<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Este es el papel que juega la tecnología en la seguridad

Cámaras para seguir placas y reconocimiento facial, además

de drones y geolocalización son utilizados contra el crimen.

  • Monitorear manifestaciones, buscar personas perdidas y ayudar en zonas de emergencia son algunos de los usos de drones en Colombia. FOTO Juan Antonio Sánchez
    Monitorear manifestaciones, buscar personas perdidas y ayudar en zonas de emergencia son algunos de los usos de drones en Colombia. FOTO Juan Antonio Sánchez
24 de mayo de 2021
bookmark

Para 2020, Colombia tenía 51,3 millones de habitantes, según el Dane, y 65,3 millones de líneas de telefonía móvil activas, según el reporte del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. Eso, en palabras sencillas, significa que cada colombiano tiene, en promedio, 1,2 líneas celulares. ¿Se imagina toda la información que pueden recolectar?

A eso, y a cientos de datos más recolectados a través de múltiples canales, se le conoce como Big Data. La explicación es sencilla: cada vez que realiza una llamada, enciende los datos o se conecta a una red WiFi, su teléfono “deja una especie de huella” que permite conocer su ubicación en tiempo real, su trayecto y el tiempo que estuvo en cada sitio, explica el experto Franklin Herrera, proveedor de tecnologías para seguridad en el país.

Lo mismo pasa con las aplicaciones que usa, las búsquedas que realiza, las compras que ejecuta y a los avisos a los que le da clic, por ejemplo; con todo eso entrenan algoritmos que más tarde predicen movimientos y actuaciones. “De hecho, una de las cosas más interesantes que hay en el momento es algo que se le llama policiamiento predictivo, que es un algoritmo que arroja posibles escenarios de dónde y a qué hora alguien va a cometer un crimen. Esto pasa mucho en Milán (España), Francia y Los Ángeles (California), donde la policía empieza a patrullar esos sitios para reducir la criminalidad”, dice el Ph.D en ciencia política y experto en seguridad, Juan Carlos Ruiz, docente de la Universidad del Rosario.

Dichos macrodatos son la base que permite que aparatos como drones, cámaras de seguridad o brazaletes eléctricos puedan convertirse en una herramienta útil para la seguridad, pues se complementan con la información de una base de datos y arrojan conclusiones que se pueden traducir en rescates, capturas y piezas claves para cualquier investigación, solo por mencionar algunos ejemplos.

Seguimiento geográfico

Fue con esa hiperconexión y con la llegada del Internet de las cosas que países en todo el mundo comenzaron a implementar la tecnología para asegurar a sus ciudadanos y luchar contra la criminalidad, tal como lo afirma Claudia Gómez, directora del internet de las cosas en la compañía Biotelecomm, una organización dedicada a asesorar naciones como Colombia, México, Israel y Estados Unidos, en seguridad y análisis de datos.

Con lo anterior, las herramientas pueden localizar todo tipo de objetos y personas. “La geolocalización es uno de los puntos más interesantes. Te da coordenadas a partir de datos obtenidos en los dispositivos. Se puede hacer seguimiento a personas protegidas e incluso, por ejemplo, delimitar espacios digitales que generan alertas cuando alguien las sobrepasa (como con los brazaletes que usan las personas privadas de su libertad)”, explica Marco Antonio Malagón, gerente de Innovación y desarrollo en la empresa de seguridad Atempi.

Aunque, claro, esos datos sensibles tienen sus límites de uso y están regulados por la ley colombiana en el Decreto 1704 de 2012 y en el Código de Procedimiento Penal, los cuales, según el abogado Juan Diego Castañeda, vocero de la Fundación Karisma –una organización que busca proteger y promover los derechos humanos y la justicia social en el diseño y uso de las tecnologías digitales–, establecen que “en el país solo se puede acceder a la geolocalización y a la información que guardan los dispositivos para investigar la comisión de delitos, por lo que no es una herramienta de uso abierto”.

Ahora bien, según Malagón, ese geoposicionamiento, además de ser extremadamente efectivo en entornos militares y de seguridad nacional, también funciona para que empresas de gran tamaño sepan en tiempo real dónde están sus colaboradores y sus mercancías, con sus respectivos permisos consensuados.

“La tecnología va desde saber si todos llegaron a la planta, hasta conocer en tiempo real si están en su zona o un espacio restringido. Con la mercancía, que a veces es extremadamente costosa, sucede igual: pueden saber si van por la ruta adecuada, si hay excesos de velocidad que puedan afectar el producto, entre múltiples funciones”, añadió Malagón.

Con tecnologías similares también se viene desarrollando una idea de “guardia virtual”, que busca sustituir los guardias de seguridad físicos, con sus armas de dotación y uniformes, por sistemas manejados a distancia que permitan reducir costos y, al mismo tiempo, mantener asegurado el lugar. Para ello, se requiere de sistemas audiovisuales integrados: cámaras, micrófonos, alertas y softwares especializados; pero también de expertos que estén detrás de la pantalla supervisando en tiempo real lo que ocurre en el sitio vigilado.

Ojos por todos lados

Las cámaras son una herramienta poderosa: son como tener ojos fijos, o moviéndose, que pueden vigilar puntos claves, detectar amenazas o seguir objetivos específicos, dice Malagón.

Uno de los puntos claves y más visibles son los drones. Esas aeronaves pequeñas que van desde el uso aficionado hasta el más técnico con especificaciones de aplicación militar. Tal como lo explica Pablo Heredia, presidente de la Asociación de Drones Profesionales de Latinoamérica, dichas máquinas ofrecen múltiples beneficios sobre otras que pueden cumplir las mismas funciones, pero que son más costosas, como los helicópteros.

“Un dron es mucho más barato, vuela sin piloto y permite visibilidad en puntos a los que otros aparatos no llegarían, como zonas de difícil acceso o de desastres, donde acercarse con humanos puede ser riesgoso”, añade Heredia.

Cámaras con sensores térmicos e infrarrojos, con zoom de hasta 40 veces y que, vinculados a la Big Data, pueden usarse en reconocimiento facial y seguimiento a objetos, placas o personas; esas son otras de las características más llamativas de los drones a nivel de seguridad.

“Incluso, las tecnologías más avanzadas –ejemplifica Heredia– nos permiten ahora tener aeronaves que vuelan a más de 30 metros de altura, donde ya son imperceptibles, y con sonidos muy bajos; por lo que pueden ser una herramienta muy discreta”.

Además, este tipo de aeronaves pueden transmitir en tiempo real lo que está capturando a través del lente, contabilizar personas e identificar riesgos desde la altura, por lo que se han convertido en un punto clave para controlar situaciones de orden público y vigilar eventos en masa, como las recientes protestas que atraviesa el país. “En este punto son muy importantes porque dan una visión estratégica de lo que está pasando y para dónde va la gente”, añade Ruiz.

Las cámaras de seguridad, por su parte, son la herramienta más usada en Colombia, “porque son económicas y porque se implementan desde hace unos 20 años en la nación”, explica Herrera.

Solo en Medellín, existen 2.886 cámaras instaladas por parte de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, “de las cuales tenemos giratorias, de reconocimiento facial y de placas, cámaras multisensor, que permiten una cobertura de 360 grados, y cámaras de analítica, que nos generan alertas si un vehículo se estaciona en determinadas zonas durante muchos minutos o si se deja un objeto abandonado”, dice el subsecretario operativo de esa dependencia, Leonardo Buitrago.

Solo con el uso de esas cámaras, según información de la Secretaría, esta ciudad logró identificar a 26 civiles portando armas de fuego, capturar a 1.187 individuos por diferentes delitos y recuperar 128 automóviles y 625 motocicletas robadas; todo esto durante 2020. “Lo que habla de una eficiencia importante a la hora de implementar tecnología para disminuir la criminalidad”, enfatizó Buitrago.

Ahora bien, el uso de la tecnología también puede escalar a niveles insospechados. Israel, por ejemplo, ha sido tendencia mundial en los últimos días con su Cúpula de Hierro, una tecnología usada en ese país desde 2011 que ha sido indispensable para evitar que los misiles enviados por sus adversarios destruyan su territorio.

Según explicaron las mismas Fuerzas de Defensa de Israel, se trata de un radar que detecta cuando un misil es lanzado hacia la nación, rastrea su camino y da indicaciones para que un soldado en la sala de operaciones lance un misil propio para interceptarlo en el aire, donde el cohete intruso explota aún en el cielo.

“Todas las cúpulas de hierro operan día y noche, bajo cualquier condición climática, contra cohetes de corto y medio al campo y puede responder a múltiples amenazas simultáneamente”, explicaron las Fuerzas de Defensa de Israel.

Otro ejemplo sucede en el país. En Colombia se viene desarrollando una tanqueta no tripulada para ser usada como herramienta antidisturbios. Se trata de una más pequeña de la que se conoce, que estaría equipada con mecanismo de disparo y posicionamiento de elementos de aturdimiento, marcación y disuasión.

Sin embargo, dicha maquina apenas se diseña y requeriría de múltiples regulaciones para que pueda ser usada contra civiles.

Vigilar la tecnología

Pese a todas las bondades que ofrecen los avances tecnológicos, “este tipo de vigilancia resulta invasiva en la mayoría de los casos, por lo que es importante establecer límites y velar porque todo se haga dentro del marco normativo”, dice Castañeda (Ver: Análisis).

Así mismo, Heredia recordó que “del mismo modo en que los drones, y cualquier otra herramienta, se usan a favor de la seguridad, pueden ser perjudiciales si caen en criminales”.

Para este último punto se han creado “contratecnologías”, que, según Heredia, son desarrollos que invalidan algunas de las acciones para mantener perímetros asegurados. “En cárceles, bases militares e infraestructuras del Estado se implementan muchas de este tipo. Para el caso de los drones, es posible hacer que pierdan el control y caigan al suelo, o interceptarlo y llevarlo hasta la base; esto, por su puesto, solo está permitido para la Fuerza Pública, que tiene el dominio del espectro radioeléctrico”, dijo Heredia.

Por último, Ruiz resaltó que, aunque es un adelanto, los desarrollos tecnológicos actuales tampoco son “la panacea” y tienen retos. “Los criminales se adaptan todo el tiempo; aprenden a evadir las cámaras y la geolocalización o se trasladan de sitio cuando un área está muy vigilada, por lo que no son una solución absoluta”, concluye

2.886
cámaras de seguridad están instaladas en Medellín: Secretaría de Seguridad

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD