Lucelly es una de varias mujeres que llegó a los Llanos del Yarí a buscar a su hijo guerrillero.
No era la primera vez que Lucelly*, en un arranque de desesperación y amor de madre, recorría los caminos polvorientos de los Llanos del Yarí, en Caquetá. En sus 48 años de vida se ha internado varias veces en lo más profundo de la selva en búsqueda de su hijo que, dice, ya conoce palmo a palmo.
Pero esta vez todo era diferente. Para Lucelly, las seis horas de recorrido desde San Vicente del Caguán bajo el sol se le hicieron eternas. Volvió a las selvas del Yarí a la Décima Conferencia Guerrillera para buscar a su hijo que ahora debe tener 28 años. Hace 14 se fue a las filas guerrilleras, bajo una promesa de trabajo que nunca se cumplió.
“Eso pasó hace muchos años. Una hermana de mi esposo me dijo que lo dejara llegar hasta estos terrenos para...
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