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Se puede desde pequeños: 6 claves para fortalecer la salud mental de los niños

La infancia es una etapa fundamental para el mantenimiento de la salud mental. Sepa qué hacer como padre, madre o cuidador.

  • En los menores de edad es crucial, como cuidador, fortalecer su salud mental. FOTO JAIME PÉREZ.
    En los menores de edad es crucial, como cuidador, fortalecer su salud mental. FOTO JAIME PÉREZ.
10 de octubre de 2022
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Durante los primeros años de vida, al ser el cerebro un órgano altamente moldeable, las experiencias que se tienen fortalecen determinadas redes neuronales que perduran en el tiempo hasta la adultez.

Así, si durante la infancia se tienen experiencias de maltrato o abuso, las redes neuronales que van a fortalecerse y prevalecer serán aquellas que codifiquen el mundo como un lugar peligroso y la imagen de uno mismo como algo de poco valor.

Del mismo modo ocurre en el caso contrario, explica la psicóloga infantil Alejandra Robayo. Si los cuidadores primarios de un niño o niña lo tratan con respeto, validan y acompañan sus emociones y lo corrigen compasivamente, será un niño(a) que crecerá teniendo una imagen positiva de sí, que gestionará mejor sus emociones y con más posibilidades de tener relaciones sanas.

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Ahora bien, tenga en cuenta que no hay padres ni cuidadores perfectos. “No se trata de culparnos si hay algún error”, precisa Sara Valderrama Quintero, psicóloga de la Universidad CES y coautora del libro Soltar con amor. “Lo que hay que tratar de hacer es darle a la salud mental la importancia que merece, porque cuando tenemos niños sanos tendremos adultos y adolescentes sanos”.

Para cuidar la salud mental en la infancia

1. Sin golpes ni gritos. Cuando un niño está expuesto a este tipo de acciones diminuye en él su capacidad de atención, memoria y aprendizaje. ¿Por qué? Porque el miedo en los seres humanos genera un neurotransmisor llamado cortisol y, cuando hay altos niveles de esta sustancia, empiezan a haber daños en algunas conexiones neuronales. Mejor corrija mostrando límites y consecuencias (punto 2).

2. Enseñe con paciencia. Muéstreles las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, si el niño se rehúsa a llevar una chaqueta a la calle, insista explicando que le dará frío. Si sigue negándose, llévela usted y cuando el pequeño sienta frío recuérdele que usted ya le había dado una indicación para evitarlo. No premios ni castigue porque asumirán todo por miedo o en búsqueda de aprobación.

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3. Use el juego y dé opciones. Si el menor no le hace caso, recuerde que es un niño. ¿Qué hacer entonces? Juegue a “el que llegue primero” o a ser el superhéroe Flash. Así mismo, opte por dejarlo elegir, por ejemplo: “Debes escoger entre lavarte los dientes ya o ver televisión cinco minutos y luego lavarte los dientes”. En casos así, aproveche también para enseñarle a dimensionar el tiempo.

4. Valide sus emociones. Ayúdele con calma a tramitar lo que siente y entréguele herramientas para expresarse. Llévelo a nombrar la emoción y a identificar qué la desencadenó. Muéstrele que con el juego o el dibujo puede expresar lo que siente. Evite frases humillantes como “no llores por esa bobada” o “todo lo haces mal”. Esto puede llevarlos a reprimir, en ocasiones futuras, lo que sienten.

5. Llévelo a consulta. Si el niño o niña presenta dificultades con el aprendizaje, la memoria o el lenguaje, será necesario que lo revise un especialista. También si es muy rebelde, si sufre de pesadillas constantemente, luce desanimado, es agresivo o cambió de forma abrupta su forma de ser. Todos estos deben ser síntomas alarmantes que podrían indicar un trastorno o una experiencia negativa.

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6. Cuídese para cuidar. Como madre, padre o cuidador, dele espacio a la expresión de sus emociones. Así será más fácil acompañar a los niños y niñas en sus necesidades de una forma más compasiva. Además, los niños ven las maneras que tienen los adultos cercanos para gestionar sus sentimientos y conflictos, y aprenden de ellas. Sea coherente con lo que enseña y lo que hace usted mismo.

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