Con música dramática y refiriéndose así mismo en tercera persona, el alcalde de Puerto Berrío, Robinson Baena, le anunció a los habitantes del municipio que suspendería la entrega de carne y leche, actividad que viene adelantando desde hace meses y ha publicitado ampliamente en las redes sociales de la alcaldía, donde se le ha visto, por ejemplo, madrugando para cargar un pernil gigante, o cortando carne en una carnicería mientras un pregonero le pide a la gente repetir de quién es el pollo que van a entregar o repartiendo leche en las calles en botellas y ollas.
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En Puerto Berrío, según cifras de Antioquia Cómo Vamos, el 45% de sus habitantes viven por debajo de la línea de pobreza y el 25% sufre inseguridad alimentaria severa. Puesto en esos términos, y más allá de la posible naturaleza populista de esta iniciativa que muestra al alcalde perseguido por cámaras mientras entrega carne y leche y expone a niños llorando, la actividad de entrega de alimentos fundamentales que son de difícil acceso como la carne, huevos y leche podría sonar como una medida que podría mitigar en algo el hambre de las familias beneficiadas. El problema concretamente en este caso es el cómo.
Según la versión que entregó Baena, la Gobernación de Antioquia le notificó mediante un acto administrativo que le prohibía entregarle carne y lecha gratuita al pueblo hambriento. Y tras entregar la noticia, señaló que la norma jamás es “superior al bienestar humano” y que no puede estar por encima de la integridad de una familia.
A la normativa a la que se refiere Berrío que no puede estar por encima de la integridad de las familias, son los decretos y resoluciones que ha establecido la ley en Colombia en los últimos 20 años para garantizar la seguridad sanitaria de los alimentos que llegan a la mesa de las familias. Eso fue lo que le solicitó la Gobernación de Antioquia, que le aseguró a EL COLOMBIANO que la exigencia formal llegó luego de varias solicitudes verbales donde le pedían mejorar las prácticas sanitarias en la entrega de estos productos. Pero como dichas prácticas siguieron igual, tal como quedó registrado en publicaciones en vivo que hizo el propio mandatario, la Gobernación le solicitó esta vez de manera escrita el cumplimiento de los requisitos sanitarios de leche y carne fresca para consumo humano.
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Según la carta que le entregaron al alcalde el pasado 5 de junio, le solicitaron el cumplimiento de los requisitos para la comercialización de leche cruda destinada al consumo humano directo en el territorio nacional, tal como lo señala el Decreto 616 de 2006, que determina los parámetros que debe cumplir la leche para el consumo humano. Contrario a esto, el pasado 5 de abril a través de transmisiones en vivo por redes sociales y Tele Berrío se vio al alcalde entregando leche cruda al aire libre vertida en botellas plásticas y ollas sin ningún cumplimiento de condiciones sanitarias y de inocuidad.
Igual de preocupante resultó para la Gobernación el incumplimiento de prácticas higiénicas en la manipulación de carne el pasado 5 de mayo, cuando quedó en evidencia la violación de los decretos y resoluciones que regulan las condiciones sanitarias que deben cumplirse en la cadena de almacenamiento, transporte y comercialización de carne y productos cárnicos comestibles para garantizar su inocuidad y aptitud para el consumo humano.
Desde la Gobernación señalaron que el alcalde miente cuando asegura que le prohibieron la entrega de estos productos a la población necesitada. Lo que aseguran que intentaron desde un principio al conocer este tipo de prácticas fue pedirle que cumpliera con las normas, porque ni siquiera estaba acatando las medidas elementales como conservar la cadena de frío, ponerse guantes adecuados, gorro e indumentaria requerida. “Es tan simple como esto: ¿cómo puede la Secretaría de Salud ir a una carnicería en el Magdalena Medio a exigir medidas sanitarias si lo primero que van a responder los dueños de estas es, por qué me exigen a mí y el alcalde sí puede ignorar todas las medidas?”, manifestaron desde el gobierno departamental.
Desde la Secretaría de Salud Departamental explicaron que en el caso de la entrega de leche cruda el peligro es que pueda provenir de animales con enfermedades zoonóticas que pongan en riesgo la salud y la vida de las personas. Por tal razón, la entrega de leche cruda debe estar avalada por una certificación de que la leche produce de ganado de fincas libre de brucelosis y tuberculosis bovina, que pueden desencadenar en humanos graves cuadros febriles y hasta endocarditis, osteomielitis o meningoencefalitis.
Dionisia Yusti Rivas, subsecretaria de Salud Pública de Antioquia, reiteró que lo que buscan con el oficio es velar por el cumplimiento de todos estos protocolos y medidas, de manera que el tiempo que tarde el alcalde en reanudar su estrategia de entrega de alimentos dependerá de qué tanto demore en acatar y garantizar estas medidas.
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Mejor dicho, mientras más le baje al espectáculo y aumente la rigurosidad de la estrategia más beneficioso será para la población. Quizás las fotos y los videos le queden menos llamativos, pero la comida que esas familias vulnerables se lleven a casa será más segura para calmar su hambre.
