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En una zona verde, a las afueras de la sede de Nueva York de la Organización de las Naciones Unidas, hay 168 pupitres escolares. Todos están vacíos. Cada uno representa a un millón de niños alrededor del mundo cuyas escuelas llevan casi un año cerradas desde que inició la pandemia a causa del coronavirus.
Se trata de una instalación que realizó Unicef y que busca atraer atención a la crisis educativa que afecta, sobre todo, a los niños y niñas de Latinoamérica y el Caribe, según reveló el informe “Análisis del cierre de escuelas” de la misma entidad.
Este indica que de los 214 millones de niños del mundo, tres de cada cinco que perdieron el año escolar son de estas dos regiones, donde las instituciones han permanecido cerradas, en promedio, 158 días desde el 11 de marzo de 2020 hasta febrero de este año, cuando la media global es de 95 días. Además, solo estuvieron abiertas seis días, cifra más baja del promedio global de 37.
“El promedio del calendario escolar es de 190 días, así que estamos hablando de que 83 % de este se perdió en clases presenciales”, dijo Ruth Custode, especialista de educación de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe, en declaraciones dadas a Efe.
En Colombia, el calendario es de 175 días y, de estos, en 115 (65,71 %), las instituciones estuvieron completamente cerradas, según Unicef.
A Latinoamérica y el Caribe le siguen Asia del sur, con 146 días y África del sur y del este, con 101. Estados Unidos, por otra parte, no cerró clases por durante ningún día.
De los 14 países que se han mantenido con escuelas cerradas, dos tercios son latinoamericanos y del Caribe, encabezados por Panamá, con 211 días, seguido por El Salvador, con 205, y Bangladesh, con 198.
Según Unicef, este cierre trae consecuencias desastrosas para la educación y el bienestar de los niños: “Los que no pueden acceder a la educación a distancia tienen más probabilidades de no regresar nunca a la escuela, e incluso de ser víctimas del matrimonio forzado o el trabajo infantil. Agregaron que las escuelas representan el único lugar para muchos de ellos donde puede acceder a servicios de salud e inmunización y obtener comidas con los componentes nutricionales necesarios para el desarrollo.
En Colombia
El informe indica que las instituciones educativas desde preescolar hasta secundaria del país permanecieron hasta 115 días completamente cerradas y 58 parcialmente, y con solo tres jornadas abiertas desde el 11 de marzo del año pasado. Esto afecta a 1.309.386 estudiantes de preescolar, 4.303.833 de primaria y 4.821.029 de secundaria de Colombia.
En febrero, colegios oficiales y privados en Antioquia, Atlántico, Caldas Quindío, Santander, Valle del Cauca, Envigado, Pitalito, Cartagena, Manizales, Medellín, Rionegro, Sabaneta, Barranquilla, Cartago, Cali, Girón, Itagüí, Montería, Palmira y Pereira comenzaron alternancia. De estos, los oficiales son 43 en Bogotá, 7 en Ibagué, 5 en Cali, 3 en Bucaramanga y Barranquilla y 153 en Medellín.
Unicef pidió a las autoridades priorizar la reapertura de escuelas si la situación sanitaria lo permite, teniendo en cuenta que muchos estudiantes no cumplen con las condiciones de conectividad y los recursos para hacer parte de sesiones virtuales.
La asesora y médica epidemióloga clínica e investigadora de la Universidad CES, Jessica Giraldo, explicó que la decisión de volver representa un dilema entre temas de salud mental, implicaciones para el desarrollo, nutrición y otras condiciones en niños con los contagios del virus.
“Hay estudios que muestran que sí hay incremento en el número de casos de propagación, que está en relación con estos grupos de edad y es de esperarse: a mayor presencialidad mayor riesgo. Hay niños que de acuerdo a la edad son más difíciles de controlar y otros que tienen más capacidad de comprender y ajustarse a la norma”.
Agregó que, aún así, que haya impacto en el número de casos no quiere decir que no se deba abrir o que no esté justificada la decisión. “Esto solo indica que se debe garantizar que haya protocolos adecuados y sostenibles. Ante el incremento del riesgo se debe pensar en mitigar y no en impedir o prohibir”.
Finalmente, agregó que, sobre todo las instituciones públicas, en las que ya antes de la pandemia existían dificultades de infraestructura y hacinamiento, es importante procurar ventilación natural, distanciamiento físico, uso de tapabocas adecuado y lavado constante de manos .
Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.