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Juan David Villa
Editor y periodista
preguntasortografia@gmail.com
El diccionario de la RAE y las demás academias se llama Diccionario de la lengua española. Van 23 ediciones desde el siglo XVIII y, en los últimos cinco años, han hecho actualizaciones de la versión digital (rae.es), la que todos hemos consultado alguna vez. Así que acaba de aparecer la edición 23.5, con 3836 modificaciones, que no significan, pilas, 3836 palabras nuevas: hay palabras nuevas (al menos nuevas para el Diccionario), enmiendas (o sea, un cambio en una definición, por ejemplo), acepciones nuevas para palabras viejas.
Bitcóin, bot, ciberacoso, ciberdelincuencia, criptomoneda, geolocalizar o webinario. Todas propias de las tecnologías más modernas. Y ojo con la ortografía de bitcóin. Podemos escribirla sin tilde, pero porque acepta dos pronunciaciones diferentes. La más castellana es aguda (la tildada) y la otra, que no tiene muchos usuarios (al menos en Medellín y alrededores), es una grave, su acento está en bit. Otra advertencia más: criptomoneda es una sola palabra, no dos. No necesita guion ni nada, y la calcamos de la inglesa cryptocurrency. Y lo mismo ciberdelincuencia: una sola palabrita, sin espacio ni adorno alguno.
Audio. Obviamente no es nueva, qué obviedad acabo de decir, pero sí le han agregado una acepción muy común para nosotros: el mensaje sonoro que uno envía por algún canal digital, como “No me enviés audios largos, que me da pereza oírlos”.
Cortar y pegar. Lo mismo: les agregaron una definición que usamos hace años cuando seleccionamos un párrafo en Word, lo copiamos y lo pegamos en otro documento. Estaban demoraditos con estas.
Triaje. Esta se volvió común quizá en la última década en las salas de urgencias. Es una sospecha mía, me corregirán los médicos veteranos. Muchos la pronuncian medio afrancesada: [triáy], pero podemos decirla en buen castellano ([triáje]). Estaba ya incluida, pero solo decía “Acción y efecto de triar”. Y triar es escoger, separar, como cuando uno se sienta a elegir los fríjoles buenos de los que tienen gorgojo.
Audífonos. Estaba, cómo no, pero los españoles no le dicen audífonos al aparato que usamos para escuchar música, entre otras tareas. Así que le agregaron nuestro uso: “En los aparatos telefónicos y, en general, en todos los empleados para percibir sonidos, parte de ellos o pieza aislada que se aplica a los oídos”.
Poliamor, transgénero, pansexualidad. Otro grupo de agregadas.
Preguntan los lectores
Agustín Jaramillo Cardona. Buenas tardes, señor Villa. Mi pregunta sobre el tema: cuando nos referimos al zambo (o el sambo) o la zamba (o la samba), ¿cómo debe escribirse?
Yo me imagino, Agustín, que tu pregunta es por un zambo, aquel americano fruto de la exuberante y poderosa mezcla de nativo de esta parte del gran continente y negro del África ardiente, como canta Silvio Rodríguez. Si es así, como ves, va con z, aunque viene del latín strambus. Por cierto, zambo es familiar de una palabra que en español está algo lejos: estrabismo, que en paisa decimos “está bizco”. Resulta que zambo también es la persona que camina con las rodillas juntas y las piernas separadas. Sí, un garetas, rodillijunto patiapartado