<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

¿Cómo se gana la vida un gamer colombiano?

Julián Escobar tiene 25 años y lleva 10 dedicado a jugar League of Legends. Estas son sus experiencias buenas y amargas en esta industria.

  • En su casa , en Envigado, adecuó un espacio con todo lo que necesita para entrenar y competir. FOTO Juan Antonio Sánchez
    En su casa , en Envigado, adecuó un espacio con todo lo que necesita para entrenar y competir. FOTO Juan Antonio Sánchez
05 de noviembre de 2019
bookmark

A inicios de 2017, Julián Escobar dejó Medellín para irse a trabajar a México como jugador profesional de League of Legends (LoL), un videojuego de estrategia en el que dos equipos se enfrentan con el objetivo de destruir la base del oponente.

En esa época jugaba alrededor de 12 horas al día, 6 días a la semana. Le pagaban 1.500 dólares al mes, además de las bonificaciones por ganar un torneo. Vivía en una gaming house, un lugar adecuado para que los jugadores de un equipo residan y entrenen, dedicados de tiempo completo a practicar para los torneos de este competitivo ecosistema.

Aunque muchos podrían creer que los videojuegos son solo un pasatiempo de niños sin mayor oficio, esta es una industria como cualquier otra: tiene ligas, equipos, patrocinadores, derechos de transmisión, y sobre todo, millones de fanáticos.

Según afirma Ana María Velásquez en su libro De jugadores a profesionales, “solo la final del mundial de League Of Legends en 2018, uno de los eventos de e-sports más importantes del mundo, que se realizó en octubre en Corea del Sur, tuvo 99,6 millones de espectadores únicos y 44 millones de personas estuvieron sintonizadas simultáneamente con la transmisión en los momentos pico de la competencia. Esta última cifra equivale a la población de Colombia”.

En el prólogo para ese mismo libro, David Felipe García Solano, mánager de la Liga de Videojuegos Profesional de Colombia (LVP), escribió que “los e-sports llevan estructurándose menos de 20 años y en países como España ya generan ingresos superiores a los de la música y el cine juntos”.

Esa pasión movía a Julián desde sus entrañas cuando estaba en la universidad. Estudiaba Ingeniería Mecatrónica en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, porque sus papás nunca estuvieron de acuerdo con que gastara tanto tiempo en los videojuegos. “Para ellos lo más importante siempre fue que estudiara y obtuviera el título”, cuenta en el segundo piso de su casa en Envigado, donde adecuó un espacio con una silla especial llamada akracing overture, dos monitores y todo lo necesario para pasar largas horas trabajando.

Ahora tiene un contrato con el equipo español Mad Lions, con el que entrena un promedio de siete horas al día, todos los días de la semana, para competir en la LVP. Como estos son torneos locales, Julián no gana la suma de sus años en México, donde participaba en la Liga Latinoamericana (LLA). “Me pagan menos, pero trabajo desde mi casa, manejo mi tiempo y estoy más tranquilo”, dice.

El sueño de ser profesional

Juega desde que tiene memoria. El primer acercamiento lo tuvo por sus hermanos mayores, pero se fue metiendo cada vez más en ese mundo hasta que comenzó a competir en equipos, el primero: Red Arrows. Ahí se emocionó mucho con la idea de ser profesional, le quitaba tiempo a la universidad, la familia y hasta a la pareja, con tal de ganar. Cuando estaban en la última ronda perdieron y esa primera derrota le hizo alejarse de los videojuegos por meses, pensando que eso no era para él. “Se disolvió el equipo y yo dije: eso de los videojuegos ya pasó, ya estoy viejo”.

Decidió concentrarse en su carrera e hizo su práctica en una empresa como desarrollador web, pero sus amigos le insistieron en que volviera a jugar. Cuando comenzó nuevamente, las cosas empezaron a salir bien, ganaba los torneos a los que se inscribía con sus amigos y se le presentó la oportunidad de irse para México.

Ahí jugó para los equipos Dash9 en 2017 y Zaga Talent Gaming hasta mitad de 2018, en una experiencia que él describe como una tortura. “En el segundo equipo vivíamos en muy malas condiciones, el entrenador no era el mejor y la convivencia con el equipo era muy dura. Uno era de República Checa, otro de Dinamarca, dos mexicanos y yo”, cuenta.

Julián comenzó a enfermarse y hasta tuvo que aprender a meditar, porque los niveles de estrés y tensión eran muy altos. Finalmente, decidió regresar a Colombia para terminar sus estudios, graduarse y decidir si seguía o no como jugador profesional de Lol.

Su futuro en el ‘gaming’

Escobar cuenta que de toda su experiencia en México aprendió que el mundo laboral en los videojuegos es muy similar a practicar cualquier otro deporte de forma profesional: hay que saber trabajar en equipo, escuchar al entrenador y ser táctico, estratégico y disciplinado. Como en la mayoría de industrias: entre más grandes y ambiciosas sean las competencias que uno aspira a ganar, más grandes son los sacrificios que hay que hacer.

Este año Mad Lions, su equipo, ha ganado casi 6.000 dólares en premios por ser campeones de los dos torneos de la LVP y otro llamado Regional Norte. Pese a ese éxito, Julián tiene planes de retirarse como jugador profesional y seguir en este mundo desde otra orilla. Ya hizo papeles para irse a estudiar programación de videojuegos en el George Brown College, en Toronto, Canadá. No solamente por su pasión, sino porque ve mucho potencial en una industria que crece a un ritmo sin precedentes.

Frente a la preocupación de los papás cuando escuchan a sus hijos decir que quieren ser jugadores profesionales, Julián dice que lo mejor es verlo como los nuevos oficios y deportes que han nacido gracias a la tecnología. “Aunque no es algo malo, yo les diría que sí pongan ciertos límites”, afirma y recalca el papel que han tenido sus padres en todo este proceso. Lo más complejo de este mundo, cuenta, es que es muy inmersivo y cada vez lo será más. Por eso es importante todo el tiempo aterrizar a la vida social, cuidar de la salud mental y física, pero sobre todo, tener la posibilidad de dedicar la vida a hacer lo que uno ama.

99,6
millones de espectadores únicos tuvo la final del mundial de LoL en 2018

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD