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Ni de aquí ni de allá: los del barrio la Y viven en el limbo

Aunque el barrio está en El Poblado fue anexado a Santa Elena. Sus habitantes viven desconcertados.

  • El barrio La Y es un vecindario pequeño, con poco más de 100 casas. Quedó en la mitad del desarrollo inmobiliario de El Poblado. FOTO esneyder gutiérrez
    El barrio La Y es un vecindario pequeño, con poco más de 100 casas. Quedó en la mitad del desarrollo inmobiliario de El Poblado. FOTO esneyder gutiérrez
  • El barrio la Y está en medio de la explosión urbanística de El Poblado. Foto: Esneyder Gutiérrez.
    El barrio la Y está en medio de la explosión urbanística de El Poblado. Foto: Esneyder Gutiérrez.
Ni de aquí ni de allá: los del barrio la Y viven en el limbo
13 de noviembre de 2022
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El barrio la Y lleva muchos años en el limbo. Está en El Poblado, en la parte alta, sobre Los Balsos, donde la pendiente es muy pronunciada. A su lado pasa la quebrada La Aguadita, que surte el acueducto veredal. Sus habitantes dicen que su fundación data, por lo menos, de hace 100 años. Son “fundadores de El Poblado”, que llegaron cuando no se podía columbrar un solo edificio en el horizonte. Ahora están enojados porque les han dicho que el barrio, que siempre ha sido de la comuna 14, pertenece a Santa Elena. ¿Nos están sacando?, se preguntan. ¿Desde cuándo no somos de acá?, alegan.

El lío tiene más de 20 años. El decreto 46 del año 2000, expedido por la Alcaldía, definió los límites de la ciudad. Entonces se decidió que la Y pertenecía a zona rural del corregimiento de Santa Elena. Se desconoció que el barrio había estado ligado, desde su origen, a El Poblado. Tal vez por desidia, tal vez por desorden administrativo, los habitantes dicen que nunca fueron notificados de esa decisión. La situación pasó muchos años de agache, como un mero rumor.

La Y es un barrio estrato 2, construido por capataces y empleados de las fincas que señorearon El Poblado hasta la mitad del siglo XX. Con el auge inmobiliario y la decadencia de barrios encumbrados, como Prado, las colinas se convirtieron en centro de una urbanización desaforada. Torres de adobes se levantaron por doquier; la vista, antes verde y agradable, se transformó en una sucesión infinita de gigantes de cemento. La Y quedó aprisionado.

La cosa se hizo seria este año. Pese a que hace mucho, por uno u otro motivo les habían dicho que pertenecían a Santa Elena, este año se materializó. Los habitantes de la Y han gozado durante muchos años de los beneficios del Presupuesto Participativo. Siempre han votado en El Poblado y muchos han recibido beneficios de esos rubros, como Mauricio, un joven que estudió Comunicación Social gracias a una beca de Sapiencia.

Pues bien, las becas de Sapiencia fueron el detonante. Marta Londoño, líder del barrio, cuenta que este año fueron cinco los muchachos del vecindario que accedieron a esas becas que da la Alcaldía de Medellín para educación superior. Pero, cuando fueron a legalizarlas, se llevaron una sorpresa desagradable. Les dijeron que el barrio pertenecía a Santa Elena y, por ende, no era posible hacer la legalización del beneficio.

El barrio la Y está en medio de la explosión urbanística de El Poblado. Foto: Esneyder Gutiérrez.
El barrio la Y está en medio de la explosión urbanística de El Poblado. Foto: Esneyder Gutiérrez.

“Los muchachos perdieron las becas por no presentarse como habitantes de Santa Elena. ¿Cómo iban a hacerlo, si nunca nos notificaron que no éramos de El Poblado? Oficialmente no nos ha dicho nada en tantos años”, se queja la líder.

Lo más curioso, y lo que más resquemor les produce a los habitantes de la Y, es que siguieron votando el Presupuesto Participativo por El Poblado. “O sea, votamos en la comuna 14, ¿pero no somos parte de ella? Eso no se entiende”, critica Marta.

En 2010, sin embargo, sí les pidieron que votaran en Santa Elena y los excluyeron del proceso en la comuna 14. Pero después las cosas volvieron a su cauce, prolongando la estancia en el limbo.

Y es que hay una incoherencia en el tema de los recursos, advierte Nora Lopera, líder del Consejo Comunal de Planeación de El Poblado: “Los habitantes de la Y han perdido el beneficio de las becas, pero otras dependencias, como el Inder e Inclusión Social, los siguen considerando de la comuna 14 y no de Santa Elena. El temor es que pronto les digan que ya no podrán acceder a esos recursos”.

Hace poco, cuenta Marta, una brigada de salud de la Alcaldía llegó al barrio con una jornada oftalmológica. Les dijeron que, al ser de Santa Elena, no se les podía incluir en un beneficio para adquirir gafas, lo que los indignó. Un señor de voz gangosa, que lleva toda la vida en el barrio, se queja de esas decisiones administrativas que se tomaron a sus espaldas. “Por todos lados nos quieren sacar de El Poblado. Parece que las reglas solo existen para nosotros”, comenta el hombre.

Los reclamos de la gente de la Y son tanto por el honor como por la practicidad. Ellos se sienten de El Poblado. Muchos de los habitantes más viejos del barrio, que ya frisan los 100 años, estudiaban e iban a misa en el parque de El Poblado, cuando ni siquiera había ruta de buses. Iban caminando hasta la iglesia, atravesando fincas sembradas de naranjos y acacias, abriendo portones que separaban las propiedades. Cuál es el argumento, ahora, para decirles que son de otro lado, se preguntan.

En cuanto a la practicidad, el asunto va más allá de los recursos del Presupuesto Participativo. Un estudiante becado debe retribuir con unas horas de labor social a la comunidad. Los que han recibido becas de la Y lo han hecho trabajando en la JAL de El Poblado. Pero, si son de Santa Elena, tendrían que ir al corregimiento a cumplir con ese deber. Para ir hasta allá, deben bajar al Centro para tomar un bus. Si tienen carro o moto particular, es más fácil tomar Palmas y luego la vereda Perico. En cualquier caso ir hasta Santa Elena les tomaría, cuanto menos, entre 45 minutos y una hora, mientras que ir al parque de El Poblado les toma 15 o 20 minutos, a lo sumo.

Los habitantes de La Y pueden entonar aquellos versos melancólicos que dicen: No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir

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