En el año 2011, Andrés Felipe Arias estaba en la cúspide de su carrera profesional, sus conocidos lo calificaban como un hombre inteligente, conocedor de finanzas y estratega. Venía de ser el ministro de Agricultura del gobierno de Álvaro Uribe y hasta sonó como precandidato presidencial.
Sin embargo, con la misma efervescencia que subió, también cayó. La vida del preparado político antioqueño cambió en un santiamén cuando la Corte Suprema inició una investigación en su contra por las irregularidades en Agro Ingreso Seguro cuando él era ministro. El programa que fue creado para entregar subsidios a pequeños campesinos y que terminó favoreciendo a familias adineradas.
Por esos hechos, fue condenado a 17 años de prisión. Estuvo preso dos años en la Escuela de Caballería. En 2013 le concedieron la libertad, por lo que un año más tarde, en 2014 se radicó en Estados Unidos con toda su familia. Sin embargo, cargaba a todo lado con una condena vigente. Por eso, en agosto de 2016 fue arrestado en Estados Unidos y ese mismo año regresó nuevamente a la libertad bajo fianza.
En 2017 volvió a ser arrestado con fines de extradición. Pasó dos años preso, hasta que en julio de 2019 fue deportado a Colombia y recluido, nuevamente, en la Escuela de Caballería. Finalmente, en 2022 obtuvo detención domiciliaria.
Aunque su paso por los centros gringos fue breve e intermitente, asegura que fueron años difíciles marcados por el aislamiento, el hambre y el temor constante.
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“En mi primer arresto me llevan a una celda de aislamiento, donde uno está aislado las 24 horas, le pasan la comida por una rendija y no sale en ningún momento. Es una situación muy compleja, casi claustrofóbica. Cada vez que pude le pedía al juez que me dejara ir a la población general. Yo le decía: ‘Señora juez, yo necesito hablar con, o sea, necesito interactuar con personas. Yo asumo, bajo mi riesgo, estar allá’. ¿Por qué me habían aislado? Porque en ese lugar, en el Federal Detention Center de Miami, estaban presas muchas personas que habían sido extraditadas por el gobierno en el cual yo había participado y que yo había defendido”, narró.
Contó que, para protegerse, se integró a pequeños grupos de internos, mayoritariamente latinos
“Inicialmente, estuve en una celda con un muchacho de Buenaventura capturado en una lancha con coca. Hay muchísimos colombianos. Básicamente, los grupos que están allá son colombianos, boricuas, cubanos, americanos blancos y afroamericanos. Los que no pertenecen a uno de esos grupos tienen que llegar a alguno de estos grupos. Entonces, por ejemplo, los ecuatorianos corren con los colombianos. ¿Qué significa eso? Que se agrupan acá. ¿Por qué hay que hacerlo así? Para sobrevivir. Porque si no hay un respaldo de un grupo, pues la puede pasar bastante mal”, agregó.
Muchas veces, dijo, sintió temor por su vida, toda vez que en ese lugar había exparamilitares extraditados por el Gobierno de Uribe.
Sin embargo, relató que esos temores comenzaron a disiparse cuando tuvo contacto con algunos de ellos en las salas donde recibían visitas legales. “Un día estábamos en un ascensor y me tocó al lado de ‘Don Berna’. Él no me habló, pero cuando íbamos a subir alguien dijo: ‘Véalo aquí tan mansito’. Y Berna respondió: ‘Aquí adentro todos somos colombianos. Lo que pasó afuera se queda afuera’. En ese momento yo descansé un poco porque me di cuenta de que no me iban a hacer daño”, narró.
Arias también recordó la visita que le hizo el expresidente Uribe durante su reclusión en EE. UU.
“Yo estaba muy cambiado, delgado, pálido. Él se estremeció al verme así. Le dije: ‘Presidente, estoy bien, tranquilo, siéntese’. Apenas nos sentamos, le dije: ‘No quiero perder tiempo, esto es lo que tengo que contarle’, y le relaté lo que ‘Gordo Lindo’ me había dicho”, concluyó.
Todo este relato lo entregó durante su declaración en el juicio a su antiguo jefe político, el expresidente Uribe, quien se enfrenta a la justicia por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal.
El exfuncionario, desde hace varios años está apartado de los reflectores, dedicado a sus negocios como analista financiero. No volvió a la política y según su relato en el juicio, no tiene planes, al menos por ahora, de volver a ese escenario de glorias y penas.
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