Discurso de posesión de Trump: ¿cuento chino?

Un discurso es muy poco para poder adelantarse a lo que será un gobierno; de hecho, en lo que falta de este día viernes 20 de enero seguramente comenzaremos a ver señales más concretas, ya que Trump firmará las primeras decisiones presidenciales.

Me encuentro en Acworth, a media hora de Atlanta, Georgia, y tendré la oportunidad de vivir desde aquí las primeras dos semanas de gobierno de Donald Trump. Sin embargo, aprovecharé este momento para compartir mis primeras reflexiones, dudas tal vez, sobre el mensaje que el nuevo presidente envió a los norteamericanos y al resto del mundo hoy al medio día.

1. Hacer América más grande y una América para los que viven en ella. Este enfoque general de su discurso parece ir dirigido a sus electores, a quienes votaron por él reclamando un cambio de una política “desde Washington y de espaldas a sus ciudadanos.” Sin embargo,  en esta generalidad de su discurso se evidencia el espíritu de lo que Trump piensa hacer como gobernante: un gobierno autocrático, que arranca en abierta confrontación con los partidos políticos y que no evidenciaria mayor interés en los problemas de los aliados (léase: europeos, Japón, Corea, etc.)

2. Devolver el poder al pueblo. Pasarlo de Washington (léase los congresistas) a la gente. Esta frase, populista por demás -de la misma cosecha de las que le conocimos a Chávez en otra epoca-, puede ser una señal para el Congreso: o apoyan a presidente en sus iniciativas o éste los utilizará como escudos ante los ciudadanos (léase: electores).

3. Una economía proteccionista para generar más y mejores empleos. Esta es para mí una de las partes más importantes de lo que el nuevo presidente insinúa que hará por su país. El tema de la calidad de los empleos no tendría mayor discusión. La recesión de 2007-2008 llevó la tasa de desocupación en este país del 4.5% a casi 10%. Sin embargo, durante el gobierno Obama el desempleó bajó significativamente (5% aproximadamente) sin embargo, es claro que la calidad del empleo (salario y prestaciones) no es lo deseable. En este país conseguir un trabajo no es difícil, conseguir uno bueno, bien remunerado, es otra cosa.

Ahora, el otro tema es el del proteccionismo en sí mismo. Como lo señalábamos en el blog anterior, la economía del mundo moderno ha cambiado, y una de las mayores transformaciones son las CADENAS GLOBALES DE VALOR. Hemos llegado a un nivel de especialización tal que las fábricas no hacen BIENES sino TAREAS. En consecuencia, los productos de marcas norteamericanas tienen la calidad y el precio competitivo que tienen, gracias a estas cadenas. Sugerir que las multinacionales de este país van a devolver algunos de sus procesos productivos de China, México o el Caribe sería algo suicida. Casi en ninguna industria, un pais aislado podría competir con los costos y redes de distribución de estas CADENAS.

De este componente de sus propuestas se deriva una inquietud mayor: ¿se puede avecinar una crisis del sistema mundial de comercio, o sea, de los acuerdos de la OMC y demás tratados comerciales? La primera consecuencia viable es el estancamiento de nacientes acuerdos comerciales (los megatratados con Europa, TTP, y con las naciones del Asia-Pacífico, TTIP) y la posible renegociación de existentes, como el NAFTA con México y Canadá. Pero, adicionalmente, si el gobierno de Trump se atreve a establecer barreras unilaterales al comercio, la legitimidad de la OMC-GATT podría entrar en entredicho al violarse principios como los de Comercio Sin Discriminación y Transparencia y Previsibilidad.

El proteccionismo es una opción para el desarrollo, ya ha sucedido y de hecho en la actualidad se aplica a nivel mundial con respecto al comercio de bienes agropecuarios; sin embargo, una política unilateral de medidas proteccionistas por parte de la primera potencia del mundo podría derivarse en una cadena de retaliaciones de sus socios comerciales (Unión Europea, China, Japón, etc.), lo que se traduciría en una “guerra comercial” que dejaría sin piso el espíritu del Sistema Multilateral de Comercio que rige la OMC.

4. Primero América. Para Trump y muchos de sus electores, Estados Unidos “gasta mucho dinero apoyando a otros”. Para otros, eso es lo que cuesta permanecer como la principal potencial del planeta. En una mezcla de cooperación con imperialismo, Estados Unidos posee una extensa presencia militar, diplomática y económica a lo largo y ancho del platena para defender sus propios intereses.

Así como los inmigrantes hacen tareas que los norteamericanos no harían y gastan gran parte de su ingreso en el mercado estadounidense, generando un efecto multiplicador, de igual manera los recursos que Estados Unidos dispone en el extranjero, aseguran gobiernos amigos, abastecimiento de insumos claves y además, los dineros de cooperación internacional deben ser utilizados por los beneficiarios comprando bienes y servicios desde los Estados Unidos.

Está por verse si la industria militar, las élites militares y el congreso le marchan a estas iniciativas.Adicionalmente, desde la perspectiva macroeconómica, la seguridad nacional es fuente de crecimiento de Estados Unidos como productor y exportador de armas.

Veremos si lo que pasa es que la lógica que comienza a gobernar es la de un empresario de la industria de los NO TRANSABLES -construcción y servicios-, y que por ende no comprende la lógica de las relaciones económicas internacionales o si se va a mantener firme en su visión de PRIMERO AMERICA, desatando una gran crisis de relaciones geopolíticas y del modelo económico aperturista vigente en el planeta.

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