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Tomarse un descanso en destinos turísticos ubicados en subregiones como el Occidente, el Suroeste o el Oriente antioqueño se convirtió en un dolor de cabeza para cientos de miles de habitantes del Valle de Aburrá.
Tras el regreso de la actividad turística, paralizada durante los cierres y restricciones de la pandemia, largas y congestionadas filas de carros se tomaron las principales vías del departamento.
De acuerdo con los cálculos de la Gobernación de Antioquia, con base en los registros de la red de peajes, durante los fines de semana son al menos 400.000 los vehículos provenientes del Aburrá que circulan por las vías del departamento.
Los ejes críticos
Sergio Roldán Gutiérrez, secretario de Turismo de Antioquia, explicó que, según el diagnóstico de esa dependencia, son cuatro las conexiones más afectadas, a causa de la salida y retorno en masa de los ciudadanos durante los fines de semana.
La primera de ellas, ubicada la subregión del Oriente, es la vía entre Medellín y Guatapé, que pese a tener una extensión de 75 kilómetros aproximadamente (desde la Terminal Norte hasta Guatapé) y un tiempo de desplazamiento de una hora y media, recorrerla durante los fines de semana puede tardar hasta seis horas.
Aunque el punto más crítico de esta carretera está ubicado en el tramo entre Marinilla y Guatapé, otros municipios como Concepción, San Rafael y San Carlos han sentido los coletazos de esa congestión.
En la subregión del Suroeste, la segunda vía que colapsa durante los fines de semana es la que conduce a destinos como el municipio de Amagá, el corregimiento de Bolombolo (en Venecia), entre otros.
A través de las redes sociales, en donde EL COLOMBIANO invitó a sus lectores a contar su experiencia, usuarios precisaron que el tramo más complicado se ubica a la altura de los trabajos de Pacífico 1, entre los municipios de Caldas y Amagá.
Allí, buses intermunicipales, motos, vehículos de carga y carros quedan atrapados en largos tacos que suelen formarse los sábados en el día y los domingos desde la tarde, según los testimonios de los ciudadanos.
Los otros dos corredores problemáticos son la vía entre Medellín y Santa Fe de Antioquia y la vía entre Medellín y la subregión del Norte antioqueño, hacia municipios como San Pedro de los Milagros, Belmira.
Las soluciones
Aunque para varios de estos corredores la solución a las congestiones estaría próxima, en otros todavía sería cuestión de años.
En el caso del Suroeste, la culminación del proyecto Pacífico 1, que comprende la construcción e intervención de 50,2 kilómetros de vía, permitirá mejorar la movilidad entre los municipios de Caldas, Venecia, Titiribí y Amagá. Con corte al pasado 30 de septiembre, este tenía un avance constructivo del 77,56 %, según la ANI y se entregaría en abril de 2023. En el Occidente, las esperanzas están puestas en el proyecto Mar 1, que conectará a Medellín con el municipio de Cañasgordas. Con corte al pasado 30 de septiembre tenía un avance del 90,94 % y operaría en julio de 2022. En el Oriente, aunque desde 2012 se avanza en una alianza público privada para mejorar la vía entre Guatapé y Marinilla, esta aún está en etapa de diseños y no inicia su construcción.