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Valdivia y su serpiente asfaltada que seduce a los ilegales

EL COLOMBIANO recorrió la zona donde el Eln quemó ocho vehículos el 17 de junio. Este es el panorama en esta subregión de Antioquia.

  • El general Luis Fernando Navarro ordenó el despliegue de 150 soldados para cuidar la vía de atentados como el ocurrido el pasado 17 de junio. FOTO manuel saldarriaga
    El general Luis Fernando Navarro ordenó el despliegue de 150 soldados para cuidar la vía de atentados como el ocurrido el pasado 17 de junio. FOTO manuel saldarriaga
Valdivia y su serpiente asfaltada que seduce a los ilegales
28 de junio de 2021
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Por javier alexander macías

Enviado especial a Valdivia, Antioquia

Al sentir el primer fogonazo, Alfredo Velásquez corrió hacia la puerta de su rancho y la cerró de golpe seco intentando detener la bocanada de fuego que empezaba a colarse por el techo y las ventanas. Con una fe inflexible esperó que ese pedazo de madera le sirviera de escudo para contener las llamas que amenazaban con devorarlo todo.

Corrió hacia la ventana para hacer lo mismo, pero vio como un río de fuego, alimentado por el combustible de un bus quemado unos metros más arriba de su casa de madera y zinc, se desparramó calle abajo y se unía a la candela de la tractomula incinerada en todo el frente de su hogar.

Con la piel ardiendo por los lengüetazos de esa candela descomunal, imaginó a sus viejos agazapados en la cocina: a su madre Adelina, de 70 años de edad; y a su padre José, de 81, y los sacó por la puerta de atrás. Los llevó a la casa de un vecino y, como Lot a su mujer en aquel relato bíblico de Sodoma y Gomorra, les prohibió mirar hacia atrás, no porque fueran a convertirse en estatuas de sal, sino para que no vieran como las llamas consumían la casa y los dejaba solo con lo que tenían puesto.

“Nos salvamos de milagro. No entiendo cómo la candela no llegó hasta una pipeta de gas que estaba en la cocina, de lo contrario, otro sería el cuento”, dice Alfredo mientras espera un carro que lo lleve a Puerto Valdivia a conseguir “unos pesos” y comprar alimento para sus padres, ahora refugiados en finca ajena.

El rancho de Alfredo –o lo que quedó después del incendio– está a bordo de la carretera, junto a una curva en la que las tractomulas pasan tan cerca que parecen rozar los palomares y las tejas del techo. Está ubicado en un sector de la troncal a la Costa Atlántica llamado Crucecitas, en Valdivia (Norte de Antioquia), justo donde el pasado 17 de junio, ocho guerrilleros del Eln quemaron seis tractomulas y dos buses de servicio público.

Cinco kilómetros de terror

La carretera entre Crucecitas y el corregimiento de Puerto Valdivia (Valdivia) es una cinta larga de asfalto gris agujereada por hoyos que hacen bambolear a las tractomulas, las mismas que braman como toros heridos de muerte al subir esas pendientes.

Son cinco kilómetros serpenteantes por los que transitan a diario más de 3.500 vehículos que van —o vienen– a la Costa Atlántica. De estos, 1.400 son de carga pesada, según los registros del Ministerio de Transporte y la Policía de Carreteras.

Ese tramo lo recorre dos veces por semana Ernesto Galindo. A bordo de un camión Mack negro, lleva el arroz cultivado en el Valle del Cauca o en Cundinamarca al puerto de Barranquilla o a la ciudad de Cartagena. Para este camionero de 32 años de edad, este tramo es el más peligroso en su recorrido de casi 48 horas.

“A mí me ha tocado ver más de una quema en ese sector. Lo más curioso, es que esa gente sale a cualquier hora y hacen el daño. La última vez que me tocó ver quemar carros en este sector fue en diciembre, hace dos años (2019), cuando los guerrilleros quemaron cuatro camiones y dos buses”, dice Ernesto.

En esta última vez, recuerda el conductor, ocurrió como a las 7:10 p.m., “cuando ya no se ve nadie en este tramo de la carretera y la neblina no deja ver nada. Este pedazo lo llamamos en el gremio el ‘pedazo maldito’ y cuando pasamos por ahí, todo el mundo se pone a rezar”, agrega.

Esta parte de la Troncal a la Costa Atlántica ha sido históricamente el tramo preferido para que los guerrilleros salgan a la vía y quemen vehículos. Tan solo en este 2021, dice el secretario de Gobierno de Valdivia, Francisco González Barrera, van cinco quemas de carros en este sector; aunque para el general Juvenal Díaz, comandante de la Séptima División del Ejército, solo han sido dos episodios.

Más allá de la diferencia en las cifras, lo selvático y montañoso de la zona y sus límites con el río Cauca han convertido ese paso en un sitio de tránsito de los grupos ilegales.

“Es estratégico porque es muy difícil acceder a ese punto. Está la troncal, pero a los lados hay montañas y caminos de herradura que incluso usan los campesinos para sacar la carga y también son usados por estas personas que llegan, hacen lo que tienen que hacer y se devuelven”, asevera el secretario de Gobierno.

La complejidad de este territorio quedó en evidencia el pasado jueves cuando soldados de la Séptima División del Ejército capturaron a dos integrantes de las disidencias del frente 36 de las Farc, quienes pretendían quemar varios carros en Puerto Valdivia. Una tercera persona se les escapó al tirarse al río Cauca.

La explicación de González es complementada con los argumentos del general Díaz, quien indica que la fascinación de las estructuras ilegales por este punto de la serpenteante carretera a la Costa, tiene que ver con tres asuntos: mostrarse fuertes para extorsionar a las empresas del transporte público, fortalecerse para una posible mesa de negociación y aliviar presión sobre las operaciones que se desarrollan en profundidad.

“Ellos saben que mientras más impactante sea el incendio, el golpe, va a tener un efecto mayor sobre la imagen que logran proyectar a la población y de darle propaganda al grupo subversivo; por eso ellos buscan bloquear la vía, causando el mayor impacto a la población civil”, asevera el alto mando militar.

Pactos para dominar la zona

A las 6 de la tarde, la calle principal de Valdivia es un hervidero de gente. Toda la vida del pueblo se concentra en esa vía larga en la que se encuentra el puesto de Policía, tres hoteles, dos restaurantes, una papelería, una tienda de mascotas, una tienda naturista, un puesto de comidas rápidas y seis cantinas que compiten con su música a todo volumen.

Sentado en una de ellas está Mario*, un campesino que accedió a hablar con EL COLOMBIANO bajo dos condiciones: cero fotos y no identificarlo. Sabe que, de salir su nombre, en cuestión de horas tendría que dejar su vereda, como ocurrió años atrás.

Mientras se bebe un tinto a sorbos, Mario dice que en las veredas los que mandan son del Eln, y aunque hay presencia de otros grupos como el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc, no se tocan entre ellos. Es más —asevera– se han divido el territorio para no cruzarse el uno con el otro.

“Ellos imponen las normas. Tenemos hasta un manual de convivencia en el que está registrado que si, por ejemplo, usted pelea, le cobran una multa de hasta un millón de pesos”, cuenta.

El labriego recuerda que, por lo menos en su territorio, los problemas de linderos, de negocios con la hoja de coca y de “fiaos” en las tiendas los solucionan ellos, “y la norma es bien simple: o cumple o se va”.

Los pactos de los que habla Mario fueron confirmados por el secretario de Gobierno de Valdivia. González afirma que tienen dividido el territorio en un acuerdo implícito y hay fronteras territoriales.

“Valdivia tiene presencia de todos los grupos ilegales: Clan del Golfo, Eln, disidencias de las Farc y a eso súmele la delincuencia común; además, tenemos presencia de los Caparrapos. Se dividen el territorio y están orientados a las personas con las acciones que hacen”, asevera González.

Las alianzas de las que habla Mario, el secretario de Gobierno, y otros habitantes de Valdivia, también son confirmadas por el general Díaz, solo que su versión va más allá de un simple control de territorios y de la población.

Para el general, estas estructuras buscan fortalecerse porque están reducidas. Unirse les da más fuerza. Su objetivo es una alianza económica y sin una ideología clara.

“El Eln les ha autorizado delinquir en algunas áreas donde tenía sus milicias, especialmente en veredas de Anorí que limitan con Tarazá, y tienen áreas donde uno extorsiona y el otro se dedica a la minería ilegal y el narcotráfico, pero se unen para amedrentar a la población civil”, explica.

El comandante de la Séptima División del Ejército indica que los responsables de las alteraciones al orden público en el corredor vial, especialmente entre Valdivia y Bajo Cauca antioqueño, son: por el Eln, alias Pirry, comandante del frente de guerra Darío Ramírez Castro; alias Darío, jefe de la compañía Héroes de Tarazá; y alias Nelson o Calvo, jefe de la subregión Bajo Cauca. Estas estructuras tendrían 27 hombres en armas y 25 milicianos.

Del Clan del Golfo, los comandantes que tienen presencia en esta zona son alias Gonzalito, jefe del grupo Roberto Vargas; alias Mau, jefe del grupo Rubén Darío Ávila Martínez; y alias Compasito, jefe de la estructura Julio César Vargas. Por las disidencias del frente 36 estaría alias Cabuyo; y por los Caparrapos, alias Rango, jefe del Bloque Virgilio Peralta Arenas, grupo que el ministro de Defensa, Diego Molano, informó hace dos semanas haber desarticulado.

¿Sirvieron las medidas?

Un día después de la quema de los ocho vehículos, el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares, anunció la llegada de 150 soldados para contrarrestar las acciones de grupos armados ilegales sobre esta carretera neurálgica para el país.

Solo pasaron ocho días de esa medida y hombres del Eln quemaron un peaje en el sector Llanos de Cuivá, antes de Valdivia, en jurisdicción de Yarumal. Después de incinerar la caseta de cobros, dejaron una bandera del Eln, tal como sucedió en Puerto Valdivia el día de la quema de los ocho vehículos en Crucecitas.

Allí, al lado de la carretera sigue en pie la casa de Alfredo Velásquez. En las habitaciones quedaron chamuscados un ventilador, una nevera, ocho machetes y la imagen de Maria Auxiliadora que no se salvó del fuego, pese a que Alfredo quiso salvarla con el portazo con el que intentó detener las llamas que lo dejaron sin techo y cama

5
quemas de vehículos se han presentado en este 2021 en Valdivia, según la Alcaldía.
14
integrantes de grupos ilegales han muerto en operaciones militares en 2021
8
vehículos fueron quemados el pasado 17 de julio en el sector Crucecitas, en Valdivia.
Infográfico

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