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wilson vega
@Wilson Vega
Editor de Abecediario.co
Cada vez que a alguien, sea un periodista, un activista o un congresista de los Estados Unidos le da por airear de nuevo la idea de que hay que obligar a gigantes de Silicon Valley como Google o Facebook a partirse en compañías más pequeñas no falta quien sugiera que se trata de posiciones envidiosas, que resienten el éxito de las que son, sin lugar a dudas, empresas que construyeron su éxito con innovación.
Pero de vez en cuando, cosas como el anuncio, esta semana, de que Google pondrá fin a su política de almacenamiento ilimitado en Google Photos, lo hacen pensar a uno que tal vez lo de partir a las ‘Big Tech’ no es tan mala idea.
Primero, algo de contexto: Google Photos es un servicio de Google que permite almacenar todas y cada una de las fotos que un usuario toma con su celular en un album organizado por inteligencia artificial. Desde su anuncio, en mayo de 2015, Google ofreció a sus clientes almacenamiento ilimitado para sus fotos de hasta 16 Mp y sus videos en 1080p, algo que sobra decir contribuyó a su éxito.
Y, que nadie lo dude, FUE un éxito: le tomó cinco meses a Google Photos alcanzar los 100 millones de usuarios y un mes alcanzar 200. A dos años de su lanzamiento, lo usaban 500 millones de personas y en 2019, con apenas cuatro años de existencia, ya eran 1.000 millones. En el reporte de cifras de este año, Google estimó que unos 4.000 millones de fotos y videos son alimentados a su servicio CADA DÍA.
Pero desde junio de 2021, al superar la marca de los 15 GB de almacenamiento, los usuarios deberán pagar por el servicio. Las fotos que ya almacenaron no cuentan, pero las nuevas lo harán.
¡Pues claro! ¿Pero por qué debería Google -alega el crítico de la fila de atrás- seguir ofreciendo gratis un servicio que claramente ha de ser costoso para sus finanzas?
Bueno, la respuesta corta es que no hay ninguna razón por la que deba hacerlo, pero eso no cambia la ecuación de por qué quiso hacerlo en primer lugar.
Para empezar, porque las fotos que Google almacenó gratis para millones y millones de usuarios jugaron un papel clave en el entrenamiento de sus algoritmos de reconocimiento de imagen. En otras palabras, si hoy Google puede distinguir un perro de un gato es, en parte, gracias a su perro y a su gato. Cuando la app le pide revisar la orientación de una foto que considera torcida y usted la corrige, de hecho le está enseñando a Google a reconocer ciertos encuadres.
Miren, Google Photos es una herramienta asombrosa, y es gracias a ella que muchas de mis fotos más atesoradas viven seguras en la nube, protegidas del daño, pérdida o robo de mis dispositivos. Pero no es menos cierto que el poderío que le permitió a Google ofrecer por años almacenamiento ilimitado selló el destino de rivales como Everpix o Loom, que de ninguna manera podían competir.
Sé que no es taquillera la idea de que Google Photos no debería haber ofrecido sus servicios gratis -no es lo que digo- y no se trata de acusar a Google de nada, difícilmente podría dársele a este debate una mirada ‘moral’. Pero si Google es lo que es hoy, es porque pudo competir, cuando era apenas una pequeña empresa en un terreno equitativo con colosos como Yahoo! Pero en las condiciones actuales, los nuevos Amazon, YouTube o Netflix no podrían ganar a punta de una idea innovadora o un algoritmo más sofisticado. Cuando algo verdaderamente innovador llega al mercado es rápidamente adquirido o, en el caso de Instagram y Snapchat, copiado descaradamente.
Los gigantes de Silicon Valley son demasiado grandes, demasiado fuertes y demasiado ricos para competir en justicia, incluso si se lo propusieran.
Si Google y sus pares, que no son muchos, usan esta clase de poder económico para desarrollar su tecnología, a la vez que mantener a raya a la competencia, es porque pueden hacerlo y eso, al menos eso, es algo que los legisladores deberían revisar.