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EL COLOMBIANO | Publicado
El cierre que impuso el alcalde Daniel Quintero en la emblemática Plaza Botero, con el argumento de mejorar la seguridad en el sector, no solo ha sido cuestionado por ciudadanos, el sector cultural de la ciudad y el propio maestro Fernando Botero. Este viernes se conoció el pronunciamiento de varios expertos en cultura y espacio público de varios países del mundo, quienes criticaron esta medida.
A través de videos, hablaron de las consecuencias, para nada positivas, que acciones como esta implican para una ciudad y algunos se aventuraron a hacer un llamado a la Alcaldía de Medellín para que reverse la decisión.
La semana pasada, el maestro Botero se pronunció sobre este hecho: “He seguido con cuidado las noticias sobre la Plaza Botero, tanto aquellas que hablan de los problemas de seguridad, como estas últimas sobre su cerramiento. Por ello quiero expresar que desde siempre mi voluntad fue que este espacio fuera para toda la ciudadanía y que el Museo de Antioquia fuera su principal cuidador”, expresó en una carta.
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“La Plaza es un espacio artístico del Museo de Antioquia y de Medellín, así se concibió y bajo ese concepto hice la donación. Que la ciudad transite libremente, así debe estar”, sugirió el maestro en la misiva, con la que hizo visible su desacuerdo ante la decisión del alcalde Quintero.
Pues en ese mismo sentido se pronunciaron los expertos internacionales de España, Guatemala, México, Argentina, Uruguay y Panamá.
Las opiniones de los expertos en cultura y espacio público
Uno de ellos fue Jordi Martí, exsecretario de Cultura de Barcelona, España, y hoy teniente de alcalde a cargo de cultura, educación, ciencia y tecnología en esa ciudad. Expresó que en todas las ciudades del mundo el espacio público es un espacio de conflicto porque muchas personas y colectivos lo quieren usar, para pasear, divertirse, trabajar, caminar, etc.
“Hay dos maneras de gestionar esos conflictos, que ocurren en todas partes del mundo, una es mediar, construir comunidad, acordar, pactar usos; otra es cerrar, privatizar, cercar, es más sencilla, pero se carga la condición humana, la condición de ciudad”, manifestó Martí.
Por su lado, Donald Urizar, integrante de la junta directiva del Centro Intercultural y Deportivo de Quezaltenango, en Guatemala, señaló que hace algunos años el concejo municipal de su ciudad decidió cercar el teatro municipal porque había proliferación de ventas ambulantes.
“Fue una estrategia infructuosa porque, definitivamente, los espacios públicos son el alma de las ciudades. Así que desde esta instancia, y porque vimos que el sistema fue un fracaso, hacemos un llamado al concejo municipal para que repiense sus políticas de urbanismo y, sobre todo, de involucrar a las comunidades en los entornos específicos”, dijo Urizar, haciendo referencia a la Alcaldía de Medellín.
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Loudes Pérez, arquitecta de México, mostró la plaza llamada Zócalo Capitalino, de su ciudad, para reiterar que los ciudadanos transitan por el lugar con libertad. “Estamos totalmente en contra de que vaya a haber cualquier tipo de elemento que impida el libre tránsito en la Plaza Botero, en Medellín”, dijo.
Marciano Durán, exdirector de Cultura de Punta del Este, Uruguay, recordó tres episodios en los que la administración de su ciudad hizo cierres en lugares públicos y culturales.
Uno de ellos fue un vallado alrededor de varios monumentos, para evitar que las personas se aglomeraran porque era pandemia; otro fue la instalación de vallas alrededor al puerto deportivo de la ciudad para que las personas residentes no se acercaran a “las lujosas embarcaciones de los extranjeros”; y una más fue en 2002, para que una marcha de trabajadores no llegara a Punta del Este.
“Lo de Medellín es diferente. Acá, una vez fue para que la gente no tuviera acceso a esos monumentos, la segunda para que los ciudadanos locales no pudieran disfrutar de los bienes de toda la comunidad y la tercera para mantener a los pobres y trabajadores a raya. ¡Qué casualidad!”, expresó Durán con ironía.
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Inés Sanguinetti, presidenta de la Fundación Crear Vale la Pena, de Argentina, le hizo una pregunta a Medellín: “¿Qué pasó para que en esa ciudad que da cátedra al mundo sobre gestión social del territorio desde el arte y la cultura hayan vallado con carteles de la Policía la plaza de las esculturas de Botero?”.
Lyann Leguísamo, empresaria cultural de Panamá, lamentó la decisión del cierre porque manifestó que ello indica que se quiere controlar y limitar el lugar, lo que corta la idea de lo que es un espacio cultural. “Es como matar el espacio, estás tirando encima de ese espacio una percepción negativa de que es inseguro y que ya no funciona. Me parece terrible que cierren un espacio emblemático como la Plaza de Botero y el Museo de Antioquia”, sostuvo.
Finalmente, Irving Berlín, director de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, reflexionó que el arte y las esculturas tienen su gran importancia en la relación y el diálogo con las personas. “En el arte y la cultura Medellín ya había logrado ser una referencia, ahora es noticia por decisiones erradas y simples. Ojalá que pronto encuentre salidas más dialogantes a los problemas de una ciudad compleja”, puntualizó.
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