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La Feria de Diseño pasó por la ciudad y así como una tienda de juguetes podría embelesar a un niño, este evento parecía hacerlo con quienes se animaron a visitarlo, sobre todo diseñadores, también arquitectos y en general aquellos que creen que lo que se produce desde esta industria creativa transforma entornos.
En el recorrido por los pabellones del recinto se observaban formas, texturas, colores y materiales que se reunían en objetos, paredes o que tomaban forma como las construcciones ecológicas de Iku, un apartamento modular en medio del espacio expositivo, rodeado de plantas y al que era difícil entrar porque siempre estaba lleno, todos querían sentirlo.
En una búsqueda por encontrar aquello fuera de lo común, sin ser excepcional, que podría transformar un hogar, o una oficina, se hallaba la propuesta de Pintufresh. No era un objeto, sino ese diseño que al mismo tiempo podría ser arte, muralismo, pero esta vez pensado para ejecutarlo dentro de la casa, en una habitación o en la sala, y hecho por artistas. Según Sebastián Cuartas Vélez, director general, una tendencia actualmente.
Ahí en el principal pabellón, en el estand del Muma, había una silla sin ocupar y a su lado trapos, pedazos de tela.
Niels van der Wijk, fundador de Diseño de Holanda, una compañía enfocada en promover y distribuir el diseño de ese país en Colombia, le mostraba a los asistentes a la feria que los recortes de jean o los trozos de tela se habían convertido en el respaldo de esa silla.
Hace un año, contó él, tienen un proyecto con un estudio de diseño llamado Planq. Ese sitio desarrolla su material denominado Planq Textile, hecho de desperdicios de textil. Básicamente la empresa reúne desechos de producción, ropa con errores o uniformes viejos para transformarlos en un material que utilizan para fabricar objetos y componentes del interiorismo.
El mobiliario del edificio principal de Tommy Hilfiger en Amsterdam, por ejemplo, está hecho de sus jeans, y el de un hospital en Holanda lo fabricaron con los uniformes en desuso de las enfermeras. Adicionalmente, los muebles de las salas VIP del aeropuerto Ámsterdam Airport Schiphol los hicieron con los trajes viejos de los auxiliares de vuelo de la aerolínea KLM.
“Colombia tiene un sector de confección muy grande y eso significa muchos desechos. En este momento pasa muy frecuente que se queman, entierran los desperdicios o lo venden al mercado gris y eso no es muy sostenible. Nosotros queremos ofrecer un solución diferente para crear un economía circular porque así podemos trabajar en bajar el impacto ambiental”, explicó Niels.
Según él, ya tienen una cadena productiva en Medellín y Bogotá para producir los muebles y pueden colectar parte de los desechos locales para transformarlo en mobiliario.
Y así como con trapos se consigue una silla, pasa igual con el concreto; claro, eso ya se ha visto, pero sobre todo en espacios públicos, abiertos. Sin embargo, lo que la empresa Konkretus hace es poner este material en el menaje del hogar, el que se puede incluir en la sala, en el balcón o en los jardines.
Indira Gómez, diseñadora industrial de Konkretus, narró que después de crear varios productos para el mobiliario público urbano, creyeron que un material como ese podía usarse para el hogar porque los productos resultantes “podrían durar toda una vida si son cuidados de buena manera”, asegura ella. Así hicieron una silla llamada Linon, tiene una estructura en acero con pintura azul electroestática que pesa 40 kilos.
Salirse del común en el uso de materiales o en las formas que lograban fue lo que hizo que algunas propuestas se destacaran, era evidente porque la gente se concentraba en ellas.
Hechizoo era uno de esos “estands”, aunque particularmente no lucía como uno debido a la apropiación del espacio, por los que la gente no pasaba de largo.
No era solo una marca, en realidad representa un laboratorio que lleva años, cuenta su director creativo, Jorge Lizarazo, experimentando con materiales, una característica fundamental de los procesos que llevan a cabo cuando de construir mobiliario se trata.
Lo que han hecho, dijo él, es una observación juiciosa y meticulosa de qué hay en Colombia “y qué nos lleva a tener raíces como colombianos”. Todo eso queda en sus objetos, como unos canastos o en las telas de los muebles.
Su responsabilidad, indica Lizarazo, es estar al tanto de que el mundo y la vida cambian, y que si bien una mesa es una tapa con cuatro patas, desde el siglo XVIII hay propuestas distintas, y ellos decidieron hacer una a la que llamaron la mesa voladora porque creen que en interiorismo y arquitectura hay que aprovechar el espacio, como la quinta fachada, de donde se sostiene la mesa que vuela.
Por esa misma razón, varios de sus objetos también descolgaban del espacio.
Asimismo lo hacían las lámparas de Industrias Montoya Arango que se consiguen después de que usando un torno se deforma manualmente una lámina metálica.
De esas formas surgen materos, floreros y otros objetos como relojes, explicó Elisa Arciniegas Montoya, subgerente de la compañía.
El Despacho de Arquitectura de Lucrecia Piedrahíta Orrego igual tenía sus propuestas de mobiliario en la feria, algunos, fácilmente, se podían confundir con una escultura artística, como los hechos con tierra pesada, una especie de mesas.
Tenían una propuesta denominada paisajes contenidos modulares, materos de gran tamaño hechos con un material que uno de sus aliados, Ingepol, logra después de reciclar plástico.
Asimismo, Lucrecia colgó las lámparas que ella diseñó en homenaje al artista japonés Azuma Makoto, la gente las miraba encantada.
Eso solo fue parte de lo que dejó la séptima edición de la Feria Diseño en Medellín. También, muchas ganas de renovar espacios, pues las propuestas interesantes y asequibles que hubo eran muchas, así como para transformar el hogar por completo.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.