Elon Musk puso en su cuenta de Twitter un video entrando a la sede principal de la red social en San Francisco, compañía que finalmente adquirió, cargando un lavamanos bajo el texto “Entering Twitter HQ – let that sink in!”, que quiere decir en español “Entrando a las oficinas principales de Twitter – ¡dejen que eso repose!”. En inglés, la palabra “sink” quiere decir lavamanos, pero la expresión “sink in” puede significar “absorberse”, “entenderse”, “captarse” o “decantar”. Musk remata el video diciendo “no lo pude evitar”.
Además de ese gesto, el empresario cambió su descripción en la biografía de la red social como “Chief Twit” algo así como “jefe de twittero” y hoy finalmente compartió una declaración dirigida a los clientes de la compañía.
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“Quería compartirles personalmente mis motivos para comprar Twitter”, dice en la publicación, para luego afirmar que mucho de lo que se rumora no es cierto. “La razón por la que adquirí Twitter es porque es importante para el futuro de la civilización tener una plaza central digital en común, donde un amplio rango de creencias se puedan debatir de manera saludable, sin que esto resulte en violencia”.
Musk ha dejado ver en sus declaraciones que no está a favor de la censura que Twitter ha ejercido sobre ideas extremistas, como las de Donald Trump, que fue expulsado de la plataforma y procedió a crear la propia. “Hay un gran peligro en la actualidad de que las redes sociales se dividan entre la extrema derecha y la extrema izquierda generando ecos que produzcan más odio y dividan nuestra sociedad”.
El empresario explicó que los medios tradicionales han caído en el juego de polarizar la opinión pública en su persecución de clics, que se traducen en ingresos monetario, pero que esto lo que está haciendo es que se pierda la “oportunidad del diálogo”.
Musk argumenta que sus intenciones no tienen que ver con los negocios, aunque sus malabares alrededor de la adquisición iban llevando a la baja del precio de la compañía, que tuvo que amenazar con recursos legales para impedir que siguiera manipulando el precio y no llevara a cabo la compra. Para el empresario, la compra de la red social “es un actor de amor por la humanidad”, aunque sabe que puede fallar en alcanzar su objetivo último de sostener esa plaza pública digital para el debate.
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El mensaje finaliza con un parte de tranquilidad para los anunciantes, que sí se preocupan por las opiniones poco correctas que tienen sus voceros o los espacios donde se mueven, cómo se pudo ver esta semana con la pérdida del rapero Ye de varios contratos publicitarios por sus opiniones antisemitas. Musk afirmó que en Twitter no se permitirá todo sin consecuencias, sino que se adherirá a las leyes, con experiencias personalizables de acuerdo a los intereses y abierta a todos.
Por otro lado, señaló que para él es más interesante la publicidad con contenido de valor, relevante, en contraposición al spam, lo que hace suponer que tomará medidas para evitar esta última práctica, que es bastante común en Twitter y se alimenta, sobre todo, de cuentas falsas.
“Twitter aspira a ser la plataforma de publicidad más respetada del mundo, que fortalezca su marca y haga crecer su empresa”, concluye. Aunque el mensaje pretende ser tranquilizador, habría que esperar en qué se traduce en la realidad y cómo esto afectaría a los usuarios, que finalmente son quienes “habitan la plaza”.