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Después de que el presidente Iván Duque pidiera el sábado a la ciudadanía y el comercio tomar mayores precauciones, y a las autoridades poner en marcha nuevas medidas ante el aumento de casos, muertes y ocupación de UCIs por cuenta de la covid-19, los mandatarios locales comenzaron de manera simultánea a tomar decisiones para mitigar el impacto de la pandemia en las dos semanas finales de año que podrían ser críticas.
Según el viceministro de Salud, Alexander Moscoso, Cúcuta, Ibagué y Cali son las ciudades con mayor riesgo actualmente. En la capital nortesantandereana, por ejemplo, que tiene una ocupación del 98 % en UCI, habrá toque de queda hasta el 3 de enero, entre las 7:00 p.m. y las 5 a.m., tal como ocurrirá en Ibagué, pero a partir de las 10:00 p.m.
En Bogotá, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunció que debido al aumento de contagios en la capital, a partir de este lunes 21 de diciembre volverá a regir el pico y cédula en la ciudad.
En Cali, además del toque de queda hasta el 23 de diciembre (por ahora), hay ley seca todos los días, entre las 10:00 p.m. y las 5:00 p.m. También tienen el reto de controlar las aglomeraciones por la final del fútbol colombiano entre América y Santa Fe, cuyo título se definirá el próximo fin de semana.
Barranquilla, a pesar de no ser mencionado por Moscoso como ciudad con riesgo moderado, como sí lo están Medellín, Bogotá, Quindío y Pereira, también decretó este domingo toque de queda.
“Sabemos que a medida que avanza la noche hay mayor consumo de alcohol y es entonces cuando comienzan a flexibilizarse los protocolos de bioseguridad en casa que, recordemos, es donde más se está contagiando la gente, según lo que arrojan los estudios de epidemiólogos”, explicó el alcalde Jaime Pumarejo.
Y es que ante el escenario improbable de que los colombianos se abstengan de reunirse en fin de año, los expertos piden que al menos sean reuniones adaptadas en toda medida a lo que requiere el momento.
“Que no sean numerosas ni en lugares cerrados, no exponer a los adultos mayores ni familiares con comorbilidades y que si alguien quiere reunirse con la familia, reduzca en lo posible salidas y tenga control y recuento de lo que hace durante la celebración. Si no, en enero pagaremos muy caro las fiestas de fin de año”, expresa Carlos Reina, estudiante de doctorado de epidemiología de la U de A.