Samuel Castaño tenía un recuerdo familiar: el reloj de pared al que su abuelo le daba cuerda con una llave pequeña. El resto fue una mezcla de historias e imaginación, incluyendo a su otro abuelo que se murió y el pensar qué iba a pasar si se perdiera la llave del reloj aquel. A veces, dice, cuando alguien falta, todo se trastoca. La idea se hizo dibujos y después libro, y lo llamó El tiempo de mi casa.
Todo empezó en un ejercicio en Argentina para una clase de ilustración infantil. Dibujos simples, para armar una maqueta del cuento. Después hizo otra versión, que no le convenció, y en la tercera quedó listo. Porque es un juego de mirar que las ilustraciones conversen, que las nuevas se acoplen y, señala él, tengan el mismo sabor. Por eso algunas se quedan en bocetos, en versiones previas, en dibujos sueltos.
Samuel es ilustrador. Estudió diseño gráfico y, por primera vez, escribe. Ya tenía sus trazos en otros libros, pero esta vez es la conjunción de decir y dibujar. Las letras de El tiempo de mi casa son suyas y, si bien él sabe es contar con imágenes, fue dejando que la historia se escribiera, de manera empírica. A veces el texto modificó el dibujo, a veces el dibujo modificó las pequeñas oraciones que cuentan. Es una maquinita, lo describe, que funciona entre dos artes.
Entonces el niño pelinegro, de cachetes rosados, que se puso el gabán de su abuelo y un zapato gris y otro azul, mira con nostalgia hacia el suelo. Es el nieto, ese que cuenta.
Solo que, además de estar en hojas de papel, está colgado en las paredes de la CasaTeatro El Poblado desde este lunes. Las ilustraciones son también ahora exposición.
La muestra
Desde hace un tiempo el hall de la CasaTeatro se ha planteado como galería de arte. El año pasado le propusieron a Tragaluz que en este 2016 se encargara del espacio. Un nombre para resumirlo, El huésped ilustre.
La idea es exponer el trabajo de cuatro ilustradores de Tragaluz, en muestras individuales que empiezan con Samuel. Si hay una relación con libros, mejor, porque es, señala Pilar Gutiérrez, directora de la editorial, otra manera de mirar. El del ilustrador es un libro nuevo, que se lanza al tiempo de la muestra.
La propuesta tiene que ver con la intención de la editorial de pensarse como un proyecto cultural, donde el libro es la semilla, pero que pueden pasar por el arte, la música. Igual con trabajar en compañía, en hacer alianzas. En esta ocasión, con CasaTeatro.
Los dibujos están colgados detrás de un vidrio. Además hay otras ilustraciones que Samuel ha hecho, y objetos que han sido inspiración, puestos en una mesa. Es un juego entre el libro, la exhibición y esa historia que, en algún momento, cuenta que “la mañana después del entierro todos nos despertamos a horas diferentes. Pepa, la gata, despertó cuatro días después”.