Nacida el 17 de junio de 1937 en Tumaco, Nariño, Stella Márquez tuvo una infancia marcada por las raíces multiculturales de su familia. Su padre, Arturo Eduardo Márquez, provenía de una reconocida familia comerciante de la región, mientras que su madre, Stella Zawadzky Navia, descendía de inmigrantes polacos que llegaron a Cali a mediados del siglo XIX. Esa mezcla de orígenes, sumada a una educación cosmopolita, definió el carácter y la elegancia que la llevarían a conquistar las pasarelas del mundo.
En 1959 fue elegida como Señorita Colombia, lo que le permitió representar al país en Miss Universo, certamen en el que alcanzó un lugar en las semifinales. Pero fue un año después, en 1960, cuando escribió su nombre en la historia: viajó a Long Beach, California, para participar en la primera edición de Miss International y salió coronada como la primera ganadora del certamen. Tenía apenas 22 años.
Tras su victoria, Stella se casó con el empresario filipino Jorge Araneta y se radicó en Filipinas, donde se convirtió en una figura central del universo pageantil asiático.
En 1970 se naturalizó como ciudadana de ese país y, lejos de retirarse de los reflectores, fundó uno de los proyectos más ambiciosos del sector: Binibining Pilipinas Charities, Inc. (BPCI), organización sin ánimo de lucro que escoge desde entonces a las representantes de Filipinas para Miss Universo y otras competencias internacionales.
Bajo su dirección, Filipinas ha logrado coronar a cuatro Miss Universo: Gloria Díaz (1969), Margie Moran (1973), Pia Wurtzbach (2015) y Catriona Gray (2018). Todas ellas han hablado con respeto y afecto por Stella, a quien reconocen no solo como mentora, sino como una figura maternal.
Lea también: “Un reinado debe basarse 100 % en la misión social”: señorita Colombia, la paisa Catalina Duque Abréu, rumbo a Miss Internacional
Pia, por ejemplo, ha dicho públicamente que fue Stella quien confió en ella desde el inicio y que incluso le pidió permiso para usar el vestido azul filipino con el que se coronó reina universal en 2015.
Más allá de los certámenes, la organización BPCI ha desarrollado una labor social destacada. Parte de los recursos que recauda se destinan a programas de apoyo para huérfanos, familias en situación de pobreza y comunidades vulnerables en Filipinas, convirtiendo la belleza en una herramienta de transformación.
Hoy, mientras Colombia celebra un nuevo título internacional en manos de Catalina Duque, el recuerdo de Stella Márquez resurge como quien abrió muchas puertas para cientos de mujeres en el país.