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Las bóvedas que se ocupan con mineros de Amagá

Los accidentes en minas marcan a esta localidad. Anoche rescataron a la última víctima de La Cancha.

  • Germán Usme, sepulturero de Amagá, ha dispuesto 14 tumbas los ultimos días para mineros muertos en los socavones. FOTO henry agudelo
    Germán Usme, sepulturero de Amagá, ha dispuesto 14 tumbas los ultimos días para mineros muertos en los socavones. FOTO henry agudelo
16 de noviembre de 2014
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Entre las bóvedas del cementerio de Amagá, Germán Usme, el sepulturero, va tocando con un lapicero, aquellas dispuestas para los 12 trabajadores que perdieron la vida en lo profundo de la mina La Cancha, cuando se reventó una “bolsa de agua”, inundando 250 metros de galerías, a unos 800 metros de distancia de la salida del socavón.

Anoche, 17 días después del incidente, fue rescatado el último de los cuerpos que faltaba. Solo tres habían sido identificados por parte del Instituto de Medicina Legal: Fabio Alberto Muriel Muriel, Dayro Horacio Muriel Estrada y Lázaro Antonio Bedoya.

El alcalde Juan Carlos Amaya tiene previsto un sepelio colectivo cuando se hayan cumplido los protocolos para todas las víctimas de la tragedia.

La previsión era que el rescate terminara este viernes, pero las labores se hicieron más difíciles por la necesidad de retirar un coche que quedó atravesado en el socavón para continuar con el drenaje del agua acumulada y apartar lodo y rocas en la búsqueda del cuerpo que faltaba por rescatar.

Catalina Gheorghe, gerente de Seguridad y Salvamento Minero de la Agencia Nacional de Minería, dijo que en el rescate se invirtieron más de 1.000 millones de pesos.

Destino irremediable

Por más que tarden los procesos técnicos y por dolorosa que sea la despedida para un pueblo en el que los dos accidentes mineros más graves han implicado la pérdida de 150 vidas, los cuerpos de los trabajadores, rescatados del socavón, terminarán en bóvedas de 60 centímetros de altura en la sección B del pabellón Corazón de Jesús.

Dos mujeres pasan rezando frente al panteón. Aunque no se detienen, una de ellas toca al pasar el marco de madera dispuesto en una de las tumbas.

“Dolorosa y triste fue tu partida. En ella tuvimos lágrimas por tu alma...” se lee en la inscripción en una lápida, junto al nombre de Ignacio Moreno Mejía. Murió el 31 de marzo de este año por un derrumbe en la mina El Topacio, en la vereda La Clarita. Tenía 20 años.

Dolor frecuente

El sepulturero, que hoy vive en la misma vereda de aquel incidente, cuenta en los últimos seis meses, 19 muertes en los socavones, aparte de las 12 ocurridas en la mina La Cancha y dos más confirmadas ayer en la mina Camelot, en el sector de la Hornilla, corregimiento Minas.

El director de Gestión Ambiental y de Minas de Amagá, Carlos Mario Usma, informó que el desastre ocurrió el viernes a las 9:20 de la noche. Las víctimas fueron Carlos Alirio Londoño, de 48 años, y Luis Ferney Gaviria Velásquez, de 38.

Un grupo de Salvamento Minero que se encontraba listo para continuar su trabajo en la mina La Cancha, debió desplazarse para atender esta nueva emergencia y en 45 minutos lograron recuperar los dos cuerpos de los mineros.

El socavón Camelot generaba 18 empleos formales, con las garantías que exige la legislación en el país.

Byron Castrillón, directivo de la Asociación de Mineros de la Cuenca del Sinifaná, reconoció que el hecho, cuando ni siquiera terminan las labores de rescate en el caso de La Cancha, aumenta la preocupación en el sector minero de la región.

Tumbas conocidas

Entre las numerosas víctimas de los incidentes en minas de la zona, el sepulturero señala las de algunos conocidos o vecinos —quizá la suya estaría entre todas esas si no hubiera decidido dejar la minería, oficio que ejerció desde que era un niño—. Cuenta que fue minero por 17 años hasta que se retiró para irse a prestar el servicio militar.

Después aprendió panadería, fue marquetero, mesero y maestro de construcción. Se fue a Bogotá donde trabajó en las obras de Transmilenio y tiene dos hijos.

Como casi todos los hombres en Amagá, cuenta que escapó a algunos accidentes en los socavones en que estuvo metido. Vio morir algunos de sus compañeros, aunque logró escapar con solo un rasguño que le dejó una peña que lo cortó en un costado al caer.

“Una vez bajábamos en un carro y cuando íbamos a mitad del camino nos tocó un derrumbe. Como iba de último me alcancé a tirar y caí de espaldas en los rieles. Ahí murieron seis compañeros”, recuerda.

En el cementerio de Amagá, cerca del sitio donde serán inhumadas las víctimas recientes de los incidentes mineros, quedan cuatro de 73 muertos que dejó la tragedia del 16 de junio de 2010. En total fueron 55 los que en aquella ocasión llegaron a ese camposanto.

Germán señala también las tumbas de los cuatro, las que tiene muy presentes cuando elabora las listas que le presenta al párroco para avisar en la misa a las familias que ya deben retirar a sus difuntos de las bóvedas, las que con frecuencia se necesitan.

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mineros han muerto en socavones de Amagá en los últimos seis meses.

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