Infraganti, de Juan Camilo Pinzón

La risa agazapada y clandestina

Por: Íñigo Montoya

Como los buñuelos y la natilla, como el traído del niño, llega puntual la película decembrina de Dago García, ese productor que es el más nítido ejemplo del cine industrial y de consumo en el país. Muchos reniegan de su cine (incluyendo este artículo, por supuesto), pero en su defensa hay que decir que estas empresas son necesarias para el cine nacional, como industria al menos.

Como todas sus películas, ésta se asegura de tener un gancho fuerte para hilar su argumento y, sobre todo, atraer al público. Ya lo ha hecho con el fútbol, la música popular, el matrimonio, etc. Ahora lo hace con un espacio y lo que él significa: un motel y sus solapados visitantes. A este gancho le engarza otros, la comedia como siempre, los personajes estereotipados, la cultura popular y hasta a Natalia París, quien sin duda será la razón para muchos ir a ver esta cinta.

Para ser una comedia tonta está en general bien armada su historia, esto no parece decir mucho, pero si se le compara con las incoherencias argumentales de películas como La esquina, Las cartas del gordo, Ni tecases ni te embarques o Mi abuelo, mi papá y yo, pues estamos antes un relato decoroso y consecuente.

Que la risa que producen sus situaciones esté siempre agazapada y clandestina, sin dejarse ver casi nunca, así como los clientes de un motel, no es algo de extrañar, porque así han sido las últimas películas de este productor. El sentido del humor de estos filmes casi siempre es demasiado simple y burdo, cuando no populista y de mal gusto. Podría decirse que para un fanático del humor fino e intelectual de los Monty Phyton no podría ser de otra forma, pero la cuestión es que la vi en un teatro lleno y con las mismas escasas risas.

A estas películas decembrinas, diseñadas para el consumo rápido y la taquilla fácil no se le puede exigir que sean obras maestras, pero tampoco es mucho pedir que tengan algo de seso e ingenio, que si toman el camino fácil de los clichés y las fórmulas, pues que no lo hagan tan evidente. Esperemos que así sea en el próximo tutaina.