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Los bloqueos en el Congreso se hacen costumbre: van por lo menos tres en lo que va del año

Van por lo menos 3 veces en 2023 que han saboteado al Capitolio. Rappis, indígenas y exmilitares han tratado de meterse a la fuerza. ¿Quién controla?

  • Por lo menos en tres ocasiones los manifestantes han intentado entrar a la fuerza al Congreso. El episodio más reciente fue este miércoles afuera del Salón Elíptico. FOTO tomada de video
    Por lo menos en tres ocasiones los manifestantes han intentado entrar a la fuerza al Congreso. El episodio más reciente fue este miércoles afuera del Salón Elíptico. FOTO tomada de video
14 de abril de 2023
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El alboroto que se formó este miércoles en el Congreso durante el debate de moción de censura contra el canciller Alvaro Leyva terminó hasta con policías arrastrando manifestantes fuera del Capitolio. Ese bloqueo hizo recordar otros momentos escandalosos en los que en medio de protestas bloquean las entradas, gritan arengas y hasta se amarran a las estatuas.

Esas concentraciones que terminaron en alteraciones al orden público han tenido lugar justo en ese espacio democrático. Lo que ha dado pie para que hasta el presidente del Senado, Roy Barreras, cuestione dichas actuaciones y –por su parte–, el presidente de la Cámara, David Racero, anuncie repercusiones penales. Pero, ¿por qué se toman el Congreso?

Para Carlos Builes, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, es una forma de llamar la atención sobre cómo se está llevando el país; sin embargo, lo más cuestionable es la forma en cómo irrumpen, lo que incluso podría rayar con lo legal y lo peligroso.

El escándalo más reciente fue en la entrada del Salón Elíptico donde una turba de familiares de integrantes de la Fuerza Pública se tomaron la sala para gritar justicia, todos alentados por el representante a la Cámara José Jaime Uscátegui y su hermano, el edil de Bogotá, Julián, ambos hijos del general retirado, Jaime Uscátegui, condenado por la masacre de Mapiripán.

Lo curioso es que Uscátegui hace parte del partido Centro Democrático y la moción de censura fue precisamente citada por ese partido de oposición, es decir que, al parecer, hizo un boicot a su propio sector.

De esa incursión lo que se sabe es que alrededor de 35 personas intentaron entrar a la fuerza al recinto, al punto de casi tumbar la puerta, mientras que el representante que lideraba la protesta vociferaba con un megáfono “Dios y Patria” para mantener los ánimos encendidos. Otro detalle es que si bien el debate contra Leyva era para que justificara su inasistencia a las citaciones que le ha hecho la Cámara, los manifestantes reclamaban por los policías y militares que han muerto en lo que va del año, dos temas totalmente diferentes.

Para el presidente de esa corporación, David Racero, todo fue un “intento de toma violenta” que con seguridad tendrá repercusiones penales porque se puso en riesgo la integridad de muchas personas.

Y en eso coincide la representante Catherine Juvinao, quien además alerta por el peligro que esto representa en un país radicalizado. “Esto es supremamente riesgoso porque en el recinto de la plenaria hay escoltas, personas armadas. Si uno de los manifestantes, desde un dolor legítimo, en estado de alteración comete un acto en donde los escoltas creen que representa un riesgo, tenemos una balacera dentro del congreso”, explicó.

Por su parte, el representante Uscátegui se defendió y dijo que no se trató de una incursión violenta, sino de una manifestación pacífica.

Pero es que esta no es la primera vez que los manifestantes enfurecidos se quieren meter al Congreso. A finales de marzo fueron los domiciliarios de Rappi los que bloquearon las entradas del recinto a modo de protesta contra la reforma laboral.

Este bloqueo fue reportado por el presidente del Congreso, Roy Barreras, quien señaló que los manifestantes impidieron el paso por todos los accesos y cuestionó que con la imposición del bloqueo se violan los derechos de quienes no protestan.

Lo cierto es que antes de la llegada de Gustavo Petro al poder, la Plaza de Bolívar estaba rodeada por unas vallas que separaban al Capitolio, pero fue precisamente Barreras quien en un afán de “acercar a la gente” al Congreso, autorizó que las levantaran sin tener en cuenta que esto podía facilitar que se metieran al lugar en medio de las protestas.

Pero eso solo se notó con fuerza cuando el pasado mes de febrero, profesores indígenas del Cauca superaron el segundo anillo de seguridad y lograron meterse al legislativo. Ese 7 de febrero, mientras los congresistas sesionaban, la Fuerza Pública tuvo que acudir al lugar para controlar la situación.

Frente a todas las arremetidas de los protestantes contra el Congreso, el profesor Builes cree que más allá de la indignación que producen esos actos, lo importante es alertar por la seguridad. “Cuando se irrumpe de una manera no protocolaria, uno tendría que pensar si la seguridad del Congreso si está cuidando a los congresistas porque así como pueden entrar pacíficamente, pueden entrar personas armadas. Estamos en un país vulnerable”, aseguró.

Por el momento, Racero espera emprender acciones ante la Procuraduría y la Comisión Ética contra el representante Uscategui.

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