El presidente Gustavo Petro denunció el 9 de noviembre que la Casa Blanca difundió una imagen suya vestido como preso junto a Nicolás Maduro. El hecho, que calificó como un “irrespeto brutal” hacia el pueblo colombiano, lo llevó a pedir explicaciones formales al Gobierno de Donald Trump. Aunque aclaró que no expulsará al embajador John McNamara, deja ver el deterioro de una relación bilateral que atraviesa uno de sus momentos más complejos en años.
El incidente se originó tras una revelación de Cambio, que publicó una fotografía tomada el 21 de octubre dentro de la Casa Blanca, durante una reunión entre el presidente Donald Trump y varios senadores republicanos.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, desmintió luego las versiones sobre una supuesta expulsión de McNamara. “Jamás pronunció la palabra expulsión”, dijo desde Santa Marta, donde acompaña al mandatario en la Cumbre Celac-UE. La confusión, explicó, se debió a la publicación del propio Petro, en la que mencionó la práctica diplomática de que cuando un embajador es llamado a consultas, el representante del otro país también regresa temporalmente al suyo.
En la imagen revelada por Cambio se observa un documento con el título The Trump Doctrine for Colombia and the Western Hemisphere (La Doctrina Trump para Colombia y el Hemisferio Occidental) y un montaje de los presidentes Petro y Maduro vestidos de reclusos. El texto, que habría sido entregado al subjefe de gabinete James Blair, expone una serie de propuestas orientadas a endurecer la política estadounidense hacia América Latina y, en particular, contra el mandatario colombiano.
El documento contiene cinco líneas de acción: designar a nuevos carteles como organizaciones terroristas, apoyar a los líderes proestadounidenses del hemisferio, imponer sanciones a Petro, su familia y sus allegados, combatir las acciones consideradas “antiestadounidenses” y abrir una investigación sobre el presunto financiamiento extranjero de sus campañas. Todo bajo un membrete con el nombre del senador Bernie Moreno, político republicano nacido en Bogotá y actual representante por Ohio.
Petro ha acusado a Moreno de promover en Washington una narrativa destinada a vincularlo con el narcotráfico y a deslegitimar su Gobierno. Según el presidente, el legislador republicano actúa por venganza, recordando que él, en el pasado, cuestionó públicamente a los hermanos de Moreno por presuntas irregularidades en el Banco del Pacífico y en urbanizaciones ilegales en la Sabana de Bogotá. “Se venga haciéndome pasar como narcotraficante. Esto se volvió un problema de seguridad nacional”, escribió Petro en su cuenta de X.
El reflejo de la situación a través de los embajadores
La convocatoria a García-Peña no equivale a una ruptura diplomática, pero sí marca una línea roja. De acuerdo con el profesor Camilo González, internacionalista de la Universidad Javeriana, el escenario de una expulsión del representante estadounidense tendría efectos inmediatos por la regla de reciprocidad. Si Colombia ordenara la salida de la misión diplomática de EE. UU., Washington haría lo mismo.
No obstante, González aclaró que una ruptura diplomática no implica la suspensión de las relaciones consulares, por lo que los servicios a los connacionales continuarían operando.
El académico señaló que un conflicto de esa magnitud podría derivar en sanciones o medidas de retaliación por parte de Estados Unidos. Recordó que esas sanciones no buscan castigar sino presionar un cambio de comportamiento, y que la asimetría entre ambos países dejaría a Colombia con un margen de maniobra muy limitado.
También advirtió que una suspensión prolongada de las relaciones bilaterales afectaría los acuerdos de cooperación internacional y los programas de seguridad conjunta, situando la relación en su punto más bajo en más de tres décadas.
Según González, incluso si no se llega a una ruptura formal, el deterioro actual podría influir en la política interna de ambos países. “Seguramente los Estados Unidos estarán más interesados en romper con el Gobierno que con el país. Pero esto puede ser visto por Petro como una afrenta a su legitimidad”, explicó.
Por su parte, Maria Claudia Lacouture, Presidenta de la Cámara Colombo Americana mencionó que “Expulsar al jefe de misión activaría reciprocidad y pondría en riesgo cooperación (seguridad, comercio, visados). La vía de consultas desescala sin romper canales”.