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Los animales saben si usted está enfermo

Algunas especies de fauna son capaces de detectar dolencias humanas. Le contamos cómo.

  • Los perros tienen 300 millones de receptivos olfativos, mientras que los humanos apenas tienen seis millones. FOTO carlos velásquez
    Los perros tienen 300 millones de receptivos olfativos, mientras que los humanos apenas tienen seis millones. FOTO carlos velásquez
  • Los animales saben si usted está enfermo
13 de septiembre de 2021
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Si una abeja le saca la lengua, puede que usted tenga coronavirus, y si un perro le ladra insistentemente, puede que sufra algún cáncer o diabetes.

Parece tratarse de una broma pero es, en realidad, una forma eficaz de utilizar la sensibilidad de los sentidos de algunos animales, que resulta muy superior a la de los humanos, para ayudar en la detección de enfermedades.

Domésticos y silvestres han sido utilizados por siglos para cumplir diferentes funciones en beneficio de la humanidad: para transporte, alimentación, mensajería, y más recientemente, en labores de búsqueda y rescate, en investigaciones y criminalística y en muchas ramas de la medicina.

Es así como esa abeja y ese perro, solo por mencionar dos especies, pueden ser útiles en la identificación o el diagnóstico de algunas condiciones y padecimientos con altas tasas de efectividad y con márgenes de error reducidos.

La clave está en el olfato. Aquellas enfermedades que afectan el sistema metabólico producen olores que, aunque usted no pueda descifrar o siquiera percibir, pueden prender alarmas en los sentidos de los animales.

Lo perros tienen en sus hocicos hasta 300 millones de receptores olfativos y eso, al frente de los seis millones que tienen los humanos, les da una ventaja comparativa. Las abejas, por su parte, son capaces de localizar una flor que está a varios kilómetros de distancia porque tienen un olfato diez veces más agudo que el humano y entre tres y cuatro veces más que el del perro.

Para aprovechar esto se ha encontrado que con entrenamientos diferenciados y repetitivos es posible lograr que caballos, cerdos, ratas y ratones, aves y otros animales aprendan a identificar enfermedades como cáncer de mama o de próstata, diabetes, influenza o tuberculosis.

Con la llegada y proliferación del coronavirus, que también afecta el metabolismo, se han aplicado estas técnicas con resultados positivos en algunos países. En Bélgica, Chile, Argentina, Brasil, Australia, Líbano y España ya trabajan con perros que son utilizados en aeropuertos de Finlandia, Estados Unidos y Emiratos Árabes y las abejas en Países Bajos.

Prometen una forma más rápida y económica de detectar los casos positivos, incluso aquellos asintomáticos, sobre todo en lugares muy concurridos. Sin embargo, esta práctica no es popular en todo el mundo y tiene muchas barreras y detractores.

Enfermedades tienen olor

La diabetes es la deficiencia en la producción o utilización de la insulina, una hormona natural que produce el páncreas y que controla los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre y ayuda a que tejidos, órganos y músculos la utilicen en los procesos metabólicos.

Al ser una afectación al metabolismo, este descenso de glucosa genera un olor particular, un metabolito conocido como isopreno, que los perros pueden identificar con facilidad en el sudor, la saliva o el aliento de los que la padecen y que, de estar entrenados, pueden detectar y alertar para tomar medidas correctivas, como comerse un dulce, dice Gonzalo Moreno Restrepo, médico veterinario dedicado a formar perros en terapia y asistencia en AdiEstra, empresa de adiestramiento animal.

Los animales pueden también oler otros subproductos, como proteínas o desechos nitrogenados, explica Julio Aguirre, médico veterinario forense y zootecnista, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Uniremington. .

Así, otros casos populares en los que resultan útiles son las enfermedades prostáticas que modifican el olor del sudor o la orina y que pueden marcar los perros con precisión muy elevada. “Hay casos en los que estos animales han marcado 10 de 10 pruebas positivas, lo que constituye una respuesta muy precisa”, agrega Aguirre.

En resumen, según Héctor Fabio Aguinaga Carvajal, médico veterinario e ingeniero biomédico de la Universidad CES, “funcionan bajo mecanismos de agudeza olfativa que, al desarrollarse una enfermedad como cáncer o infección viral, ese desorden de células ahí creciendo producen sustancias que liberan olores que yo, como humano, no puedo percibir, pero que ellos sí”.

Unos más sensibles

Los olores cargan información, transportan datos y, cuando son bien utilizados, pueden salvar vidas o solucionar problemas. Los animales, continúa Aguirre, han sido utilizados por décadas como facilitadores de reconocimiento teniendo en cuenta las limitaciones nuestras en visión, audición e incluso percepciones físicas.

“Las aves de corral o los animales de compañía interpretan señales de movimientos telúricos, por ejemplo, y la odorología animal es muy común en rescates, investigaciones judiciales, búsquedas de armas o estupefacientes, e incluso en Antioquia tenemos dos perros que rastrean fauna silvestre”, añade. Son más comunes los caballos, los cerdos, los hurones, gatos, ratas y perros, pero también muchos animales silvestres que, por leyes de protección, no se utilizan para estos fines.

La universidad de Iowa descubrió que las palomas pueden detectar células cancerígenas, sobre todo de mama; en Estados Unidos determinaron que los ratones podían identificar aves infectadas con virus de la influenza H5N1; hay ratas que detectan la tuberculosis a una rapidez de 100 muestras en 20 minutos; el Smithsonian encontró que las moscas de fruta identifican con sus antenas tipos de cáncer, y en Países Bajos determinaron que la capacidad olfativa de las abejas permite encontrar anomalías en salud incluso en etapas tempranas.

Aún así, los más populares son los perros, que tienen 300 millones de receptores olfativos y olfatean entre cinco y 10 veces por segundo, mientras que el humano lo hace una vez cada segundo y medio.

Como recuerda Aguinaga, “identificar un olor no sirve de nada si no se hace el entrenamiento. De no ser así, el perro se acostumbra y no lo asocia con la enfermedad”.

La clave está en el marcador

Similar al entrenamiento casero con el que usted le enseña a su perro a sentarse, dar la pata o girar, a los animales se les prepara para aprender conductas con estímulos, dice Aguinaga. “Con aves o abejas se las encierra en un espacio donde se someten al olor en determinada cantidad y frecuencia. Al ser liberadas, van en búsqueda de esa esencia”.

Las abejas tienen facilidades extra. Se entrenan en pocos minutos con el método Pavlov (conexiones estímulo-respuesta). En el laboratorio neerlandés Wageningen Bioveterinary Research, en compañía con la empresa InsectSense, entrenaron más de 150 abejas en un laboratorio con muestras infectadas de SARS-CoV-2 de humanos. La recompensa fue agua azucarada y se usó para enseñarles a extender o sacar la lengua en la presencia del olor.

“Al repetir esta acción, las abejas asociaron la recompensa con el aroma como estímulo. Con este condicionamiento repetido, pronto comenzaron a extender la lengua solo para el olor, sin que se ofreciera una recompensa como seguimiento”, explica EFE.

En los perros y otros animales, relata Aguirre, se utilizan marcadores. Inicialmente, se determina la esencia de la enfermedad o el padecimiento, se extrae de sudor, orina, saliva u otros fluidos y en el laboratorio se identifica la molécula o se purifica o aísla el aroma. Luego, este se deposita sobre recipientes o telas. Cada uno es un marcador específico de una enfermedad.

Moreno Restrepo explica que las muestras se ubican en aparatos contenedores llamados carrusel de olfato que va avanzando hasta que el perro identifica el aroma.

Posteriormente, impregnan el olor sobre las personas y simulan diferentes situaciones y luego se va ocultando en diferentes lugares y se ubica al lado de otros aromas para que el perro lo identifique, lo aísle y lo marque. El marcador puede ser diferentes acciones, como sentarse, ladrar, dar la pata, entre otros.

En el caso de la hipoglucemia, los perros son entrenados hasta el punto en que logran ayudar en momentos de sueño a los pacientes diabéticos. “Cuando una persona está despierta y activa sabe cómo están sus niveles de glucosa, pero cuando se duerme, pueden no identificar esta baja de azúcar a tiempo. Ahí es cuando se entrenan para que logren identificar mientras duermen el olor, despertarse y hacer la marcación”.

Utilizarlos no es una práctica muy común, menos en Colombia, pero cuando se hace, se prefieren los caninos, que llevan 15.000 años en procesos de domesticación, que son más fáciles de manejar y mantener, que son culturalmente más aceptados y que se encuentran en casa urbanas y rurales

10
veces más agudo que el olfato humano y 4 veces que el del perros es el de abejas.
300
millones de receptores olfativos tienen los perros en sus hocicos.
Hay animales que saben si usted está enfermo

Uso de animales en la pandemia por coronavirus
La pandemia por coronavirus se expandió rápidamente; un virus que ha afectado a millones y que, entre las dificultades de manejo, tiene a las personas asintomáticas, a quienes no se realizan pruebas a tiempo o el hecho de que los resultados no son inmediatos. Los animales y su olfato podrían solventar esto rápidamente pues se sabe que logran identificar a una persona infectada aunque esta no presente ningún malestar o síntoma y que logran hacerlo en segundos. Para el caso de las abejas, sin embargo, sería necesario que los espacios, como aeropuertos, contaran con un biosensor dentro del cual se ubicaría a las abejas. Allí la persona podría respirar y estas identificarlas. Para entrenarlas, empresas como InsectSense ya han desarrollado varios prototipos de aparatos que preparan simultáneamente a varias de ellas y aseguran que “esta herramienta puede ser un sistema de diagnóstico muy eficaz para los países de bajos ingresos que enfrentan desafíos para acceder a la infraestructura y las tecnologías”. Estos animales no propagan la enfermedad ni se ven afectados por ella. En el caso de los perros se han obtenido muestras de sudor que están libres de partículas virales para no contagiar a perros o a quienes los acompañan y se recomienda su uso en lugares de gran afluencia, donde es inviable realizar pruebas de laboratorio con resultados inmediatos. Los canes logran procesar 50 muestras en 30 segundos con excelentes resultados, explican los investigadores. En Dubái aquellos que son detectados por los perros como casos positivos en el aeropuerto pasan posteriormente a una prueba de PCR rápida para verificar.

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