En un operativo contra el narcotráfico, tropas del Ejército interceptaron en el Oriente antioqueño un gran complejo para la producción de drogas que se encontraba escondido en zona rural.
Las instalaciones fueron encontradas en inmediaciones de la vereda El Salto del municipio de El Peñol y se presume que serían controladas por una subestructura del Clan del Golfo.
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Además de múltiples insumos químicos, los soldados que irrumpieron en el sitio, pertenecientes al Grupo Mediano de Caballería N.° 4 de la Cuarta Brigada, detectaron cuatro estructuras rústicas en las que se almacenaban por lo menos 2.572 kilos de clorhidrato de cocaína.
Junto al alcaloide, los insumos también comprendían elementos como “53 galones de acetato de etilo, 60 galones de ácido clorhídrico, 100 kilogramos de cloruro de calcio, 50 kilogramos de metabisulfito de sodio, 50 kilogramos de soda cáustica, un transformador de energía, 4 hornos microondas, 2 tolvas de decantación, un compresor y una prensa”, entre otros instrumentos y materias primas para producir cocaína, precisó el Ejército en un comunicado.
En la acción también participaron efectivos de la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional.
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Este megalaboratorio sería controlado por una subestructura del Clan del Golfo conocida como Pacificadores de Samaná, una de las que se disputa el control del Oriente antioqueño.
Con el operativo, el Ejército señaló que dicha estructura quedó duramente golpeada en sus finanzas, en una pérdida económica que podría representarles más de $18.000 millones.
Las autoridades precisaron que con esta acción, ya son por lo menos siete laboratorios de droga que ha destruido la Cuarta Brigada en lo corrido de este año.
Producción y cultivos están disparados
Esta operación del Ejército se produce en medio de una creciente preocupación por un nuevo repunte en la producción de drogas y el crecimiento en los cultivos de coca en el departamento.
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En este último punto, tan solo el año pasado, Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito señaló que de las 253.000 hectáreas de cultivos ilícitos que hay Colombia, 18.785 hectáreas corresponden a Antioquia, en donde el área aumentó un 16,19% en comparación con el año anterior.
Los municipios más críticos son Valdivia con 4.726, Tarazá con 3.768, Cáceres con 2.116, Anorí con 2.089, Ituango con 1.471 y El Bagre con 1.040, ubicados en las zonas más críticas en materia de seguridad en el departamento.
Este incremento en el área cultivada coincide con un repunte en la producción de drogas a nivel nacional.
También de acuerdo con la ONU, al cierre de 2023, el país alcanzó un potencial de producción de cocaína de 2.664 toneladas; una capacidad que aparece justo cuando las mediciones también dan cuenta de que el consumo de drogas en 2022 (el año más reciente disponible) había aumentado un 20% en todo el mundo, sobre todo en países como China y Japón.
En el caso de Antioquia, este repunte se ha visto acompañado de la reaparición de grandes complejos de producción de droga, muchos incluso ubicados en zonas cercanas al Valle de Aburrá.
“Esta expansión de la actividad del narcotráfico en Colombia y obviamente en Antioquia se da en medio de un contexto de un incremento de la guerra territorial y microterritorial en diversas subregiones de Antioquia, debido al fraccionamiento de las diversas estructuras armadas”, planteó Luis Guillermo Pardo, director del Observatorio de Paz del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y presidente de la Corporación C3, en diálogo con este diario en marzo pasado.
En medio de esa preocupación, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, ha hecho un llamado reiterado al Gobierno Nacional para que retome las aspersiones de cultivos ilícitos e intensifique sus esfuerzos para afectar la capacidad de producción de los grupos ilegales.