Las campañas de 2008 y 2012 para la presidencia de Estados Unidos dieron cátedra sobre cómo se utilizan las redes sociales para ganar una contienda electoral. La campaña de Barack Obama, en las dos ocasiones, “supo convertir las redes virtuales en redes físicas, es decir, convertir a los seguidores en votantes y a los votantes en colaboradores para conseguir más votos”, explica el experto en mercadeo digital y redes sociales, Juan Carlos Llano. ¿Los candidatos actuales le aprendieron?
Es evidente que Hillary Clinton y Donald Trump, los candidatos que van punteando en las encuestas por intención de voto (técnicamente empatados), están en las conversaciones de los usuarios de redes sociales. En Facebook, por ejemplo, Clinton registra 189,547,000 interacciones, entre “me gusta”, comentarios, publicaciones y contenidos compartidos, durante la última semana, mientras que Trump registra 188,974,000.
¿De qué hablan?
El politólogo Cristian Rojas, profesor de la Universidad de la Sabana, apunta que “si de algo han servido las redes en esta ocasión es para exponer los escándalos de uno y otro candidato más que conseguir adeptos”, y que además ese público (más joven que el votante promedio) está desencantado de las propuestas que han hecho los dos grandes partidos: “Clinton es una mujer mayor que representa la vieja clase política y Trump un outsider que les repele”, concluye.
Por su parte, el historiador y magíster en estudios políticos, Ramón Arturo Maya, decano de la Escuela de Ciencias Sociales de la UPB, analiza que “Hillary Clinton trata temas importantes en las redes, eso mantiene conformes a sus electores, mientras que los de Trump, que leen a Clinton, la siguen mirando con desconfianza, atendiendo así los argumentos del candidato republicano, quien la califica de deshonesta.
Es decir, la participación de la candidata en la red no cambia sustancialmente las diferentes opiniones que se tienen de ella. Por otro lado, Donald Trump emplea las redes con un poco más de versatilidad, pues el medio le es más conocido. En ellas mantiene su disposición continua de sembrar más temores en aquellos que están temerosos del futuro (por los emigrantes y el terrorismo), dándoles una posibilidad de manifestar su molestia por la situación del mundo y planteándoles como alternativa, difusa, un cambio radical”.
Llano interpreta esta situación como la evidencia de que estos candidatos no supieron capitalizar la experiencia de Obama -advierte que en Colombia tampoco-: “Esta campaña en Estados Unidos se ha polarizado mucho y se ha caído en el error: no se ha encausado a liderar la conversación de sus electores. En redes se habla mucho más de Trump que de Clinton, pero esta conversación no es favorable”.