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La operación “Demoledor” dejó como saldo a 5 guardias del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) capturados por, presuntamente, hacer parte de una red de extorsionistas conocida como “Los Carceleros”, con operación en diferentes establecimientos carcelarios del país.
Según informó el Gaula de la Policía, las investigaciones del caso se habían iniciado desde enero y, entre los presuntos delitos cometidos, se incluye la complicidad de los guardias en el ingreso de teléfonos celulares a cambio de dinero.
Tras conocerse el hecho, el brigadier general Norberto Mujica, quien es el director nacional del Inpec, anunció la habilitación de una línea denominada “Por un Inpec transparente, denuncie”.
Según explicó Mujica, el propósito es ofrecer a todos los actores del sistema penitenciario la posibilidad de reportar cualquier irregularidad con miras a “lograr que esas ventanas de la corrupción las podamos ir cerrando una a una”.
Para ello, expuso el director, el Comité de Recepción, Atención, Evaluación y Trámite de Quejas, Informes y Peticiones (Craet) se encargará de recibir las alertas y las remitirá a la autoridad competente según el área en la que se identifiquen las anomalías.
Además, como muestra del combate hacia esas irregularidades, sostuvo que en lo corrido del año ya van más de 44 funcionarios capturados y se han ejecutado más de 100 actuaciones administrativas.
Ley del silencio
Pese al intento por controlar los brotes internos de corrupción, a juicio de Germán Pabón, exdelegado para la Política Criminal, la ley del silencio casi siempre se impone en los pasillos de los reclusorios nacionales y los casos reportados pocas veces, desde su experiencia, registran avance.
“Si la queja llega a manos de una Procuraduría regional, lo primero que se hace es enviarla a la Oficina de Asuntos Disciplinarios del Inpec, y quienes trabajan allí son guardianes, no son ni siquiera abogados. Entonces son guardianes disciplinando a sus propios compañeros”.
Así mismo, Pabón expuso que en la mencionada oficina trabajan muy pocas personas para hacerse cargo de todas las investigaciones del país. Además -añadió- aquellos reclusos que se reafirman en sus denuncias son víctimas de retaliaciones.
Protocolos de seguridad
En diversas ocasiones, entes como la Fiscalía han dado a conocer que, a través de teléfonos móviles, los internos continúan operando negocios clandestinos. De ahí la importancia de controlar el ingreso de estos objetos a las prisiones.
Felipe Quimbayo, dragoneante del Inpec, reconoce que si bien hay corrupción interna, se necesita más tecnología de punta para disminuir el ingreso de objetos prohibidos.
En su caso, presta servicio en la cárcel El Pedregal, en donde cuentan con una máquina de rayos x ya descompuesta por el uso, pero -según dijo- fue muy efectiva en su momento.
“Aquí lo que necesitamos es más apoyo de los entes territoriales para que se implementen nuevas ayudas, como en su momento el reconocimiento facial, pero nos quedamos estancados ahí”, agregó.
Quimbayo expresó que esos detectores conformarían el 50 % del mecanismo encaminado a detener el paso de artefactos prohibidos y complementarían el trabajo de los agentes caninos.
En ello coincidió el también dragoneante Luis Pinzón, quien además reseñó que el ingenio para camuflar los objetos sugiere un desafío y, más aún, por que las requisas no deben exceder el contacto físico por respeto a los derechos humanos . n