Dolar barato: si un problema no tiene solución…busque otro problema

La angustia se ha tomado los mercados colombianos. El peso revaluado tiene preocupados a Tirios y Troyanos. Gobierno y empresarios no saben qué hacer ante una coyuntura tan negativa para los productos colombianos. Pero el tema se está abordando de una manera muy simplista: esperar que el Banco de la República y el gobierno tomen medidas para hacer subir el precio del dólar.

Pero, el problema no es sencillo. El dólar está barato en todo el mundo y ello responde a una situación objetiva: la gradual caida de competitividad de la economía norteamericana frente a Alemania, Japón y, especialmente, un pequeño grupo de mercados emergentes liderado por China e India. Adicionalmente, hay argumentos de coyuntural política macroeconómica norteamericana: la Reserva Federal y el gobierno de Estados Unidos están empeñados en mantener el dólar barato para recuperar empleos a través de un mejoramiento en su balanza comercial.

Adicionalmente, otro argumento simplista es que estamos asociando la tasa de cambio como una variable que afecta negativamente, de manera principal, al sector exportador, pero la realidad no es así. Es la industria nacional que abastece al mercado doméstico la que está pagando la  mayor parte de los platos rotos de la revaluación, lo que se convierte en factor fundamental para explicar la falta de empleos.

De hecho, a pesar de la queja de nuestros exportadores, las ventas colombianas al exterior crecieron entre 2009 y 2010, pasando de 32.853 millones de dólares a 39.820 millones. Entonces, si la situación es tan difícil, debido a la devaluación del dólar, ¿por qué las exportaciones crecen más del 20% al año? La respuesta es sencilla: estamos exportando commodities y éstos están viviendo una gran bonanza mundial.

No queremos con estos datos desconocer que algunos sectores manufactureros, -titanes, se les podría llamar- están siendo seriamente afectados con la tasa de cambio actual. Lo que deseamos plantear es una revisión del tema de manera estructural: llevamos dos decenios de apertura económica, y uno de los argumentos fundamentales para instaurar este modelo, en lugar del proteccionismo de mediados y finales del siglo XX, era la necesidad de modernizar el aparato productivo colombiano. Pero hoy, veinte años después, seguimos siendo exportadores de commodities.

Estos dos gráficos del Mincomex muestran que no hay manufacturas que tengan un peso significativo en el volúmen total de exportaciones (cerca de 40 mil millones de dólares en 2010). Definitivamente son los hidrocarburos y otros sectores de la minería que, aunados al café, copan el mayor porcentaje del mapa exportador colombiano. Excepto Venezuela, todos los demás mercados han sido fundamentalmente compradores de nuestras materias primas.

Pero, lamentablemente, Venezuela dejó de ser nuestro segundo mejor mercado, su participación ha caído del 15% a poco menos del 5% y su histórico segundo lugar ha sido ocupado por China, país que compra más del 6% de nuestra oferta.

En conclusión, si de exportar se trata, estamos exportando pero, en general, nuestra economía se ha estancado, no se ha modernizado y nuestro aparato productivo no ha cambiado de manera significativa con respecto al que teniamos antes de la apertura, ni de manera comparativa con respecto al de nuestros competidores. Colombia ocupa, según el Indice de Competitividad Global medido en 2010, el puesto 68 entre 139 naciones, muy por detras de vecinos nuestros como Chile, Brasil, Barbados, Panamá o Costa Rica.

Entonces, si no podemos frenar la devaluación del dólar, ataquemos las variables que si están en nuestras manos y de las cuales depende la competitividad de nuestras empresas: corrupción, burocracia e ineficiencia estatal, infraestructura, mano de obra calificada y estructura fiscal. Variables reconocidas como debilidades colombianas según el Indice de Competitividad Global.

Ampliar la cobertura y mejorar la calidad del sistema educativo, reducir la corrupción y mejorar la infraestructura vial son estrategias que reducen costos, disminuyen tiempos, ayudan a innovar, a mejorar la calidad y, por lo tanto, atraen inversión extranjera a la vez que elevan la productividad de la industria nacional. Aunque el dólar realmente está muy barato, el problema estructural de nuestra baja competitividad está en estas variables que son totalmente domésticas.

De otro modo, con dólar barato y economía no competitiva, no sólo vamos a perder nuestros mercados externos, sino incluso el doméstico.


5 comments

  1. LUIS ARENAS   •  

    No soy economista, soy ingeniero y micro-empresario en la manufactura, y estoy completamente de acuerdo con el contenido de este análisis, especialmente con las debilidades colombianas según el Indice de Competitividad Global.
    Cuando sera que los colombianos tomamos conciencia de que el trabajo debe estar fundamentado en el conocimiento y la ciencia, y no en el egoísmo, la ley del embudo y la diarrea mental en la que un gran porcentaje de compatriotas viven…

    • Giovanny Cardona Montoya Giovanny Cardona Montoya   •     Autor

      Gracias Luis por tu comentario.

      Tu condición de ingeniero no es una debilidad en nuestro blog, todo lo contrario. Es necesariio que los expertos en gestión de empresas trabajen con los diseñadores de productos, procesos y servicios. No hay emprendimiento sin innovacion y ahí los ingenieros son fundamentales.

      Giovanny

  2. Edinson Alvarez   •  

    Tengo una inquietud una vez leido el texo. El modernizar el aparato productivo, vovler la industria mucho ams competitivia en terminos prácticos ¿ Que significa? El atacar la corrupcion, mejorar el sistema educativo y demas me imagino que arrojará sus resultados. Pero en terminos del empresario, ¿Que le corresponderia hacer? en hechos concretos. Gracias!

    • Giovanny Cardona Montoya Giovanny Cardona Montoya   •     Autor

      Edinson: los países que han logrado elevar los niveles de competitividad de sus empresas y territorios y, en consecuencia, han elevado los niveles de bienestar de la población, son aquellos que se han especializado en productos y servicios de alto valor agregado: industrias de tecnologías avanzadas. Tal es el caso de China, los países del Sur-este Asiático, Chile, etc.

      En el caso colombiano, nuestras exportaciones siguen siendo commodities, o sea materias primas, especialmente de la minería. En consecuencia, después de 20 años de apertura, de mercados laborales más flexibles, de acceso a capital extranjero, de reformas al sistema educativo, etc. nuestra industria no sólo no ha ganado mercados internacionales, sino que, incluso, está perdiendo el mercado doméstico. Necesitamos que nuestras empresas inviertan en tecnología, en capacitación del recurso humano, innoven, patenten, realicen desarrollos de nuevos productos, servicios y procesos. A eso hacemos referencia cuando vemos un reto de las empresas en materia de competitivdad global. No podemos seguir compitiendo a través de productos de bajo precio, eso no es suficiente, hay que lograr que el mercado nos reconozca por productos diferenciados.

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