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“Me echaron gas en la cara”: internas denuncian torturas en El Pedregal

Mediante una misiva, 150 privadas de la libertad alertaron sobre supuestas amenazas, maltratos y castigos severos por parte del personal del Inpec. La institución responde.

  • En El Pedregal hay 300 funcionarios que vigilan a los internos. Señalan a algunos de maltrato físico y verbal. FOTO julio herrera
    En El Pedregal hay 300 funcionarios que vigilan a los internos. Señalan a algunos de maltrato físico y verbal. FOTO julio herrera
  • Denuncia por tortura compartida por las internas.
    Denuncia por tortura compartida por las internas.
25 de abril de 2022
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Una nueva denuncia puso los reflectores sobre el pabellón de mujeres de la cárcel de El Pedregal. Con su puño y letra, 150 internas dieron a conocer que en el complejo se han registrado episodios de tortura. Mediante una recopilación de supuestas vulneraciones a los derechos humanos, señalaron a dragoneantes del Inpec como responsables de amenazas, abusos y castigos severos —como desnudez y uso de gases.

Además del documento, en el que las internas firman con nombre y cédula, EL COLOMBIANO conoció el testimonio de una de las privadas de la libertad que habría sido víctima de un castigo desproporcionado en medio de las actividades de rutina del complejo. Se trata de Jimena*, quien relató cómo fue castigada a través de gases por un dragoneante.

Todo habría comenzado tras un llamado a conteo. En esos espacios no se pueden consumir alimentos, pero una interna pidió permiso para almorzar. Una dragoneante le habría dado permiso, según Jimena, pero otro que hacía presencia en el momento no lo permitió. “Ella tenía mucha hambre, entonces cuando él le dijo que no podía ir y comenzó a jalarla, ella se agarró de mí”.

En medio del episodio, el dragoneante habría comenzado a golpear a la compañera de Jimena. “Él trataba de golpearla, pero los golpes los recibía yo”. Luego procedió a jalar a Jimena de las manos, quien, ante la fuerza desmedida, le exigió: “‘No me jale tan duro, que me va a arrancar el aparato para planificar’. La mano me dolía mucho”.

Esa, sin embargo, habría sido la previa del castigo. Cuenta Jimena que, como su compañera no la soltaba, un dragoneante la gaseó. “Como ella no se quería soltar de mí, subió un dragoneante y me echó gas en la cara. Yo tenía la boca abierta porque le estaba pidiendo que me soltara. Cuando sentí el efecto en los ojos, no pude ver más”.

Jimena terminó desnuda y echándose su orina en la cara para tratar de mitigar el gas. Debido al impacto, decidió quitarse la ropa por su cuenta y solo pensó en orinar. “Un dragoneante me trajo a la celda porque yo no podía ver. Estuve así hasta las ocho de la noche —el episodio habría tenido lugar a las 3:00 de la tarde—. Amanecí con morados en varias partes”.

¿Qué responde el Inpec?

Ante la gravedad de la denuncia, este diario consultó a Imelda López Solórzano, directora de la Regional Noroeste del Inpec. Sostuvo que cuando se presentan este tipo de denuncias, el Instituto ordena adelantar las investigaciones disciplinarias respectivas.

“Eso es lo que corresponde por procedimiento. Sin embargo (...), los organismos de control —Procuraduría, Defensoría, Personería— pueden ingresar en cualquier momento al establecimiento, verificar las condiciones de los internos y solicitar que se adelanten las investigaciones pertinentes”, agregó.

En la denuncia, además de las supuestas torturas, se alerta sobre la negligencia por parte del Inpec. El documento reza: “Denuncian las internas que la directora de la regional es negligente a la hora de tomar medidas correctivas con las denuncias. “Los derechos de petición siempre los contesta con evasivas”.

López respondió que estos reportes se atienden mediante la oficina de atención al ciudadano. Y cuando las quejas son en contra de funcionarios o administrativos pasan al despacho de control interno del Instituto. “Pero yo no puedo sancionar a un funcionario sin tener pruebas, porque después voy a ser la sancionada por prevaricato u omisión. Tengo que ser respetuosa del proceso disciplinario”.

Pese a esta claridad, María Eugenia Clavijo, directora de Celdas con Libertad —organización que publicó la denuncia—, expresó que hay desinterés por parte de la entidad para solucionar el tema. Hacer públicos episodios como el que habría vivido Jimena es resultado, según esta, de la falta de avances en los procesos disciplinarios.

El director de El Pedregal, Juan Diego Giraldo, está al tanto de la denuncia. Expresó que ya se compartió con la dirección regional del Inpec y que, de hecho, una funcionaria de seguridad ya cuenta con solicitud de traslado al pabellón de hombres, como medida preventiva ante los reportes frecuentes de varias internas.

Reconoció que la situación es preocupante. Pero hay una laguna de por medio: abundan las denuncias, pero escasean los nombres de los supuestos responsables. “Hasta me he reunido con ellas para que proporcionen las identidades. Ese es el reto: individualizar, porque en la cárcel tenemos cerca de 300 funcionarios de seguridad”.

El pedido no es sencillo. A veces gana el temor frente a posibles represalias o el impacto del gas en los ojos, como le habría ocurrido a Jimena, quien no identificó los apellidos del dragoneante. Sin embargo, son 18 las investigaciones disciplinarias activas por presuntas agresiones físicas y verbales al interior del complejo, además de un caso en segunda instancia.

“No es justo que lo cojan a uno así; que lo maltraten y le echen gas, yo soy asmática”, advierte Jimena al insistir en el hecho de haber tenido que echarse orines en la cara, y sostiene que varias compañeras han recibido castigos similares

*Identidad bajo reserva.

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