La mirada de un perro a un ser humano puede formar un profundo vínculo. Y esto parece responder a la domesticación que cambió no solo su comportamiento sino sus características anatómicas. De acuerdo a un nuevo trabajo científico publicado en PNAS la domesticación transformó la anatomía muscular facial de los perros específicamente para la comunicación facial con humanos. Y esto es destacable porque, lo dice otra investigación de Science (2002), “es una habilidad que ningún otro animal tiene”.
Los investigadores citan en su estudio: “Un músculo responsable de elevar intensamente la ceja interior está presenta uniformemente en los perros, pero no en los lobos”. También dicen en el artículo publicado el 17 de junio de 2019 que la expresión implorante tuvo tanto poder sobre los humanos durante 33,000 años de domesticación canina que “la preferencia por los perros que podrían lograr la apariencia guió la evolución de sus músculos faciales”.
El resultado es que finalmente los perros adquirieron gradualmente un nuevo músculo de la frente llamado Levator anguli oculi medialis, o LAOM. Bridget Waller, directora del Centro de Psicología Comparativa y Evolutiva de la Universidad de Portsmouth, le dijo al diario The Guardian: “Prestamos mucha atención a las caras, son significativas para nosotros y esta expresión hace que los perros se vean juveniles y tristes induce una respuesta de crianza. Es un factor tierno”.
Los ojos de los perros cachorros se logran cuando LAOM levanta las cejas interiores, en algunos casos de manera bastante dramática. El movimiento hace que los ojos se vean más grandes y la cara más infantil. Los seres humanos utilizan diferentes músculos para producir una expresión similar cuando están tristes.