Aunque queda un largo camino por recorrer en el Legislativo, su avance en la Cámara es un hito: la ley integral trans por fin logra salir del archivo.
En abril, un video estremeció a toda Colombia: Sara Millerey, una joven trans que vivía en Bello, Antioquia, fue arrojada a una quebrada con sus extremidades fracturadas. Sus gritos de auxilio y dolor eran desgarradores.
Esta semana, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en su totalidad el primer debate del proyecto de Ley Integral Trans, una iniciativa legislativa que busca establecer un marco normativo amplio para la garantía de derechos de las personas trans y no binarias en Colombia. La aprobación fue posible tras una votación en bloque de los artículos pendientes, lo que permitió completar el trámite antes del cierre del actual período legislativo.
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Con esta votación, el proyecto avanza al segundo debate en la plenaria de la Cámara, salvándose de ser archivado por falta de tiempo. De los 50 artículos que componen el proyecto, 23 ya habían sido aprobados en sesiones anteriores. Hoy se discutieron y votaron los 24 restantes con la presencia de 21 congresistas, cifra que permitió alcanzar el umbral necesario para la decisión.
La Ley Integral Trans propone garantizar, desde el ámbito legal, derechos fundamentales para personas trans y no binarias. Entre los temas incluidos están: acceso sin discriminación a servicios de salud y educación; modificación administrativa del registro civil para el reconocimiento de la identidad de género; políticas de inclusión para poblaciones rurales y medidas de protección para personas trans víctimas del conflicto armado.
La ley ha sido construida de manera participativa, con aportes de organizaciones sociales, activistas, expertos y entidades públicas y privadas. Desde su radicación en julio de 2024, el proyecto ha enfrentado obstáculos como la falta de quorum y demoras en la agenda legislativa, pero ha logrado mantenerse a flote gracias al respaldo de diversos sectores.
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Incluso contempla iniciativas que podrían disminuir las brechas de desigualdad económica y social que sufre la población LGBT. Por ejemplo, pone sobre la mesa la necesidad de excluir del servicio militar a los hombres trans que cambian su sexo en el documento de identidad.
Derek Álvarez le contó a EL COLOMBIANO que, cuando se dirigió a tramitar su libreta militar, le preguntaron que cómo hacía para tener barba y voz gruesa. Como él, decenas de hombres trans se enfrentan a preguntas ofensivas. Al final, les niegan el documento y no pueden acceder a empleos, lo que los deja en una situación económica vulnerable que no les permite pagar para obtenerlo. Es un círculo vicioso de injusticias.
La madre de Sara, en una intervención en el Congreso, expresó con fuerza: “A mi hija no solo la mató la violencia, la mató también la falta de una ley que la protegiera”. El acto simbólico de nombrar la ley en su honor ha sido respaldado por representantes como forma de dignificar la memoria de Sara y visibilizar las consecuencias de la exclusión institucional.
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A pesar del avance, la sesión no estuvo exenta de tensiones. Algunos congresistas, como José Jaime Uscátegui (Centro Democrático), Luis Miguel López (Partido Conservador) y Karina Espinosa (Partido Liberal), manifestaron su rechazo al proyecto. Argumentaron que la ley podría representar una “imposición ideológica”. Espinosa, incluso, llegó a decir en tono confrontativo: “¿Qué les hemos hecho?”, dirigiéndose a personas de la comunidad trans presentes en las barras del recinto.
Por su parte, López insistió en suspender la sesión, alegando que se estaba tramitando “de afán”, afirmación que fue desmentida por la mesa directiva, que recordó las tres semanas de discusión previa.
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