La distancia mínima a la que pasará es de 3,49 millones de kilómetros, lo que equivale a nueve veces la separación entre la Tierra y la Luna. Si bien para los estándares humanos parece una cifra abrumadora, en astronomía se trata de un acercamiento que vale la pena observar, especialmente por el gran tamaño del objeto.
El asteroide 2008 DG5 fue descubierto hace más de 15 años por el Catalina Sky Survey, un proyecto de monitoreo espacial con sede en Arizona (EE. UU.), y pertenece a la familia Apolo, una clase de cuerpos cuya órbita cruza la de la Tierra. Estos asteroides son estudiados con especial atención por su proximidad relativa y su posible interés científico o, en algunos casos, preventivo.
¿Por qué se le llama “potencialmente peligroso”?
El término puede sonar alarmante, pero tiene una definición técnica específica establecida por la NASA: cualquier objeto de más de 150 metros de diámetro que se acerque a menos de 7,5 millones de kilómetros de nuestro planeta entra en la categoría de objeto potencialmente peligroso (PHO, por sus siglas en inglés).
Esto no significa que haya peligro de impacto. Según explican desde National Geographic en español, simplemente quiere decir que, en caso hipotético de colisión, el daño sería considerable y, por tanto, debe ser vigilado y documentado con rigor científico. Es una categoría de atención, no de emergencia.
La Agencia Espacial Europea ha catalogado el paso de 2008 DG5 como un evento “poco frecuente”, debido a la envergadura del asteroide. Objetos de ese tamaño no suelen acercarse con frecuencia a nuestro vecindario espacial.
A modo de comparación, basta recordar el evento de Tunguska en 1908, cuando un objeto de apenas 40 metros explotó en la atmósfera sobre Siberia y arrasó más de 2.000 km² de bosque. Aunque el 2008 DG5 no representa ninguna amenaza, su tamaño multiplica varias veces el poder destructivo potencial de aquel episodio.
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