Razones para explicar mi voto en el plebiscito del 2 de octubre.

Yo sólo necesito una razón para votar por el sí: quiero que mi hijo, mis sobrinos y todos los de su generación tengan la oportunidad de vivir en un país en paz. A mis hermanos, a mis primos, a mis amigos y a mí no nos tocó. No le ofrezco a mi hijo la certeza de un futuro feliz, pero sé que si ganara el NO, sencillamente la guerra continuaría. Tengo la oportunidad de apostarle a un futuro con optimismo en lugar de la prolongación de un pasado gris que mi generación ha tenido que padecer.

Sin embargo, quiero señalar otros argumentos, un poco más académicos tal vez, para validar la idea de que refrendar este acuerdo puede ser para el país un buen negocio en sí, e indiscutiblemente mucho mejor que continuar el conflicto con las FARC.

 

1.    La guerra es un obstáculo para una verdadera democracia.

Colombia es un país con una democracia incompleta, así la recuerdo desde que tengo uso de razón. Y la guerra entre el Estado y las fuerzas insurgentes ha sido un factor para debilitarla más. Aunque las FARC nacieron como un movimiento para defender a los campesinos sin tierra, posteriormente ese mismo grupo armado no permitió que movimientos sociales, independientes asumieran el liderazgo de la protesta democrática. Se adueñaron a la fuerza, de la vocería de los indefensos.

Al mismo tiempo, los poderosos se apropiaron del Estado y cerraron también la puerta a fuerzas alternativas, legitimando su nepotismo en la existencia de la guerra: proteger el Estado de Derecho y defender la democracia fueron los caballitos de batalla para no permitir el ascenso de otras fuerzas políticas y grupos sociales.

En otras palabras, por décadas nos han gobernado las mismas élites, a la vez que las FARC han controlado territorios donde el Estado no existe y los ciudadanos no son representados políticamente ni escuchados legalmente.

Espero que con la firma de este acuerdo ambas murallas se derrumben por el bien de la democracia, que no es otra cosa que el legítimo derecho de todos los ciudadanos a expresarse y que sean efectivamente escuchados.

Con el fin del conflicto entre el Estado y las FARC, y espero que pronto entre aquel y el ELN, los movimientos sociales y políticos independientes, con nuevas y diversas ideas, pueden ganar un justo espacio para que se expresen y puedan incidir en las decisiones de lo público desde un espectro más participativo y democrático, sin que corra peligro la vida de sus voceros.

 

2.    Perdonar el sufrimiento del pasado para sembrar futuro.

Tengo plena convicción de que es más rentable invertir en el futuro que tratar de cobrar deudas del pasado. Si bien comprendo a aquellas víctimas que ven insuficiente la justicia y reparación que puede ofrecer este acuerdo, considero que  la ecuación entre oportunidades para las nuevas generaciones y la compensación a los que sufrieron en este medio siglo de guerra, ofrece un saldo positivo.

La única reparación perfecta sería recuperar los seres queridos o el tiempo perdido. Esto no pasará, lo sabíamos desde antes de comenzar las negociaciones. Pero, la verdad que se va a obtener, entregada por los victimarios de esta guerra (que no son sólo las FARC sino también otras fuerzas oscuras que transgredieron el espíritu del Estado de Derecho para defender violentamente intereses privados), será un activo invaluable para que el  dolor de las viudas y los huérfanos pueda menguarse.

Lo anterior me lleva a plantear un punto central: el perdón será clave para construir un nuevo país, uno más solidario. Creo que no descubro ningún secreto si digo que en Colombia languidecen la confianza, el trabajo en grupo, la solidaridad, el respeto por la diferencia y, más aún, el amor al prójimo.

Estoy convencido que dentro de los valores religiosos de los cristianos (católicos y de otras vertientes) el más difícil de practicar es el amor al prójimo. Y seguramente nunca se nos había presentado una oportunidad tan clara de asumir este reto de manera decidida. Perdonar a los victimarios del pasado para darle una nueva oportunidad a las futuras generaciones, sería la semilla de un país más solidario, menos egoísta.

Nací en un hogar y en un pueblo de fuerte influencia católica. Aunque me he distanciado de las instituciones religiosas, aún siento como un gran reto de vida el propósito cristiano de “amar al prójimo como a ti mismo.” Bajo esta perspectiva filosófica, el acuerdo firmado llena todas mis expectativas: deseo que los campesinos de mi país, aquellos que no conozco pero que viven todos los días la zozobra de la guerra, puedan respirar cada mañana la tranquilidad que mal que bien disfrutamos quienes habitamos las grandes ciudades. Porque esta guerra se ha desarrollado fundamentalmente en el campo, y aquí, desde las urbes, no la hemos sentido igual.

Voy a votar por el SÍ para que el campesino que no conozco, aquel que labra la tierra, disfrute de la paz que sueño para los míos también.

 

3.    Verdad, verdad y más verdad, para construir futuro.

Aunque toda mi vida ha transcurrido en tiempos del conflicto armado, sólo tengo plena conciencia de lo que ha pasado en las últimas tres décadas. Con el tiempo, el pasado lejano se nos hace menos visible. Es por eso que hoy analizamos este proceso muy en la retrospectiva cercana, digamos que después de la guerra fría. Pero la historia es más larga y compleja.

Así que convencido que la verdad es sanadora, espero que nos demos la oportunidad de conocer todo lo que ha pasado a lo largo de estas cinco décadas, por el bien de las futuras generaciones. No para una revancha sino para la no repetición. La verdad completa es necesaria, es terapéutica.

Las FARC parecen estar dando un paso importante al reconocerse victimarios, al pedir perdón por el daño producido. Es un buen comienzo. Ahora se hace necesario que la verdad sea amplia y profunda, por el bien de las familias que necesitan este aliciente para apaciguar sus almas.

Pero hay otros ciudadanos que  tienen que desarmar sus espíritus. En una guerra como la nuestra, diferentes actores, armados y no armados, tienen que reconocer sus responsabilidades, decir la verdad y expresar el arrepentimiento. En 50 años no sólo las FARC y los paramilitares, sino también sus financiadores y patrocinadores tienen que aportar su cuota de verdad para cerrar este capítulo triste y doloroso de nuestra historia. El presente acuerdo es una oportunidad enorme para que esto suceda.

De hecho, sino se logra que todos los responsables del dolor y el despojo -de lado y lado- aporten su cuota de verdad y asuman su responsabilidad, las leyes de Reparación de Víctimas y de Devolución de Tierras, serán letra muerta. En otras palabras, sólo una verdad amplia y profunda hará efectiva y legitimará la devolución de las tierras a sus verdaderos propietarios, o sea, a los expropiados o a sus herederos,…

a las verdaderas víctimas.

 

 

 

 

1 comment

  1. Luis Fernando   •  

    Aporte al artículo…En este interminable combate por el SI o el No, y estando de acuerdo con el autor al cual creo, le faltó un punto importante y es el del “Miedo”, para los que votaran por el NO tenemos miedo al cambio, miedo a las nuevas oportunidades que se presentarán, porque la zona de confort en la cual nos hemos movido todos los de mi generación (hombres y mujeres menores a 40 años) es leer noticias de terrorismo, ataques, y todo lo que se acostumbra en este mi país donde nos hemos vuelto indolentes; invito a dar un paso a ese abismo desconocido del SI para que afrontemos nuevos retos democráticos y participativos que nos muestra el acuerdo. Si la causa del NO es que las FARC no piden perdón y no van a la cárcel, es fácil que los militares y dirigentes que han asesinado a Colombianos inocentes que pidan perdón, que los dirigentes pidan perdón por llevarse los hijos a prestar servicio militar obligatorio dejando a madres y padres sufriendo por sus hijos, así como las FARC has arrancado a sus hijos de madres en el campo por esta guerra injusta y no olvidemos que en los campos de batalla Colombianos matan a Colombianos, que lucha tan injusta por una Colombia tan hermosa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>