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14 años atrás, cuando Sonia Aristizabal estaba en embarazo, tenía a su perro french poodle llamado “Pipo”, quien la acompañaba en todo momento, pero la gente le decía con frecuencia que cuando su hijo naciera las cosas iban a cambiar, que tal vez ya no lo iba a querer tanto como antes, o incluso, lo iba a terminar regalando.
Este tema le generaba mucha angustia y la hacía llorar, hasta que nueve meses después llegó el día del nacimiento. Contrario a lo que muchos decían, “Pipo” fue su apoyo durante ese proceso y cuando él y el bebé se conocieron, se quisieron desde el primer momento. Sin embargo, no en todos los casos sucede así.
A veces los padres deciden enfocarse en el nuevo miembro de la familia y esto es algo normal para el psicólogo Santiago Gualteros, “porque las mascotas no requieren un cuidado las 24 horas del día, como sí sucede con los bebés. A ellos hay que alimentarlos, bañarlos y estar acompañándolos; con los animales es diferente, porque solo es ponerle comida en la coca y estar cerca de ellos para que se sientan acompañados, es un poco más autónomo”
A esto se le suma que las etapas de la vida también comienzan a cambiar y antes, por ejemplo, salir el fin de semana implicaba solamente dejar a la mascota con un familiar, ahora no, los bebés requieren de otro tipo de compañías y “es en ese momento donde las prioridades comienzan a ser diferentes”, añade Gualteros.
Sin embargo, esto no quiere decir que se deba dejar a la mascota de lado, es entender que hay nuevas responsabilidades y que cada miembro de la familia ocupa un lugar y espacio importante en casa. “No hay que regalarlos, darlos en adopción ni mucho menos abandonarlos a la calle”, indica el psicólogo.
“Esto sucede de manera frecuente”, señala Laura Franco, médica veterinaria. A veces pasa porque las personas tienen temor de que su perro o gato pueda contagiarle una enfermedad al bebé, que sean agresivos con él o porque no saben cómo priorizar esa atención.
Según Franco, esto es desinformación, porque no es frecuente que estas cosas sucedan, lo mejor para despejar las dudas es consultar con un veterinario para que pueda hacer un acompañamiento a la familia y tomar ciertas medidas en caso de que sea necesario.
Para las mascotas el hecho de dejarlas de lado, no prestarles atención o no darles afecto, es algo que no pasa desapercibido y se puede notar en su comportamiento, porque ellos son rutinarios, normalmente se despiertan, comen y juegan en las mismas horas, si esto cambia es porque algo está extraño, o por el contrario, esa relación con el amo se modifica.
“En los gatos sucede que se esconden por más tiempo y no quieren socializar, con los perros pasa que buscan estar más tiempo a solas y, ambas especies, podrían incluso llegar a enfermarse por esto”, explica Andrea Mejía, médica veterinaria de la Universidad CES y etóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La clave está en conocer tanto a su animal de compañía que usted mismo sepa si algo en su comportamiento, por más mínimo que sea, cambia: “Si vemos diferencias en su personalidad incluso cuando el bebé aún no ha llegado, hay que realizar ese proceso con un profesional para que cuando ese recién nacido llegue a casa no sea tortuoso para el animal, sino que por el contrario, pueda formar un vínculo con quien llega”, comenta Mejía.
No deje de lado a su mascota, existen diferentes consejos que puede seguir para evitar que el vínculo entre ambos cambie.
A continuación los expertos le dan recomendaciones para que pueda ponerlos en práctica