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Hago un llamado a quienes en medio de pandemia se burlan de los pobres: Arzobispo de Bogotá

  • Monseñor Luis José Rueda siente que el Gobierno Duque ha abierto una luz de esperanza para la paz con grupos armados. FOTO WWW.VATICANNEWS.VA
    Monseñor Luis José Rueda siente que el Gobierno Duque ha abierto una luz de esperanza para la paz con grupos armados. FOTO WWW.VATICANNEWS.VA
03 de mayo de 2020
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Monseñor Luis José Rueda fue designado por el papa Francisco como arzobispo de Bogotá, luego de varios años de servicio en la Arquidiócesis de Popayán. En entrevista con Colprensa habló de los retos que deberá enfrentar en su nuevo cargo, también hizo un llamado a que cesen los asesinatos de líderes sociales y a repensar la distribución de los recursos en el país en medio de la pandemia de la covid-19, que ha agudizado las necesidades de las personas más vulnerables.

“Bogotá es amada por Dios en medio de las dificultades y de los problemas. Sintiéndose una ciudad amada por Dios va a encontrar los caminos de santidad que la llevarán a la reconciliación, a la paz, a la verdad, a la fraternidad y a la búsqueda del bien de todos”, dijo.

¿Cómo recibe la decisión del papa Francisco de nombrarlo arzobispo de Bogotá?

“Es una combinación de alegría, de gratitud, de reconocimiento de la misericordia de Dios y de una responsabilidad enorme con la Iglesia, con el papa Francisco y con la misión que ha llevado el cardenal Rubén Salazar”.

¿Para usted qué implica reemplazar al cardenal Rubén Salazar?

“Es un gran reto. Él hizo una carrera brillantísima de servicio a la Iglesia y la seguirá haciendo porque yo lo reemplazaré en el cargo de arzobispo de Bogotá mientras él continúa como cardenal. Es un trabajo en comunión que podemos hacer con él, con todo el episcopado, con el clero de Bogotá, y con los hombres y mujeres que quieren el bien común, la reconciliación en Colombia, y buscar caminos de vida nueva, según el reino de Dios y la fuerza del Evangelio”.

¿En qué se diferenciará su misión en Bogotá de la de Popayán?

“La diferencia está sobre todo en el ambiente grande de la ciudad. En Bogotá, digámoslo así, está el corazón de toda Colombia, entonces es aportar desde el corazón de Colombia, pero en unidad con todo, con los que toman las decisiones gubernamentales y con la Iglesia que peregrina en las distintas regiones, porque se necesita conexión con todos los obispos del país, con las regiones, con las periferias, con los sacerdotes y con hombres y mujeres de fe. Es un camino sinodal, una misión en comunión, como lo anunció Cristo Jesús con los 12 apóstoles”.

Llega a la capital del país en un momento crucial por la crisis de la covid-19, ¿cómo planea trabajar desde la Iglesia en este frente?

“No tengo ni oro ni plata, pero lo que tengo lo doy, que es mi vida, mi fe, mi esperanza, mi opción por la vida, y mi trabajo comunitario con todos los sacerdotes y con todos aquellos hombres y mujeres de fe, incluso, con aquellos que no son de la Iglesia, pero que quieren colaborar para que Bogotá y, especialmente, los más pobres sean atendidos, sean acompañados y puedan ser consolados en este momento de pandemia y en todos los momentos de sufrimiento”.

Usted siempre ha destacado el papel de los jóvenes, ¿serán clave en medio de esta pandemia?

“Los jóvenes son una riqueza, son un tesoro que está ahí como guardadito, pero que cuando se les da la posibilidad de actuar, amados por Dios y por la Virgen María e iluminados por el Espíritu Santo y por la fuerza del Evangelio, esa luz se les prende en el corazón y nunca se les apaga. Se vuelven hombres y mujeres cercanos a los enfermos, a los pobres. Hay un ejército grande de jóvenes que aman a Cristo y que les sirven a los más pobres”.

Usted también ha sido un férreo defensor de los líderes sociales, ¿qué decir sobre los asesinatos de estos líderes en medio del aislamiento obligatorio?

“Es muy triste ver cómo en medio de la pandemia y en medio de la cuarentena los líderes sociales han sido asesinados y que las comunidades continúan siendo desplazadas. ¿Por quién? Por las mafias del narcotráfico, por aquellos que quieren adueñarse de los territorios, por aquellos que ostentan las armas para destruir la vida.

A los que tienen las armas, a los que están en los eslabones del narcotráfico, les decimos que Dios los ama y que el amor de Dios los transforma a ellos para que dejen esos caminos de muerte y empiecen a respetar la vida de los demás, porque no son dueños de la vida de nadie, ni siquiera de la de ellos. Que se pongan al servicio de una Colombia que necesita ser reconciliada”.

En ese mismo sentido, ¿qué decirle al Eln, que pese a haber declarado un cese al fuego hasta el pasado 30 de abril, no decidió prorrogarlo?

“El llamado es a todos los grupos armados, entre ellos el Eln y el Clan del Golfo, que con las armas tratan de transformar la realidad, pero lo que hacen es herir la realidad, herir la vida de nuestros pueblos. A ellos, un llamado a unirse en este camino de peregrinaje por la vida y por la reconciliación, a que cesen la guerra, el narcotráfico, que es una economía de muerte.

Además, hago un llamado a todos aquellos que en medio de la pandemia se burlan de los más pobres por el camino de la corrupción, tomándose el derecho de utilizar los bienes que son del Estado, de la sociedad y que están para ser distribuidos a todos, especialmente a los más vulnerables, a los enfermos, a los ancianos, a los campesinos, indígenas y afros”.

Recientemente el Gobierno firmó un decreto que otorgará beneficios a miembros de grupos armados organizados como el Clan del Golfo y disidencias de las Farc que se sometan a la justicia: ¿Qué opina de este paso?

“Es un paso interesante. Cada paso que demos en la línea del diálogo y de la concertación para solucionar el conflicto que tenemos en Colombia será aplaudido por aquellos que creemos en la vida, en la paz y en la reconciliación. Esperamos que estos pasos sean secundados, apoyados, y demos otros pasos más grandes y avancemos. Necesitamos vivir en la esperanza, es lo único que nos motiva para que Colombia cambie”.

¿Pero cree que se debe seguir insistiendo en un proceso de paz con el Eln?

“Este paso que el Gobierno ha dado hay que aplaudirlo, es una luz de esperanza, pero creo que debemos seguir orando, seguir luchando, seguir hablando de unidad, de reconciliación. Esas búsquedas puede ser que se demoren, puede ser que sean procesos lentos, pero hay que mantenerlos”.

Hace poco se conoció sobre la suspensión del sacerdote Carlos Yepes por presunta pederastia, ¿qué opina de estos hechos que han empañado a la Iglesia?

“Es un sufrimiento. La Iglesia sufre al lado de las víctimas, sufre al ver que nosotros somos llamados a encontrar vida y santidad, pero muchas veces caemos en rutas equivocadas. Es necesario que la Iglesia continúe haciendo los procesos, las investigaciones y colaborando, como lo ha hecho, para que las orientaciones que nos da el Papa frente a la pederastia permitan esclarecer los casos, que los responsables purguen las penas, y que las víctimas sean acompañadas en su sanación psicoespiritual, psicofamiliar y psicosocial”.

En medio de la pandemia también han surgido voces que piden utilizar los recursos de la paz para atender la crisis que ha desatado la covid-19. ¿Qué opina de esto?

“Hay que hacer lo uno sin descuidar lo otro, no vaya a ser que nosotros quitemos un lado y tapemos el otro. Lo que haríamos sería desequilibrarnos y es el tiempo del equilibrio de los recursos, que se repartan de tal manera que no se desatiendan unos frentes, sino que potenciemos otros para que se atienda integralmente la situación humanitaria, pero también la paz, la vivienda, la educación, el empleo”.

¿Cree que es tiempo de que el país se replantee en materia de distribución de recursos?

“Yo pienso, por ejemplo, en la realidad del Cauca. La capital, que es Popayán, está incomunicada porque no hay una carretera que la una con Guapi, con López de Micay y con el Pacífico. Si nosotros equilibráramos los recursos y los distribuyéramos en todas las periferias y zonas del país, esas obras facilitarían el desarrollo integral de todos los colombianos.

Hablando de Popayán, ¿eué les dice a esos feligreses que lo han acompañado todos estos años?

“Ellos saben que la Iglesia es presencia de amor, presencia de luz, presencia de esperanza. Saben que estaremos muy unidos, que Dios, nuestro padre, a través del Papa Francisco proveerá como ha hecho siempre”.

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