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El alcalde de Medellín Daniel Quintero luce desesperado. Así se desprende del trino en el que con improperios da a entender que la fecha de encendido de la primera unidad de generación de Hidroituango podría no cumplirse según el cronograma.
“Las ratas quieren que se caiga Hidroituango. Que corramos como ellos, que cambiemos diseños, y hagamos mal las cosas para igualar nuestra suerte a la de ellos. Hidroituango sólo prenderá cuando la última prueba nos diga que todo está bien para el proyecto y para la gente”.
Y es que todo apunta, según le confirmaron fuentes cercanas al proyecto, que hay problemas para entregar a tiempo las obras y cumplir así con los compromisos adquiridos ante la Comisión de Regulación Energía y Gas, Creg. En otras palabras, están colgados.
El mensaje desatinado del alcalde llega horas después de que el diputado Luis Peláez publicara en sus redes los riesgos que existen ante la posibilidad de que Hidroituango no entre en operación el próximo 30 de noviembre, lo que obligaría a EPM a pagar cerca de $1.200 millones de dólares, o casi $5,8 billones.
El desespero del mandatario es tal que desde sus más cercanos aliados intentaron la semana pasada vender la narrativa de un supuesto plan tortuga alrededor del proyecto a fin de ganar terreno ante el eventual incumplimiento y responsabilizar así al actual consorcio constructor.
Sin prueba alguna, el presidente del Concejo Lucas Cañas y el exsecretario de Gobierno Esteban Restrepo, hablaron en distintos escenarios del supuesto plan tortuga, que fue desmentido por los contratistas de Hidroituango.
En un comunicado, estos explicaron que en los comités semanales de programación, liderados por EPM, no han recibido ningún llamado de atención por parte de la empresa, o de parte de la Interventoría, sobre atrasos en la obra u observaciones de hallazgos que cuestionen la ejecución.
Pero, ¿por qué tanto afán de los aliados del mandatario en armar un cuento de un supuesto plan tortuga, o de salir a decir, contradictoriamente, que no hay afán y que hasta se pagaría la multa por no iniciar a tiempo la generación, como lo dijo el mismo Quintero en una entrevista en Blu Radio?
Una posible explicación es que el problema lo esté teniendo EPM con otras empresas distintas a las del consorcio constructor, las encargadas de hacer el montaje de las turbinas, como Schrader Camargo o General Electric, que son las encargadas de instalar los elementos electromecánicos. De hecho, hace poco más de un mes, en Hidroituango hubo protestas, con cacerolazo incluido en el restaurante, por parte de los empleados de Schader Canargo por las condiciones salariales y de alojamiento y pararon obras durante dos días.
Desde hace un semana el alcalde Daniel Quintero empezó a ambientar el posible retraso, diciendo que de las carreras no quedaba sino el cansancio y que —incluso— era mejor pagar los $3 billones de multa por no poner a funcionar a tiempo Hidroituango, a que la presa se cayera por no hacer las pruebas adecuadas.
Luego, el pasado martes 4 de octubre, el gerente de EPM, Jorge Carrillo, en medio de la Comisión de Integración Energética Regional dijo que no entendía “el malestar” por el cambio de fechas de la entrada en operación de la hidroeléctrica y que estaban en etapa de pruebas, “y como toda prueba puede salir bien o puede detectar alguna señal”. Y apuntó que no conocía la primera obra pública que haya entrado en vigencia el día prometido.
De hecho, el alcalde de Medellín indicó que buscará la manera de mitigar otra multa si no logra cumplirse con los avances previstos para el último plazo el 30 de noviembre.