Por Marcela Vargas Aguiar
El artista y disidente político chino Ai Weiwei, reconocido por denunciar las injusticias que ocurren en su país, es un personaje bastante activo de las redes sociales. En Instagram (@Aiww) tiene más de 212 mil seguidores y en Twitter (@Aiww) más de 312 mil. A través de estas cuentas mantiene a sus seguidores al tanto de los “avatares” de su vida como cualquier persona. Últimamente sus publicaciones parecen mensajes de supervivencia: personas ataviadas entre sus ropas y bolsas térmicas, montañas de chalecos salvavidas tirados en la playa, hasta él mismo aparece usándolos en algunas fotos.
Esto se debe a que hace menos de un mes abrió un taller en el que reúne a estudiantes de China y Alemania para que elaboren proyectos artísticos relacionados con la crisis de refugiados en la isla griega de Lesbos, uno de los puertos de destino al que llegan más refugiados (3.300 diariamente, en promedio, según Acnur) huyendo de la guerra civil en Siria (que en 2016 ajusta cinco años).
Precisamente ayer, se conoció una imagen de Ai, tomada por el fotógrafo Rohit Chawla para la revista India Today, con la colaboración de los estudiantes de su taller, en la que el artista recreó con su propio cuerpo la imagen de Alan Kurdi, el niño que fue encontrado ahogado en la playa guijarros de esta misma isla, y que se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados.
“Como artista, tengo que estar relacionado con las luchas de la humanidad. Nunca separo estas situaciones de mi arte”, dijo Ai en una rueda de prensa que dio días después de instalarse en este lugar.
Óscar Roldán Alzate, curador de arte contemporáneo y Jefe del Departamento Extensión Cultural en Universidad de Antioquia, resalta que Ai Weiwei es un artista emblemático. “Su trabajo siempre está en el vilo, recalcando cómo nos relacionamos y como la política es un asunto en que el tenemos que hacer todos. Este proyecto es una nueva forma de crónica visual, de reporterismo, y acá usa su poder para informar sobre algo que nos tiene que importar a todos”.
Este artista se hizo popular porque fue arrestado por las autoridades chinas el 3 de abril de 2011. Las razones fueron confusas, el gobierno habló de una evasión de impuestos, pero pensar que los motivos fueron políticos no era descabellado, pues sus proyectos artísticos hasta ese entonces tenían una carga de denuncia frente a la violación de las libertades por parte del gobierno comunista de su país. Ai salió de la cárcel después de 81 días pero su pasaporte fue confiscado.
En protesta, a partir del 30 de noviembre de 2013, cada día puso un ramo de flores en la cesta de una bicicleta , expresando el derecho a viajar libremente. Se lo devolvieron en 2015 y cada una de estas bicicletas con flores quedó registrada en su cuenta de Twitter.
Roldán Alzate destaca que “las redes sociales han permitido cambiar la manera de hacer arte contemporáneo, pues permiten generar conciencia en muchas personas sobre temas (como los derechos humanos), ya que se llega fácil y rápidamente a una audiencia enorme. Ai Weiwei ha utilizado estas plataformas para defender valores como la justicia, la responsabilidad y la legalidad”.
El oficio del artista
El artista es un validador social y un agente de cambio que pone ante los ojos del público una obra cuyo fin es confrontar la manera como nos relacionamos entre seres humanos, como ejercemos la política, como habitamos el planeta, resume Roldán. “Ai Weiwei, en particular, entiende cómo funcionan los medios masivos y hace un manejo deliberado de ellos. Consciente de su reconocimiento y su poder como personaje de las redes sociales, pone en la palestra pública una discusión que no queremos entender”.
¿Y esto sí puede ayudar a cambiar las cosas? Claro que sí, asegura el politólogo e internacionalista Enrique Serrano. “El efecto nadie lo conoce con precisión , pero él es muy conocido y logra que sus mensajes lleguen a todo el mundo. Ai Weiwei se distingue porque su obra es verdaderamente desafiante y ahora está contribuyendo a que el tema de los refugiados sea global, una muestra de ello es que estemos hablando de esto acá”.
Sus publicaciones más recientes son fotos de noticias de la época en la que los refugiados del mundo venían de zonas de Europa como Alemania, Francia e Italia, durante la segunda guerra mundial. “Con esto Ai Weiwei nos recuerda que la condición de refugiado y de migrante ha sido, es y (¿quién puede decirnos que no?) será universal”, concluye Serrano.