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El discurso que sacó de quicio a varios concejales de Medellín

  • Santiago Jaramillo, concejal de Medellín del Centro Democrático. FOTO JAVIER VELÁSQUEZ @JAVEYE
    Santiago Jaramillo, concejal de Medellín del Centro Democrático. FOTO JAVIER VELÁSQUEZ @JAVEYE

Al concejal del Centro Democrático Santiago Jaramillo poco le importó que el tema del debate de este miércoles fuera la construcción de Medellín desde el arte y la cultura.

Menos de cinco minutos de los casi 40 que tuvo el micrófono los invirtió en comparar el presupuesto de cultura de la Alcaldía de Federico Gutiérrez con la anterior administración; el resto del tiempo, Jaramillo habló de deporte, seguridad, extorsiones, separadores asesinos, la gestión del gobernador Luis Pérez, las palabras inspiradoras de Jorge Eliécer Gaitán, el “rincón uribista” que tiene en su casa y hasta de Abril, la perrita a la que cepilla dos veces al día para que le brille el pelo.

El sermón empezó con una propuesta insólita: para Jaramillo, el expresidente del Atlético Nacional, Juan Carlos de la Cuesta, debería ser el próximo alcalde de Medellín. Porque si pudo ganar una Copa Libertadores, seguro también puede gerenciar una ciudad.

También habló del concejal Bernardo Alejandro Guerra Hoyos, al que llama “Bernie” en tono sarcástico, dio tips para vivir la vida intensamente -“si no se despidió de su esposa hoy, se devuelve me hace el favor a amarla. Cultura ciudadana”- y acusó al alcalde Gutiérrez y al presidente Juan Manuel Santos de haberle quitado el esquema de protección.

El presidente del Concejo de Medellín, Jesús Aníbal Echeverri, aclaró que el concejal Jaramillo nunca ha solicitado un esquema de seguridad, y que en todo caso eso le corresponde a la Unidad Nacional de Protección (UNP) y no al alcalde o al mismo Presidente de la República.

“Eso hacen unos estudios, a mí por ejemplo me los hicieron en una semana, le preguntan a uno qué debates ha hecho, qué denuncias ha hecho en la Fiscalía, si en algún momento alguna entidad o persona lo ha amenazado, cuántas amenazas ha tenido. Eso es lo que define el número de escoltas que a uno le pongan”, explicó Echeverri.

Muchos concejales de la capital antioqueña no tienen escoltas porque no han hecho la solicitud o porque el estudio determinó que no los necesitan. De hecho, la UNP confirmó a EL COLOMBIANO que a principios de 2017 el Presidente del Concejo solicitó protección para Jaramillo, pero el concejal del Centro Democrático nunca hizo el trámite presencial.

Aún así, lo que más generó polémica no fueron las acusaciones de Jaramillo sobre el esquema de seguridad, sino los señalamientos contra el concejal liberal Bernardo Alejandro Guerra, al que acusó de maltratar mujeres.

Escuche aquí algunas partes del discurso:

El concejal Guerra, que no estaba en la sesión, respondió con un memorando para el presidente de la corporación:

“El artículo 162 de nuestro reglamento interno dispone, en cabeza del presidente, la facultad de imponer sanciones al concejal que falte al respeto a la corporación o ultraje al otro.

Teniendo en cuenta que en varias ocasiones el concejal Santiago Jaramillo Botero ha irrespetado a través de palabras y de vías de hecho a miembros de la corporación, e incluso al señor alcalde, durante el discurso de sesiones plenarias, solicito se sirva tomar todos los correctivos tendientes a impedir que esta clase de comportamientos anormales sigan alterando el debido desarrollo de las actividades de la corporación”.

En la carta, Guerra recordó que los discursos incendiarios de Jaramillo empezaron desde marzo de 2016, y que el año pasado ya se había hecho un procedimiento sancionatorio en su contra que terminó con la retractación pública del cabildante uribista.

“La corporación debe ser tolerante con la libertad de expresión y con los actos de irreverencia que cumplan los cometidos del control político, sin embargo, y sin perjuicio de las demás sanciones a que hubiere lugar, los insultos malintencionados y los actos de instigación a la violencia no pueden ser considerados lícitos ni deben ser tolerados”, finalizó el concejal liberal.

Lo cierto es que este miércoles el concejal Jaramillo habló de todo y al mismo tiempo habló de nada. Mencionó muchos nombres, algunas cifras y pocos hechos, no se enfocó en ningún tema -mucho menos en el arte y la cultura- y dejó boquiabiertos a los asistentes con su tono de voz.

Los menos sorprendidos fueron los otros concejales, que en un año y ocho meses ya conocen de primera mano las expresiones poco elegantes de su compañero de trabajo -el mismo Jaramillo dijo este miércoles que él habla como habla por Jorge Eliécer Gaitán y por haber recorrido los billares de los barrios de Medellín-.

“Lo que pasa es que es un estilo de él -dice el presidente Echeverri-, un estilo de hablar de esa manera, de asumir una postura, de gritar, de subir la voz, de enfrentar los problemas y los conflictos de esa manera, y yo sobre posturas no puedo opinar. Es un estilo. Siempre y cuando el señor concejal no agreda de hecho o de palabras agresivas el recinto, yo sí tengo que respetar lo que diga el concejal”.

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