Tomar el control de una Super Nintendo significa tener en las manos 27 años de historia. Y si está acompañado de una consola en miniatura que cabe en la palma de la mano, la combinación se convierte en la renovación de un icono del universo de los videojuegos.
Nintendo lanzó la última semana de septiembre la Super Nes Classic Edition, y como sucedió con la Nes Classic Edition, desapareció de las tiendas en pocas horas. Tanto, que superó en ventas en la primer semana a su antecesora con 368.913 unidades solo en Japón, mientras que la Nes llegó en ese mismo periodo de tiempo a 262.000, según el sitio web de la industria gamer gamesindustry.biz.
Pequeña pero poderosa
La consola, hecha para coleccionistas o quienes desean rememorar los clásicos de antaño, contiene 21 juegos y dos controles (un acierto de la empresa nipona luego de las críticas por vender la Nes mini con uno solo). Cable USB con adaptador para el tomacorriente y un cable HDMI que mejora en parte los colores y los gráficos de los juegos. Sin embargo, se mantienen sus pixeles. No es una remasterización de los títulos, pues su intención es la nostalgia de lo retro.
Al encender por primera vez la consola, lo que se hace como en su versión original, esta solicita el idioma. Español está entre las opciones, pero también ruso, francés, japonés así como el inglés, entre otros. Elija el que desee, aunque tendrá la posibilidad de cambiarlo más adelante en el menú de opciones que aparecerá en la parte superior de la pantalla.
Allí también aparecerán los 21 juegos incorporados: desde Super Mario World y Super Mario Kart, hasta The Legend of Zelda: a Link to the past, Super Punch Out y Contra 3: the alien wars, representados por las imágenes de sus cajas originales. Bajo ellas, se podrán apreciar unos símbolos del control, expresando si es un juego para solo un jugador o para dos.