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No pegó la ilustración

Preocupa esa predilección de Gustavo Petro por poner en cargos públicos a quienes el conocimiento, la especialidad o el desarrollo de la ciencia y los saberes, parece tenerlos sin cuidado.

29 de noviembre de 2024
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  • Preocupa esa predilección de Gustavo Petro por poner en cargos públicos a quienes el conocimiento, la especialidad o el desarrollo de la ciencia y los saberes, parece tenerlos sin cuidado.
    Preocupa esa predilección de Gustavo Petro por poner en cargos públicos a quienes el conocimiento, la especialidad o el desarrollo de la ciencia y los saberes, parece tenerlos sin cuidado.

El Colombiano

La Ilustración –con mayúscula– fue un momento estelar de la humanidad porque luego de varios siglos de oscuridad, en la llamada Edad Media, logró darle espacio al brillo de la ciencia y del conocimiento. La ignorancia, la superstición y la tiranía que gobernaba en los años 1.500 y 1.600, le fue dando paso a la aparición de pensadores, filósofos y científicos que a mediados de los años 1.700 comenzaron a escribir uno de los siglos más brillantes de la historia. Gracias a La Ilustración se ‘inventó’ la democracia, y el mundo empezó a girar alrededor de conceptos como conocimiento, razón, ciencia, libertad, igualdad y progreso, con los que se han escrito los mejores capítulos de su historia. Gracias a La Ilustración se dio la Revolución Francesa, la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Industrial en Inglaterra. Este largo abrebocas nos sirve para entender lo que puede llegar a significar que hoy, casi 300 años después, con el Gobierno de Gustavo Petro, La Ilustración en Colombia parezca no ser prioridad.

El presidente Petro ha mostrado desde que asumió el poder un cierto desdén hacia atributos como el conocimiento, la ciencia y la razón. Los utiliza en sus discursos, pero a la hora de tener que ponerlos en práctica no los aplica. Le dio el cargo de ministro de Educación, por ejemplo, a un hombre cuyo irrespeto hacia los demás es proverbial y al que le aburrían las clases de la universidad, no porque fueran malas sino porque, según contó en una entrevista, no entendía. En la dirección de Planeación puso a un político que dice que las matemáticas le dieron muy duro. Y le regaló una curul en el Congreso, gracias a la lista cerrada, a una congresista que dice que obligar a los niños a ir al colegio es violencia. Si bien el conocimiento, la formación y la experiencia, no necesariamente garantizan otras cualidades como la honestidad, la disciplina o el compromiso con el servicio público, sí deberían ser un rasero básico a la hora de elegir funcionarios públicos. La humanidad ha progresado gracias al conocimiento, de manera que no se entiende por qué ahora algunos han decidido echar los pilares del progreso de la civilización a la basura.

Todo esto viene a cuento además con el reciente anuncio de que cerca de 200.000 jóvenes no iban a poder acceder a créditos educativos con subsidio estatal a través del Icetex. Sin duda, un duro golpe para la educación superior en Colombia y una cachetada al discurso de apuesta por la educación que Petro esgrimió durante su campaña. Sin embargo, el Gobierno intentó corregir ayer y aseguró que iba a garantizar los créditos para quienes ya los recibían. ¿Qué va a pasar con los jóvenes que aspiran a ingresar apenas ahora a la universidad y no van a tener la opción del préstamo del Estado? Por fortuna, van apareciendo otras alternativas.

Ayer, precisamente el Grupo Argos, en cabeza de su presidente Jorge Mario Velásquez, anunció la creación de un fondo a perpetuidad (endowment) que arranca con aportes de $40.000 millones para llegar a $200.000 millones y beneficiar hasta 500 jóvenes en tres universidades de alta calidad. Esto se suma al anuncio que hizo Nutresa, hace unos meses, en el sentido de que destinará este año $31.000 millones para becas.

Ningún gobierno anterior, por criticado que fuese, se había atrevido a tocar los recursos destinados a garantizar el acceso de los jóvenes a la universidad, especialmente de aquellos provenientes de sectores vulnerables.

La paradoja es evidente. Petro prometió en campaña abrir 500.000 nuevos cupos universitarios, pero no solo está lejos de cumplir esa promesa, sino que ahora deja coja una de las pocas herramientas que han permitido a miles de estudiantes colombianos cumplir su sueño de educación superior. El Icetex, aunque imperfecto, ha sido por décadas un salvavidas para estudiantes que no tienen otra vía para financiar sus estudios. A pesar de los problemas históricos con las tasas de interés y el endeudamiento, los subsidios otorgados por el Estado han sido esenciales para mitigar las desigualdades estructurales del sistema educativo. Y mientras Gustavo Petro no tenga en la mano una solución mejor para cubrir esa necesidad, les hace un flaco favor a los jóvenes anulando esa herramienta.

Más allá del caso coyuntural del Icetex preocupa esa predilección de Gustavo Petro por poner en cargos públicos a quienes el conocimiento, la especialidad o el desarrollo de la ciencia y los saberes, parece tenerlos sin cuidado. Sería lamentable que, como nuestra vecina Venezuela, dejáramos a un lado La Ilustración y volviéramos a la era del oscurantismo.

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