Detrás del secuestro del niño Lyan José Hortúa Bonilla hay un pasado de narcotráfico y violencia que al parecer habría provocado la injusta retención del pequeño.
El infante, quien cumplirá 12 años el próximo 29 de mayo, fue liberado por sus captores en la tarde de este miércoles, tras pasar 18 días en pésimas condiciones, maniatado con esposas y a merced de amenazas.
Fuentes cercanas al caso le contaron a EL COLOMBIANO, con reserva de identidad, que el secuestro al parecer guarda relación unos bienes y una fortuna que su familia habría heredado de su padre biológico.
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Se trata de José Leonardo Hortúa Blandón, alias Mascota, uno de los cabecillas más peligrosos de la extinta organización narcotraficante “los Rastrojos”, quien fue asesinado un mes antes del nacimiento de Lyan.
“Mascota” era pareja de Angie Bonilla, con quien esperaba su primer hijo, cuando se produjo el atentado el 19 de abril de 2013 en la ciudad de Cali.
Hortúa, quien estaba en libertad condicional, fue atacado a tiros por sicarios en un consultorio odontológico, dejando viuda a su mujer embarazada.
En aquel entonces, “Mascota” era lugarteniente de Diego Pérez Henao (“Diego Rastrojo”), el líder de la organización criminal “los Rastrojos”, y el principal candidato a heredar su lugar, luego de que el patrón fuera extraditado en 2012 a Estados Unidos, por cargos de narcotráfico.
La viuda Angie Bonilla volvió a casarse después con un reconocido joyero de Cali, Joshua Suárez, con quien tuvo otra niña. Luego se convirtió en una influencer de estilos de vida, conocida en las redes sociales como Barbie Vanesa, dejando atrás su pasado con “Mascota”.
Sin embargo, según las fuentes consultadas, ese oscuro pasado volvió a revivir a principios de este año, cuando un antiguo integrante de “los Rastrojos” se presentó ante la viuda, exigiéndole que le entregara los bienes y la fortuna que había dejado “Mascota”.
La mujer explicó que no tenía nada de eso, y posteriormente se presentó el secuestro de Lyan en su casa del corregimiento Potrerito, en Jamundí (Valle), el 3 de mayo de 2025.
Los narcotraficantes cobraron más de dos millones de dólares por su liberación, y para retenerlo hicieron una alianza con el frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc, que se encargó de custodiar al pequeño. “En el Valle es muy común que los narcos secuestren personas y se las entreguen a la guerrilla”, manifestó una de las fuentes.
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