan “cómo es posible”. Ahora digan “como de película”.
Preguntan los lectores
Luis Eduardo Blandón Arango. Me muevo en el turismo como guía y encuentro discrepancias en el gremio sobre los conceptos de costo, valor, precio, inversión al establecer las tarifas de las excursiones. Gracias por una luz al respecto.
Mira, en el discurso coloquial son sinónimos, Luis, excepto inversión. Yo voy a la tienda y pregunto cuánto cuesta, cuánto vale, qué precio tiene. Coloquialmente. Pero las disciplinas, entre otras, sirven para definir con toda la precisión los conceptos, así que en los estudios sobre turismo estas palabras pueden (deben) tener diferencias claras, y similitudes si corresponde. O en la economía. Esto es lo que puedo decirte.
De esas que casi nunca usamos
Perícopa. Es una palabra que nos llegó del latín, pero que, más allá, viene del antiguo griego perikopḗ. Es un pasaje de la Biblia que el sacerdote lee siempre dentro de la liturgia. Como cuando al final de la misa el señor cura dice estas palabras (me parecen hermosas, por cierto): “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme” (Mateo 8, 8). La palabra es divina y sanadora (o dañadora).
No crean
“Se dice ‘buenos días’, no ‘buen día’”.
Nueva sección. En redes sociales hay mucha gente dedicada a difundir el “correcto uso del español”. Eso es bueno (no podría decir lo contrario porque, más mal que bien, es lo que yo hago), aunque no creo que el idioma necesite defensas y aunque haya tanta información equivocada. Hace mucho es viral una imagen que afirma eso que puse en comillas.
Pero no es cierto: “buenos días” o “buen día” dan lo mismo, es el mismo saludo, el mismo buen deseo. Cuando digo “buenos días”, me refiero a ese día que está empezando, pero uso lo que se llama un plural expresivo (como cuando digo “los funerales de fulano serán el sábado”, aunque el funeral sea solo uno. O como los cielos, pero me refiero a uno solo). Y lo usamos por costumbre: simplemente estamos acostumbrados a decir “buenos días” en vez de “buen día”. No es más.