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El río Magdalena ya no es el mismo. Esa es la frase que retumba al llegar a Calamar, municipio al norte de Bolívar, a tres horas de Cartagena. Son las 10:00 de la mañana, el sol está fuerte y el calor es insoportable. Allí reina la incertidumbre y no es para menos, gran parte de la población vive de la agricultura y la pesca, y el caudal del río más importante de Colombia es cada vez más bajo, los peces están escasos.
“Huy doña, aquí ya no se consigue nada. Desde octubre que empezó a bajar el río, por aquí ya no cogemos mojarra, bocachico, ni barbudito, los peces se han ido muriendo por falta de oxígeno. Esto ya no es lo mismo”, comenta Ever Hilton, de unos 37 años, mientras señala los playones que han ido formándose en la ribera.
Nadie conoce...
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