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Editorial

Mesa con el ELN: la izquierda al cuadrado

Existe el riesgo de que la negociación termine siendo un teatro en el que un gobierno de izquierda, con una guerrilla de izquierda, y organizaciones militantes de izquierda, terminen llegando a acuerdos que sean vinculantes para todos”.
Publicado

Con el apoyo internacional de Cuba, Noruega y Venezuela, arrancaron en el vecino país las negociaciones con la guerrilla del ELN. Hoy reiteramos que nuestro compromiso ético es con la paz y con la vida, por lo cual acogemos todo intento de acabar, por la vía negociada, los conflictos que tanto dolor y muerte le producen a Colombia. Eso sí, siempre y cuando a los involucrados los inspire un deseo sincero de reconciliación y busquen el bienestar de todos los colombianos.

En ese orden de ideas, la instalación de la mesa es en sí misma una noticia positiva. En cuanto a la conformación del grupo negociador en representación del gobierno nacional son varias las reflexiones que se pueden hacer. Es evidente que en su mayoría se trata de un grupo en el que están interpretadas las ideas de izquierda. De los 13 miembros 9 son exguerrilleros, o hijos de exguerrilleros, o activistas de derechos humanos o de temas indígenas o ambientales. Los otros cuatro son dos representantes de gremios, Fedegán y Acopi, un coronel en retiro y un almirante que participó en los procesos de paz con las Farc.

Sin embargo, el hecho de que no parezca un grupo equilibrado no es necesariamente malo: tantas veces se ha fracasado en Colombia en este tipo de diálogos que tal vez experimentar en este diálogo de izquierda institucionalizada con izquierda ilegal eventualmente puede traer mejores resultados. Incluso, es interesante tener en la mesa del gobierno representantes de sectores que nunca antes habían sido convocados a este tipo de diálogos.

Hay que decir que la presencia de José Félix Lafaurie, si bien es un gesto de apertura, no hace una mesa plural. Entre otras cosas porque el presidente de Fedegán interpreta un sector muy específico del pensamiento de derecha.

Por esa conformación no es extraño que el ELN se haya sentado con tanta prontitud a la mesa, cuando históricamente su talante ha sido el de dilatar los diálogos desde el comienzo hasta el final. Es evidente que el ELN se siente en confianza.

La pregunta es ¿A qué tipo de acuerdo pueden llegar el Gobierno y la guerrilla en este contexto?

El jefe del ELN en la mesa, Pablo Beltrán, dijo que ellos no estaban interesados en pedir curules en el Congreso. “Estas mesas no se pueden ver como un trueque de favores, en donde el Gobierno le pide al Eln y el Eln le pide al Gobierno. Aprovechamos para dejar esta constancia: el Eln no pide nada”.

Tradicionalmente el ELN ha dicho que la negociación no debe ser con el Estado sino con la sociedad, cosa que concretaban en su idea de que el eje no fuera una mesa de negociación sino una “convención nacional de paz”. Con este modelo existe el riesgo de que la negociación termine siendo un teatro en el que un gobierno de izquierda, con una guerrilla de izquierda, y organizaciones militantes de izquierda, terminen llegando a acuerdos que sean vinculantes para todos. La sociedad civil es mucho más que las organizaciones de la izquierda, y toda ella tiene derechos.

Las “primeras de cambio” nos ratifican el temor, que veníamos sintiendo ya desde antes, de que por esta vía el gobierno pretenda lavarle la cara al ELN. Negociar con esta organización no debería implicar desconocer los horrendos crímenes de los cuales esta guerrilla ha sido responsable en tantas décadas.

En esa vía, desconcierta la declaración del jefe negociador Otty Patiño, quien habla de una “simpatía indudable entre la delegación del ELN y el actual gobierno”. Esto es una bofetada para las decenas de miles de víctimas de los crímenes y el terrorismo del ELN. ¿Va a declarar el gobierno simpatía por quienes quemaron vivas a 84 personas en Machuca, por quienes han destruido ecosistemas llenando los ríos de petróleo y gasolina con sus atentados? La simpatía del gobierno no debería ser para los criminales sino para la gente que es víctima de ellos.

Se anunció también, por ejemplo, la participación como “gestora de paz” de alias “Violeta” del ELN, hoy capturada, y a quien las autoridades señalan de haber participado en la bomba del centro comercial Andino de Bogotá. Allí murieron tres personas y quedaron heridas otras más. Un atentado con toda la sevicia, contra un objetivo única y totalmente civil, contrario a toda norma de derecho internacional. Que el entusiasmo no nos haga olvidar a las víctimas.

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