La presentadora de la serie ‘Secretos de Playboy’, fue una de las primeras playmate de origen latinoamericano en aparecer en la revista y también en una de las mujeres de mayor edad en hacerlo. Cortesia Colprensa - A&E.
La Casa Playboy operó por muchos años. Lo que ocurría en el interior de esta mansión, muchos lo sospechaban, era un secreto a voces, por eso se necesitó una segunda temporada de la serie documental ‘Secretos de Playboy’, para revelar todo lo que ocultaba.
El estreno será el próximo 29 de octubre en el canal A&E, que en su primera parte se convirtió en una de las series de mayor éxito a nivel internacional. Una producción que cuenta con la conducción de Lisa Guerrero, periodista, presentadora, productora y que en su adolescencia fue porrista, y además, playmate, como se les conocía a las modelos elegidas para ser portada de la Revista Playboy.
De padre estadounidense y madre chilena, Guerrero empezó como porrista del equipo los Rams en la NFL (liga de fútbol americano) durante cuatro años, y luego se transformó en coreógrafa y directora de otros dos equipos: los Falcons y los Patriots. Más adelante dio el salto al periodismo deportivo.
Durante muchos años Playboy la buscó para que fuera su portada, pero al dejar de lado el periodismo deportivo, cerca de los 40 años de edad, pensó que podía utilizar la plataforma que le ofrecía Playboy para dar el siguiente paso en su carrera.
Así, Lisa Guerrero se convirtió en una de las primeras playmate de origen latinoamericano en aparecer en la revista y también en una de las mujeres de mayor edad en aparecer en la portada de Playboy. Sus objetivos se cumplieron. Después de posar para la revista, firmó un contrato con Inside Edition donde a sus 59 años sigue trabajando y ahora es corresponsal en jefe para todas las investigaciones. Además de ser anfitriona de ‘Secretos de Playboy’.
“Playboy se me acercó por primera vez cuando yo era una modelo muy jovencita. Tenía 19 años y querían que yo fuera parte de su agencia de modelos. Les dije ‘No quiero aparecer desnuda, no quiero ser playmate’, y ellos me dijeron que no tenía que aparecer desnuda, pero podía modelar con traje de baño o ser modelo de fitness. Entonces me contrataron y parte de esa experiencia fue que todos los viernes por la noche tenía que ir a la Mansión Playboy, a las proyecciones de las películas y a las fiestas que se organizaban. Nunca había tomado alcohol hasta ese entonces. Era muy ingenua, muy inocente. Y ahí conocí a Hugh Hefner, me intentó besar y el beso terminó en la mejilla. Era un beso húmedo y me pareció una cosa muy desagradable, por lo que traté de alejarme, busqué la forma de no tener que trabajar con Playboy porque me sentía muy incómoda. Playboy me ofrecía muchísimo dinero todos los años para hacer playmate, y cuando tenía 40 años finalmente dije que sí, porque me di cuenta de que en lugar de usar a las mujeres de la forma en que Playboy lo hacía habitualmente, a mí se me presentaba una oportunidad de usar a Playboy para que mi carrera avanzara. Ya tenía suficiente edad para estar en control de la situación. Y ya sabía que no podía dejar que un fotógrafo se aprovechara de mí, ni que tampoco alguien me acosara sexualmente o abusara de mí. Entonces tuve mucha suerte”, comentó Lisa.
Siente que tomó la mejor decisión al no aceptar la propuesta en su juventud. “Muchas mujeres jóvenes que llegaban a Los Ángeles para ser actrices o para ser modelos se transformaban en parte del universo Playboy. Porque se les ofrecía dinero, fama y, obviamente, un estatus de celebridad, ser famosas al estar conectadas a Playboy. Sin embargo, muchas de estas mujeres eran muy jovencitas, 17, 18, 19 años, no tenían la madurez para realmente poder leer los contratos adecuadamente, ni tampoco poder controlar lo que las rodeaba”.
“La organización Playboy estaba configurada para aprovecharse de las mujercitas jóvenes y de utilizarlas tanto para la revista como para las fiestas, como para los clubes u las discotecas de Playboy. Muchas mujeres estaban traumadas, eran drogadas, eran acosadas sexualmente, incluso eran abusadas sexualmente por algunos de los hombres que trabajaban en Playboy. Y esto incluye a Hugh Hefner”, dice Guerrero.
Con los años y el aumento del poder mediático hizo que Playboy se convirtiera en una organización que siempre estaba al acecho de víctimas vulnerables, algunas menores de edad, a las que se les prometía mucho dinero, lujo y éxito en el competido mundo del entretenimiento.
“Hugh Hefner era un icono y muchas personas me dijeron que en el inicio de Playboy les daba una oportunidad a las mujeres de descubrirse a sí mismas, de empoderarse sexualmente. Él siempre lo decía y afirmaba que ayudaba a las mujeres a definir su propia sexualidad. Él decía también que participaba del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos. Y la marca Playboy definió los estándares de belleza no solamente en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Creo que hay varios motivos por los cuales él pudo salirse con la suya, como dicen estas mujeres”, dijo la presentadora, y agregó: “Gracias al movimiento Me Too hace algunos años, la sociedad empezó a creerle a las mujeres. Me Too habilitó esta conversación. Y así, cuando nuestro programa le dio una oportunidad a estas mujeres de contar sus historias, finalmente las mujeres dijeron ‘voy a hablar porque ahora la gente me va a creer. Finalmente, me van a creer’”.
Muchas de las mujeres que dan testimonio en ‘Secretos de Playboy’ ya habían contado su historia hace décadas, pero nadie las había escuchado, nadie les había creído. Lo sorprendente es el número de mujeres con historias similares que contaban un recorrido muy parecido respecto a su trauma.
“Una de las cosas que más orgullo me da de la serie es que A&E brindó y ofreció una plataforma para que las mujeres cuenten su propia historia. Estas mujeres pueden ofrecer detalles, compartir imágenes y vídeos de sus carreras, responder a preguntas en entrevistas detalladas acerca de lo que les pasó. También pueden hablarse unas a las otras. En algunos de los episodios que yo presento tenemos muchas veces un panel de mujeres que me hablan a mí, pero también se hablan unas a las otras. Algunas nunca se habían conocido y fue realmente una oportunidad de empoderamiento para estas mujeres que habían sido víctimas”, continuó Lisa.
Son historias relatadas en tres partes. La primera parte preguntarles qué fue lo que las hizo llegar a Playboy. Luego, cómo fue la experiencia cuando posó para Playboy, y finalmente, el tercer aspecto y de hecho la más importante de sus historias en esta temporada fue las consecuencias.
Para la conductora de esta serie, “cada mujer tiene una historia diferente que contar esta temporada. Muchas de las mujeres que verán están felices de posar para Playboy porque lo habían hecho por un motivo específico y no todas las mujeres se sentían victimizadas por Playboy, hubo mujeres que tenían experiencias positivas, pero todas se sorprendían con algo. Siempre pasaba algo fuera de lo común y eso era siempre diferente”.
ENTRE RUMORES Y SECRETOS
La segunda temporada, que se estrenará en la noche del domingo 29 de octubre por A&E, inicia con un capítulo dedicado al momento más alto del Imperio Playboy, cuando miles de mujeres en todo Estados Unidos compitieron por la oportunidad de convertirse en playmate, pero sólo 12 fueron elegidas para el concurso de televisión ‘Who wants to be a Playboy Centerfold?’. Ahora, dichas concursantes comparten cómo fue realmente el programa, cómo ese experiencia de estar asociado con Playboy cumplió sueños, pero también les causó dolor.
Será un estreno con doble capítulo, por lo que se podrán también conocer los detalles del divorcio de Hugh Hefner a finales de los noventa y su idea de las siete novias. Para algunas, ser una de las siete novias era un puesto muy codiciado. Las novias de Hef no sólo fueron apoyadas por él, sino que también fueron utilizadas para promocionar públicamente la marca Playboy durante lujosos eventos y salidas a clubes. Pero ser novia no fue todo ostentación y glamour. El drama interno que se produjo entre las novias se desarrolló en el escenario público.
En 1977, Playboy recorrió las universidades en busca de chicas muy jóvenes dispuestas a posar en su revista. Mientras algunas se opusieron, otras buscaron aprovechar la oportunidad para lanzar sus carreras en el espectáculo. Pero las consecuencias en sus vidas personales no siempre fueron buenas.