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El senador Ariel Ávila, de la Alianza Verde, aseguró que al presidente Gustavo Petro se le desgastó el capital político en el Congreso en menos de ocho meses en el poder, por lo que planteó que será difícil que se aprueben todas las reformas sociales que el Gobierno está impulsando.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Ávila tildó de “cobardes” a Roy Barreras y Alfonso Prada por echarle el agua sucia de la hundida reforma política y planteó que la Alianza Verde está dividida entre congresistas petristas y otros de centro.
¿Cómo evalúa el avance de la paz total en el Congreso?
“Se aprobó la ley de orden público que seguramente la Corte Constitucional le dará su visto bueno. Lo único que falta por aprobar es la ley de sometimiento, que está enmarcada dentro de los parámetros esperables. Allí está la justicia ordinaria, no trae nuevos jueces, ni nuevos procedimientos, ni nuevos tribunales. Creo que va a haber un debate intenso, obviamente, pero creo que al final será aprobada”.
¿Y qué evaluación hace de la paz total en la práctica?
“En materia de acercamientos y negociaciones creo que se han cometido errores de parte del Gobierno. Anunciar ceses bilaterales sin tener protocolos fue un muy mal negocio para el presidente Gustavo Petro y creo que el gran problema es que la oferta de la zanahoria (paz) está más o menos clara, pero lo que no está claro es la oferta del garrote”.
¿Se refiere a falencias en materia de seguridad?
“Sí. Hay un problema delicado y que el Gobierno no tiene clara su política de seguridad, y no solo la seguridad rural que es la de estas organizaciones ilegales, sino también la seguridad urbana. Hay mucha confusión en la población y eso lleva a estos problemas de seguridad tanto en ciudades como en zona rural que actualmente enfrenta al país”.
¿Cómo cree que se puede mejorar en esta materia?
“Se necesitan las directrices y hasta que no estén claras, no va a funcionar. A nivel urbano hay que reevaluar el plan de vigilancia por cuadrantes y a nivel rural hay que determinar las nuevas modalidades en que opera el crimen. Con las directrices claras será más fácil para las Fuerzas Militares entender su quehacer”.
Hay un rezago en erradicación de cultivos y la producción de cocaína está disparada. ¿Qué lectura hace de esa situación?
“El tema del narcotráfico no va a mejorar de forma rápida ni sustancial en estos cuatro años. Hay factores externos determinantes porque mientras exista un dólar revaluado y la demanda siga aumentando en el norte del continente y en Europa, esa situación no va a cambiar. La política de lucha contra las drogas tiene que ir encaminada a bajar el número de familias que dependen del narcotráfico. Eso es posible, pero no lo es pensar que acabaremos hasta con la última mata de coca”.
Volviendo a la política ¿qué ambiente ve en el Congreso tras casi 8 meses del inicio del Gobierno de Gustavo Petro?
“El primer semestre fue un semestre de un presidente con capital político. Un semestre en el que generalmente el Congreso le aprueba reformas a los nuevos presidentes y en el que el Gobierno tenía claridad de las reformas presentaría. Este segundo semestre el capital político se le empezó a desgastar al presidente, la cortesía terminó y comenzó la verdadera puja. El Gobierno tiene 35 reformas y no hay claridad en sus prioridades. Esas cosas se suman a que hoy en día exista una gran confusión en el Congreso y eso está llevando a que la coalición de gobierno se esté reevaluando, especialmente de cara a las elecciones regionales”.
¿Cree que ese escenario político adverso puede impedir que se aprueben las reformas?
“Claro. Frente a todas las reformas hay que empezar una negociación y concertación con las fuerzas políticas tradicionales, el bloque alternativo no va a poder pasarlas por sí solo porque las mayorías no dan, es sencillo. Lo que llamamos el bloque progresista tiene 40 senadores de 108, eso quiere decir que aunque somos el sector más grande, no somos ni siquiera la mitad”.
El Gobierno insiste en llamar a manifestaciones, lo que algunos leen como presión. ¿Cree que eso influyó en las tensiones entre el Gobierno y el Congreso?
“Se han visto presiones de todo tipo, del Gobierno, de la oposición y del empresariado. Pero esa vía de sacar a la gente a las calles si las reformas no reciben apoyo es jugar con la democracia. Lo que hay que recomendarle al presidente es que tenga en cuenta cuál es el equilibrio de poder y que comience la concertación de las reformas. Hay un reformismo, que no será tan grande como él quería, pero no hay más”.
¿Cómo debería ser esa concertación de la que habla?
“Generalmente los gobiernos presentan una propuesta y esta se concerta en el Congreso, así debe ser. Eso es todo lo contrario a lo que está pasando con la reforma a la salud, el Gobierno la radicó pero se sabe que esa no es la reforma que va a pasar. La reforma se concerta en los debates, sino ¿para qué está el Congreso?”.
¿O sea que no está de acuerdo en que el Gobierno concerte la reforma desde antes?
“No. Eso que llaman concertación previa al Congreso me parece una invención que ha surgido en Colombia medio absurda, eso es ridículo. La concertación se tiene que dar en los debates en el Congreso”.
¿Pero con una coalición dividida entonces cómo lograrlo?
“Ahí está el reto. Por la forma como pasó lo de la reforma a la salud y por los debates que ha habido en los últimos meses, la coalición de gobierno está rota, hay que reconstruirla. Hoy en día no hay coalición de gobierno clara. Lo que hay es unos partidos que se declararon de gobierno, pero por dentro cada partido es por su lado. Eso es lo que el Gobierno debe pensar en reconstruir en esta Semana Santa y Pascua”.
¿Cómo quedó usted después de que le echaran el agua sucia de la hundida reforma política?
“El presidente del Congreso, Roy Barreras, y el ministro del Interior, Alfonso Prada, fueron muy cobardes. Ellos utilizaron mi nombre cuando yo estaba fuera del país. Me hicieron ver como el responsable de los micos, cosa que no fue cierta y obviamente una serie de opositores le hicieron eco a eso”.
¿Y cómo quedó su relación con los demás integrantes de la Alianza Verde?
“La Alianza Verde es un partido de personas que no necesariamente tienen un comportamiento de cuerpo porque hay individualidades normales. A eso se le suma la división interna que hay entre el sector petrista donde están congresistas como Inti Asprilla, Katherine Miranda y Santiago Osorio, y el sector más de centro en el que estamos el resto”.
¿Eso quiere decir que hoy el partido está dividido en dos?
“Sí. Son dos sectores que están en constante disputa y eso también se ve hacia afuera. Aquí puede haber individualidades porque este no es el Partido de la U, el Partido Liberal o el Conservador. Hay una división, pero la situación del partido no es grave, creo que hacia afuera lo ven complicado, pero nadie se piensa salir ni pedir escisión”.
¿Sigue en la puja por aspirar a la presidencia del Senado?
“Sí. En este momento estamos compitiendo por ese cargo Inti Asprilla, Angélica Lozano y yo. De pronto sale un cuarto, es posible que salga”.
Periodista, apasionado por la historia, la geopolítica y los documentales. Hago preguntas desde que tengo uso de razón. Egresado de la Universidad Eafit.