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Valle de Aburrá, con alto potencial para generación de energía solar

Una investigación de la UN midió la capacidad de generación regional en este campo. Expertos explican.

  • El aprovechamiento de los techos del Valle de Aburrá para la instalación de paneles solares hace parte de las alternativas para reducir la dependencia de la energía hidroeléctrica. Cambio sería gradual. FOTO Camilo Suárez
    El aprovechamiento de los techos del Valle de Aburrá para la instalación de paneles solares hace parte de las alternativas para reducir la dependencia de la energía hidroeléctrica. Cambio sería gradual. FOTO Camilo Suárez
20 de mayo de 2021
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El área metropolitana del Valle de Aburrá tiene la capacidad para ser una de las regiones líderes en el aprovechamiento de la energía solar fotovoltaica en Colombia. A través de una transformación progresiva, el territorio podría encabezar la transición del país hacia el uso de nuevas formas de generación de energía. En este caso, utilizando el poder sol para fortalecer su sistema eléctrico.

Esta es una de las conclusiones que defiende un estudio realizado en la Universidad Nacional Sede Medellín que exploró a fondo la capacidad de la ciudad para aprovechar este tipo de tecnología.

Factores como la irradiación promedio diaria en la región, las políticas e incentivos legales que existen y hasta los costos aproximados para instalar panales solares en los hogares del territorio, hicieron parte de un ejercicio que puso sobre la mesa ideas para reducir la dependencia de la generación hidráulica y mejorar la calidad de vida.

Así nació la idea

Nathalia Correa Sánchez, ingeniera, magister en Recursos Hidráulicos y autora de la investigación, explica que el trabajo nació buscando determinar por qué, a pesar de ser una región con una alta irradiación promedio diaria, Medellín y su área metropolitana aún no aprovecha este tipo de tecnología.

Según puede leerse en la investigación, mientras ciudades como Frankfurt, Barcelona, Malmö, Lyon o Seúl tienen una irradiación diaria promedio por debajo de los 5 kilovatio-hora por metro cuadrado (kWh/m2), Medellín tiene una irradiación por encima de los 6 kwh/m2, de acuerdo con las modelaciones del Sistema de Alertas Tempranas (Siata).

No obstante, mientras aquel grupo de ciudades tienen políticas públicas que promueven la instalación de paneles solares a pequeña escala en las fachadas y en los techos de los edificios, Medellín, al igual que el resto del país, aún depende en gran medida de la energía producida por las hidroeléctricas.

Según advierte la investigadora, aunque este tipo de generación es verde y aportó cerca del 68,66 % del total nacional en 2020, de acuerdo con los datos de XM, la matriz energética nacional aún es vulnerable a las sequías.

“Aunque las áreas urbanas consumen la mayor parte de la electricidad, ellas también podrían generarla en una fracción importante si se usan sistemas fotovoltaicos a pequeña escala”, agrega Correa Sánchez, explicando que arrojar claridad sobre ese escenario fue uno de los objetivos centrales de la investigación.

El potencial del Aburrá

Según detalla Correa, para poder medir el potencial de generación eléctrica de la ciudad la investigación documentó variables como la duración del día, la posición de la ciudad respecto al sol y la transparencia de la atmósfera. En este último punto, agrega, midió factores como la nubosidad, la presencia de aerosoles o el material particulado que pudiera afectar la radiación solar que llega a una determinada superficie.

De igual forma, para medir la incidencia de elementos como la topografía o la presencia de edificios y casas en diferentes puntos de la región, en la investigación se instalaron una serie de sistemas fotovoltaicos experimentales.

En total fueron seis zonas urbanas representativas (ZUR) ubicadas al oriente, occidente y centro del Valle de Aburrá, en municipios como Medellín, Itagüí y Envigado. Barrios y sectores como la Aguacatala, Campo Valdés, Santa Cruz, Calasanz, Doce de Octubre y El Chuscal hicieron parte del rastreo, que también discriminó los resultados de acuerdo a la presencia de edificaciones altas y bajas.

De acuerdo con los datos finales, las ZUR con mayor potencial de generación eléctrica fueron las ubicadas en el Centro. Por ejemplo, en el barrio Santa Cruz, en Itagüí, algunos edificios arrojaron un potencial máximo de generación de hasta 715,80 megavatios (MWh) al año. En el caso del sector de La Aguacatala, en Medellín, el potencial máximo registrado fue de hasta 193,73 MWh al año.

Combinando esa información con registros públicos acerca del consumo energético promedio de cada zona, Correa explica que la investigación logró calcular cuanto aportaría esa generación de energía respecto del consumo.

En el caso del barrio Santa Cruz, por ejemplo, el cálculo arrojó que la generación fotovoltaica por cada metro cuadrado podría cubrir hasta un 23,7 % del consumo energético de una persona al mes.

“Para mejorar el acceso a la energía de todos los ciudadanos, la diversificación de la generación de energía eléctrica a nivel residencial es fundamental”, agrega Correa, enfatizando que esos resultados muestran que es viable usar la energía fotovoltaica para mejorar el sistema eléctrico de la ciudad.

Una visión a largo plazo

Aunque a la luz de la investigación las ventajas para impulsar la transición son varias, otros expertos y funcionarios plantean que un escenario de este tipo sería a largo plazo. Esto, a causa de que el cambio implicaría nuevos retos para la planificación del sistema.

John Restrepo Giraldo, gerente de Innovación y Desarrollo de EPM, plantea que en la ecuación también deben incluirse variables como las condiciones del mercado y las inversiones en infraestructura que deberían hacerse en un escenario de un uso masivo de esta tecnología.

A parte de la instalación de los paneles fotovoltaicos, la ciudad debería hacer adecuaciones en su red, como la ampliación de la capacidad de los cables, las subestaciones, transformadores y en general crear infraestructura nueva.

No obstante, el funcionario agrega que la compañía ve una esperanza en ese tipo de aplicaciones y también ha impulsado un programa de incentivos para hogares y empresas, que a la fecha representan una capacidad de 624,1 kWp instalados (Ver Radiografía).

“Es importante seguir impulsando el uso de energías renovables no convencionales”, dice Restrepo, aclarando que esa transición debe ser gradual.

Carlos Andrés Arredondo, integrante del Consejo Mundial de Energía Colombia y docente de la Universidad de Medellín, concuerda en que, si bien los esfuerzos de la ciudad para esa transición aún son incipientes, los incentivos tributarios que se han creado para la importación de esa tecnología son otro factores que abren una luz de esperanza para una transición.

“Es importante que este tipo de cosas se estén dando. Es una oportunidad no solo para aportar al cambio climático, sino para un desarrollo sostenible”, dice Arredondo.

Finalmente, la investigadora Correa concluye que el objetivo de la investigación es dejar sembrada la semilla acerca de la importancia de pensar en una transición a futuro.

Reducir la dependencia de la energía hidroeléctrica y ampliar las opciones para fortalecer el sistema hacen parte de las ventajas de avanzar en esa dirección, explica.

“Para mejorar el acceso a la energía de todos lo ciudadanos la diversificación de la energía eléctrica a nivel residencial es fundamental”, concluye Correa

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