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Semana Santa está a la vuelta de la esquina y es hora de tomar una decisión sobre qué hacer en esos días. Si lo suyo no es el turismo religioso, sino que quiere unos días de descanso, de buena gastronomía o de mar, esté atento a estos municipios que puede visitar.
Si su idea es ir de tiro largo, qué mejor que el Urabá antioqueño para unos días de veraneo. La región permite conocer la costa de Antioquia, donde confluyen las culturas antioqueña, chocoana y de las sabanas de Córdoba.
En el extremo del departamento está Arboletes, el balneario de Antioquia por excelencia. Antes de parar allí puede ir a Apartadó, la “capital” de Urabá, y comerse una fría y tradicional mazamorra con panelita de banano. Siguiendo la ruta está Turbo, donde han organizado la playa Dulce, llamada así por la influencia del río Atrato, que desemboca cerca en el océano.
Después puede parar en Necoclí, también sobre el mar, y recorrer sus acogedores calles. En las veredas de Necoclí hay varios volcanes de lodo. A unos 70 kilómetros de allí está Arboletes, con sus playas siempre prestas a los turistas. Es ideal para probar comida de mar y relajarse unos días. San Juan de Urabá y sus corregimientos también lo esperan.
Ahora bien, si tiene menos tiempo y busca algo más cercano a Medellín, hay muchas opciones. El Suroeste siempre será una buena opción, con pueblos muy acogedores a dos horas o menos de Medellín. Jardín y Jericó seguramente tendrán una muy buena concurrencia, pero hay otras opciones como Hispania, que está muy cerca del río San Juan y donde el clima es cálido.
En el Suroeste también está Urrao. “Urrao enamora a quien da un paso sobre su tierra y es un lugar ideal para el ecoturismo, el turismo arqueológico, étnico y cultural, porque se pueden encontrar reservas tan importantes como el Páramo del Sol, el Parque Natural Las Orquídeas, la Reserva Colibrí del Sol, entre otros lugares ricos en flora y fauna; también existe un complejo natural formado por los páramos de Frontino, Urrao, El Pesetas, El Indio, Alto de San José, Cerro Plateado y El Brechón, que es destino de caminantes que buscan un desafío mayor”, así define Antioquia es Mágica al pueblo del Suroeste.
Otro circuito interesante, y que es cercano, es el del Oriente. En esa subregión se puede ir a La Ceja, la capital de la bicicleta en Antioquia. Después, seguir hacia La Unión, un agradable pueblo a 2.500 metros sobre el nivel del mar, donde el clima, por ello, es frío, pero ideal para tomar chocolate y comerse un chorizo humeante o una arepa de chócolo.
En ese mismo circuito está Abejorral. Así lo describe Antioquia es Mágica: “Abejorral, es encantador, con diferentes pisos térmicos que permiten adentrarse en la diversidad de la producción agraria. Además, es el lugar propicio para el senderismo donde se disfruta de su riqueza en fauna y flora, las montañas y los atardeceres hacen de este pueblo colonial, una fotografía desde cualquier ángulo”.
Si le gusta el clima frío y los paisajes andinos, otra buena opción es ir al Norte, donde hay varios municipios interesantes. Uno de los más cercanos es San Pedro de los Milagros, un pueblo de gran fervor religioso, ideal para la Semana Santa.
En la misma región está Donmatías, a solo 49 kilómetros de Medellín. A 16 kilómetros del pueblo está la represa Río Grande. Así lo describe el programa Antioquia es Mágica: “Donmatías también es conocido como la Roma paisa o la Suiza paisa y sus calles están cargadas de historia, que se puede recorrer en la Calle Azul y La Playita, entre otras”.
En esta ruta también se puede ir a Carolina del Príncipe y Entrerríos.
Pero, si está en búsqueda de tierra caliente, a unas cuatro horas de Medellín está el Magdalena Medio, donde el gran río separa las cordilleras central y oriental. Allí está Puerto Triunfo, donde está la Hacienda Nápoles y el cañón del Río Claro.
De allá se puede saltar a Puerto Berrío, incluso por el mismo río, para conocer el pueblo que durante mucho tiempo fue el puente de Antioquia con el mundo. El pueblo guarda buena parte de la historia del departamento, en especial de la época Republicana: “Visitar lugares como el Hotel Magdalena, que tiene más de 125 años de vida es toda una experiencia, al igual que conocer los barcos de vapor, la historia del ferrocarril o recorrer el puente monumental que conecta con Santander, porque cada uno de ellos cuenta un pedazo de historia de una zona geográfica con una larga trayectoria en ganadería, agricultura, pesca y el comercio entre otras actividades”.
Estas son solo una de las opciones de un departamento que tiene todo por explorar.