A pesar de su discurso internacional enfocado en la urgencia de la acción climática, el Gobierno de Gustavo Petro acumula más de medio año de retraso en la entrega de su nueva Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), el documento central que define los compromisos de cada país para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Acuerdo de París. Esto informó el diario El País, de España.
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Colombia debía entregar su tercera NDC antes del 10 de febrero de 2025. Sin embargo, no solo incumplió ese primer plazo —al igual que la mayoría de países, según datos de la ONU—, sino que aún no ha asegurado que la entregará a tiempo para la segunda fecha clave: septiembre, mes en el que se cierra la posibilidad de incluir la nueva NDC en el informe de síntesis global que será presentado en la COP30, que se celebrará en noviembre en Belém do Pará, Brasil.
“La NDC es una herramienta que atrae recursos”, dijo Andrea Prieto Rozo, coordinadora del programa de Justicia Ambiental y Climática de la organización Ambiente y Sociedad, en declaraciones recogidas por El País. Para la experta, entregar un documento “a tiempo, bien construido y con ambición” es crucial no solo para cumplir compromisos ambientales, sino para mantener la confianza de la comunidad internacional y acceder a financiamiento climático.
A la demora se suma un contexto de inestabilidad institucional. Desde que Petro llegó al poder en 2022, la Dirección de Cambio Climático —órgano encargado de coordinar la elaboración de las NDC— ha tenido cinco directores diferentes, y al menos 11 meses bajo una dirección interina. Además, en menos de un año el país ha tenido tres ministras de Ambiente: Susana Muhamad, Lena Estrada e Irene Vélez, esta última como encargada desde agosto.
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Cada cambio ha traído modificaciones de enfoque. Con Muhamad, el proceso era técnico y centrado en bases de datos. Con Estrada, se optó por una metodología participativa a través de 32 talleres departamentales. Aunque más inclusiva, esta estrategia se anunció apenas dos meses antes del plazo de entrega, lo que pone en duda la solidez del documento final. “Es certero, pero muy tarde”, advirtió Prieto.